Capítulo 2 -Claves

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Arqueé mi espalda y me comencé a retorcer de dolor. Shawn se levantó y me dejó en el frío suelo mientras se iba retirando y a la ve cerrando la gran puerta de metal.

-Dulces sueños, muñeca. –Dijo por detrás de la puerta mientras reía malvado.

Cómo mis pies estaban atados con la soga se me hizo difícil dirigirme a la sucia cama, pero luego de bastantes intentos al fin lo logré. Me recosté en ese colchón duro y sucio y traté de cerrar mis ojos aunque me fuese imposible, sabía que iba a morir estando aquí. Al fin pude cerrar los ojos y dormir en esa maldita y asquerosa cama.

(...)

Shawn abrió la puerta de una patada hasta que logró despertarme.

Tenía ganas de llorar de nuevo, no entendía para que me necesitaba, ni tan siquiera entiendo porqué me tiene aquí con tantas mujeres que hay en el mundo.

Me agarró del brazo sin decir ni una sola palabra y me tiró al suelo de nuevo.

-¿Podrías dejar de llorar? –Musitó– Llorando no vas a lograr que te libere.

-Me estás haciendo daño -Contesté al borde del llanto- Por favor, para –Traté de hablar con aún el pañuelo amarrado en mi boca, aunque apenas se llegó a oír un murmullo.

Shawn dio un paso atrás y me levantó del suelo pero está vez hasta dejarme en el aire mientras me sostenía con sus grandes brazos tonificados. Quitó el pañuelo de mi boca y solté un fuerte suspiro.

-¿Tú crees que me importa lo que te llegue a pasar? –Rió descaradamente-

Tanto que me molesté y empecé a insultarlo sin pelos en la lengua.

-Eres una hija de puta. –Gritó enfadado– Vas a quedarte conmigo hasta que te pudras –Añadió agarrándome del cabello hasta que varios de ellos quedaran en su mano.

-Eres mi maldita prisionera, y vas a hacer lo que yo diga, te guste o no.

Agarró una cerveza y se la bebió casi de un solo trago, para luego acabar aplastándola y tirándola al suelo.

-Al menos quitame estas malditas sogas –Gruñí.

Él se acercó a mi y bruscamente quitó las sogas de mis manos y de mis pies. Estos se encontraban morados ya que la sangre se quedó ahí estancada sin poder circular.

-Si planeas algún intento de escape te va a ir muy mal, tú no sabes de lo que soy capas. ¿Oíste? –Alzó la voz.

Asentí intimidada y luego salió de la habitación tumbando la puerta.

Dejándome ahí tirada, como un perro.

(...)

La angustia invadió mi cuerpo, llevaba dos días sin comer ni un solo grano de arroz, dos días sin beber agua y dos días sin asearme.

Tampoco sabía nada de Shawn en estos dos días, aunque eso no me preocupaba ya que para mi es mejor no tener que aguantarlo a él, ni a lo que decía.

Me acerqué a la puerta de lahabitación dónde me encontraba y traté de abrirla, cómo no pude hacerlo la curiosidad me envolvió completamente. Escuché un ruido en la puerta principal y salté de un susto, por lo que volví a sentarme en el suelo y permanecí callada.

Shawn entró a la habitación.

-Necesito que me des las claves de todas tus tarjetas de crédito. –Me jaló del brazo y me sentó en la cama.

Me entraron ganas de reír, era la primera vez en esta semana que quería reír. Me había propuesto mostrarme fuerte delante de él, para que no me viera como una mujer débil a la que puede manipular a su antojo.

-¿Me has oído? –Preguntó exaltado. A Shawn se le estaba agotando la paciencia y no iba a aguantar a que yo lo tomara por tonto.

-No voy a dártelas –Musité apunto de reír.

-¿Te hace gracia? –Dijo acercándose a mi de forma intimidante.

Agarró mi cuello y me levantó de la cama apretándome con fuerza contra la pared.

-Dame las putas claves. –Añadió apretando con mas fuerza mi cuello.

Volví a sentirme débil, la fuerza que el utilizaba podía conmigo. Siempre acababa haciendo lo que él decía, pero esta ves va a ser muy diferente.

–He dicho que no voy a darte las claves.

Prisionera [Shawn Mendes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora