CAPITULO XXVII

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Durante una semana mi casa, la recamara y parte del invernadero se lleno de rosas rojas, mi padre estaba exasperado con tantas flores por todas partes, mi madre me susurraba el hermoso detalle que él tenia conmigo y yo solo sentia mi corazon latir con los jarrones llenos de flores y las pequeñas notas escondidadas en las tarjetas, escritas con una hermosa caligrafia

"Te conocí y a partir de entonces no quise otros besos, no quise escuchar otra voz, ni ver otra sonrisa"

"No solo estaré para ti cuando me necesites, estaré siempre"

"No sé si vivo para pensar en ti o si pienso en ti para poder vivir..."

"Cuando alguien te hace una mejor persona, sabes que esa persona debe estar en tu vida, así me pasa contigo"

"Tienes un "no se qué", que me encanta..."

"Esa necesidad que nunca se me quita de tenerte cerca..."

" Y cuando llegue el final de nuestra relación, me voy contigo o te vas conmigo, tú elijes..."

Los días estaban pasando volando, las familias se habían puesto de acuerdo para Colín y yo nos viéramos constantemente, ellos consideraban que con el trato frecuente pronto nos empezariamos a ver con un poco mas de cariño, cosa que estaba pasando aunque me negaba aceptarlo de que él lo estaba intentando y era bastante simpático cuando se lo proponía, esperaba con ansias nuestra cita de la tarde, después de su horario de trabajo, lograba sacarme sonrisas con sus impudencias, mientras estábamos tomando el te en el jardín de su mansión, empezó a narrarme como escapaba constantemente de sus tutores y un poco de su vida dentro del orfanato, pero sabia que ese tema le dolía por su expresionismo  

- no puedo creer que hicieras eso - dije sorprendida - como te toleraban tus tutores

- mi padre les paga el triple, pero era incontrolable para ellos, sin embargo cuando entre en mi adolescencia empece a cambiar un poco madure antes de tiempo, David me entreno pata ayudarlo lo antes posible, era un maestro excelente - se notaba que adoraba a su padre - me mando a hacerme cargo de las importaciones, mi padre cayo enfermo y yo me veía en la contaste obligación de viajar debido a que el no lo podía hacer

Pasamos casi toda la tarde en el jardín conversando, seguía contándome de sus hazañas y lo mucho que le gusto conocer el mundo con sus propios ojos, fue un chico muy liberal y mujeriego según sus propias palabras, pero prudente de sus acciones lo que menos deseaba era mas muchachos como el, desprotegidos y sin hogar 

- pero ahora que te conozco, quisiera sentar cabeza y tener mi propia familia, con mi padre claro - tomo mi mano - dime que ya tienes una respuesta, mañana por la noche es es el baile de mascara al otro día anunciaremos nuestro compromiso por favor Charlotte - se acerco poco a poco y cuando por sus labios iban a tocar los míos se escucho un pequeño grito 

- Colin estoy aquí amor mio - la voz de una muchacha me regreso a la tierra de golpe, me gire para ver de quien se trataba y pude ver a Mariana viéndonos fijamente 

- Amor - dije con sarcasmo - creo Conde que lo buscan, sera mejor que me retire, se hace noche y yo salgo sobrando 

- no espera Charlotte por favor solo 5 minutos y aclarare esto 

- pero Colin, no te da gusto verme - dijo mariana lanzándose a los brazos de - gracias por mandar por mi y sacarme de ese horrible convento, pero quien ella es la que me daba clase de bordado, como se conocen 

- yo los dejo solos creo que tienen mucho de que hablar 

- Chorlotte te llevare a casa - dijo el en tono de suplica, pero al ver a Mariana aferrada a su brazo decline todo lo que pudiera decir en ese momento 

Amores TraicionadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora