Ya para ese momento un auto nos estaba esperando y vi como hablaba con alguien para que se lleven su auto.
Cuando llegamos a su suite mi ultimo recuerdo es Keana abriendo una botella mas de champagne y después, oscuridad.
Me despertó la claridad que se filtraba por la ventana y no pude evitar tomarme la cabeza cuando la sentí pulsar, recordé la noche anterior, y lo borrosa que se hacia cada vez que intentaba ver las ultimas horas de nuestra noche.
Reuní las fuerzas que pude y me moví un poco notando un cuerpo a mi lado, al momento en el que lo note, enseguida mis manos fueron a por todo mi cuerpo para ver si estaba desnuda y había cometido una locura debido al alcohol, la calma regreso a mi cuando note que seguía vestida con la misma ropa de ayer.
Me quede de frente a Keana y la contemple dormir, es estupido comparar entre dos personas, pero siempre tuve una debilidad por las chicas que duermen tan perfectamente, como si se tratara de una película, inclusive con la resaca que sabia que iba a tener al despertar seguía estando hermosa y perfecta.
Vi como lentamente abría los ojos y como los volvía a cerrar a causa de la claridad, intento nuevamente hacerlo y fijo su vista en mi.
-Buenos días Lo, te apetece un champagne- me dijo con una sonrisa, a lo que yo de inmediato respondí.
-Sabes que estaba tratando de recordar si dejamos alguno la noche anterior- ella solo sonrío y realmente me hizo sentir mejor.
-Voy a darme una ducha y mientras tu puedes pedir de desayunar, si?- me pregunto mientras se ponía de pie y volvía a caer debido a la misma jaqueca que compartía conmigo.
Se estiro para sacar de no se donde unas aspirinas y con mucha fuerza de voluntad se levanto dirigiéndose a la cocina para así beber un poco de agua. No pude evitar mirar cuando se levanto y sus piernas hicieron acto de presencia. Unas de las tantas cosas que me volvieron loca de Keana en los comienzos eran sus torneadas piernas, que hacían que las mías tiemblen.
Al instante que me di cuenta que me la quede mirando, trate de distraerme y me levante sin recordar el dolor que se hizo presente al instante, tome de las aspirinas que tenia y fui a beberme una botella entera de agua mineral, al acabarla volví a tirarme sobre la cama y el sueño me volvió a dominar.
Volví a despertar debido a los constantes llamados de Keana.
-Dios! si que no has cambiado nada, te sigue costando horrores despertar- Me dijo sonriendo mientras veía como gotas caían de su cabellera.
-Hay cosas que jamas van a cambiar- le respondí con un guiño mientras me adentraba a la ducha y la escuchaba reír.
Ya en la ducha pude recuperarme un poco de la resaca que seguía persistente y sin muchas ganas de irse, me hundí en los recuerdos del día anterior, los hermosos momentos que pase con Camila, su sonrisa, sus besos, la forma tan única que tenia de hacerme sentir estando a su alrededor, pero también recordé a Michel, la razón por la cual jamas me pertenecería.
Salí de la ducha con la idea fija de que iba a terminar todo con Camila porque sabia que la única que terminaría mal seria yo.
Decidida di unos pasos fuera del baño y Keana que iba a hablarme de repente perdió el habla, me escaneo de arriba a abajo y no pude evitar sentirme deseada, y que me gustara.
-Has de causar muchos paros cardiacos cada vez que te apareces así- me dijo volviendo a recuperar su compostura.
-Eres una idiota, los únicos paros cardiacos que pude conseguir producir fueron cuando trate de sacar la licencia de conducir.- le dije recordando uno de nuestros momentos mas lindos.