Capítulo 26 -¿Estás Lista?

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Al salir de la ducha solté un leve suspiro.

<<Necesito más, quiero más>>

Cuándo asesinas a tu primera víctima vas a querer seguir asesinando a más, hasta que se convierte en una adicción. Mejor dicho, una droga.

Me vestí con mi ropa usual; pantalones negros, camisa del mismo color del pantalón y zapatos oscuros.

Fuí a mi cuarto de armas y abrí el gran estante que contiene toda clase de objeto homicida.

Escogí un bate de metal, una navaja de mano, un martillo y una katana. Algo simple, así haré a mi proxima victima sufrir, en vez de provocar una muerte instantánea.

Cogí el pasamontallas con un distorionador de voz.

Guardé las armas en mi mochila y la colgué en mi hombro para después salir de la habitación.

-¿Amber? -Le llamé.

-¿Si? -Respondió.

-Saldré.

-¿De nuevo? -Enarcó una ceja.

-De nuevo. -Asentí y dí vuelta sobre mis talones.

Me quedé parado unos segundos de espaldas y después me volví hacía donde ella.

Deposité un beso en sus labios y luego le volví a mirar.

-¿Puedo acompañarte? –Preguntó con una sonrisa inocente.

-Amber –Hice una pausa– Ya sabes a lo que voy, no creo que quieras ir.

-Sé a lo que vas, y quiero ir.

Abrí los ojos cómo plato y luego solté una risotada.

-Hoy te mancharas de sangre, preciosa. –La tomé del brazo y la guíe a mi cuarto de armas.

-Escoge la que quieras. –Sonreí cínico.

-Escogeré esto –Tomó un hacha– esto –Agarró un cuchillo– y por último esto –Escogió una pistola con silenciador.

<<Eso es>>

-Ven aquí. –La guíe hacía mi habitación.

-Ponte esto. –Le dí ropa negra junto con un pasamontañas.

-¿Tienes ropa de mujer? –Rió.

-Sólo era por si alguna día la necesitabas. –Confesé– Ahora cámbiate.

Asintió con la cabeza y fue hacía al baño para poder cambiarse.

Finalmente lista se dirigió hacía mi.

-Antes de irnos necesito enseñarte algunas cosas. –Hablé.

(...)

-Tenemos carnada. -Miré a un grupo de cinco chicos en una esquina de los árboles.

-¿Estás lista? -Susurré colocándome el pasamontañas.

-Lo estoy. -Suspiró y se colocó su pasamontañas.

Saqué el bate de metal y coloqué las armas en un lugar en dónde pudiera sacarlas con sencillez.

Amber agarró el hacha con sus dos manos y la pistola la guardó en su bolsa trasera.

-Iré yo primero, cuándo te haga una seña sales.

-Vale, estaré observando.

-Quédate ahí, no te muevas hasta que yo diga.

Salí y me dirigí hacía mis próximas víctimas.

-Buenas noches, putitas. -Me paré en frente de los chicos y tomé el bate con mi mano izquierda para golpearlo levemente en la palma de mi mano.

-No hagan ningún movimiento, porque al que lo haga le sacaré los putos ojos y se los daré a los cuervos, ¿Entendido? -Golpeé a un chico en la pierna hasta que su rótula se partiera a la mitad.

Asintieron con su cuerpo tembloroso y se quedaron inmóviles.

-Cada uno de ustedes morirá. -Saqué la katana y se la clavé al pelinegro en el estómago, luego la retiré, dejando caer sus intestinos.

Un chico trató de huir, pero yo lo detuve parandome en frente de él.

-Oh, oh, tú intento de escaparse ha sido fallido. -Hice un puchero fingido y agarré la navaja para luego clavarsela en su ojo derecho.

Agarré las tripas del chico al que traspasé con la Katana y las envolví en el cuello de este, luego tiré de ellas hasta asfixiarlo. Saqué el martillo y lo clavé en su cabeza, para después hacerlo en su estómago. La sangre salpicó inmediatamente en mi rostro y a las próximas víctimas. Saqué la navaja de su ojo y comencé a quitarlos.

Al tener los dos órganos en mis manos los tiré al suelo dónde los cuervos comían, y a los segundos volaron hacía su carnada y los empezaron a digerir.

-Se los dije -Pasé el metal frío de la Katana en el cuello del chico de cabello rubio, apenas rozandolo- Yo no voy en broma.

-¡Suéltame idiota! Llamaré a la puta policia. -Dijo aquél chico.

-No me digas lo que tengo que hacer. -Volví a pasar el metal de la Katana en su cuello, pero esta vez con fuerza. Hasta degollarlo.

Su cabeza se hizo hacía atras por la gran abertura de su cuello.
Al observar, toda su garganta quedó completamente abierta, hasta llegarse a apreciar su tráquea.

Los demás chicos sollozaban y suplicaban por su vida, cómo lo hacen todos.

<<Ya tengo dos menos>>

-Dejaré que mi chica se encargue de ustedes dos. -Chisqué los dedos y Amber salió de su escondite.

Se acercó a uno de ellos y clavó el gran hacha en su rostro, hasta desfigurarlo.

<<Vaya que la entrené bien>>

La sacó y luego la clavó en su estómago, al hacerlo lo jaló hacía la derecha para que este se abriera a la mitad.

-Eso es, rompele la pierna. -Inste mirando la escena.

Esta sin chistar quebró su pierna con su pie, de una patada.

<<Sigue, sigue, sigue>>

Dió un golpe en su rostro y el chico se desplomó en el suelo.

-Sólo nos queda uno. -Miré al último chico de pies a cabeza.

Este gimió de angustia y tapó su rostro con una de sus manos.

Amber sacó la pistola con silenciador y apuntó en la cabeza del tipo.

-Vamos, cómo te enseñe. -Sonreí con malicia.

-¿Últimas palabras? -Recargó el arma.

<<Excelente>>

El chico guardó silencio, mientras lágrimas caían por sus mejillas.

-Tu tiempo se ha acabado. -Jaló del gatillo.

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¡Hola mis Chonitos! ✌

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Así que estén pendientes.

Si te agrada "Prisionera" o tal vez cómo escribo, la próxima historia será exclusivamente para ti.

"La Quinta Habitación [Shawn Mendes]"

"¿Te atreverías a entrar?"

PRÓXIMAMENTE...

Prisionera [Shawn Mendes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora