CAPITULO XII

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Marco se fue a su habitación de siempre la cual ya estaba acondicionada para su llegada mientras yo me quede pensando, últimamente esteba extraño, siempre me reñía, era tan fácil que los dos acabáramos en pelea, él siempre me había considerado una chica bonita y muy sensata pero últimamente parecía que todas las decisiones que tomaba le molestaban y me trataba como una chiquilla, pero mas que la actitud que tenia en mi pecho sentía un dolor cada vez que me rechazaba

Con una sensación extraña en el pecho me fui a dormir, en cuanto amaneció me coloque un traje de montar y pedí que me ensillarán un caballo y salí a todo galope, cuando volvía a la casa no podía dejar de pensar en los ojos azules de mi primo, en que me miraba últimamente como si quisiera decirme algo que no se atrevía, pero por que no confiaba en mi como antes, cuando se fue de la casa juro volver como un Duque muy rico y estaba cumpliendo su objetivo, mi primo era guapo, gallardo, lleno de vida y de repente para el galope de mi caballo, yo no debería pensar así, no debía el era como mi hermano y yo no podía tener ese tipo de pensamientos 

Cuando llegue a las caballerizas, escuche la voz de Marco pero no estaba solo, vi una cabellera rubia que lo acompañaba y pude oler un perfume que reconocía perfectamente, ese aroma escandaloso, lleno de notas almizcladas que parece una mezcla extraña y que se queda impregnado durante horas en la nariz 

- vamos Marco, no vas a decirme que no te gusto, tus reacciones me mostraron otra cosa - aquella voz, savia que era ella, nadie tenia un voz tan molesta para mis oidos, Clarisa era una vieja compañera del convento y la mejor amiga de mi hermana seguramente llego antes para ayudar con los preparativos de la boda de Jane - solo quiero hacerte sentir tan bien como aquella noche

- no se trata de eso Clarisa, se trata de que no siento los mismo por ti, esa noche me deje llevar, estaba un poco tomado - por que los hombres siempre justificaban sus acciones con el pretexto de que estaban borrachos - ademas alguien puede vernos 

- pero Marco nos divertimos tanto en aquella velada en Londres, se que estabas un poco tomado y yo de igual manera pero no la estábamos pasando tan bien, si esa vieja no nos hubiera interrumpido - en ese momento vi como se lanzo a los labios de Marco y como el reacciono a ese beso y la trajo hacia él y de repente la sensación de malestar volvió a mi pecho 

Yo no podía creer lo que veían mis ojos y por Dios Marco había tenido amoríos con Clarisa no podía creerlo, esto era demasiado para mi, Clarisa no era una enemiga para mi, pero mi pecho sintió un profundo dolor, me sentía traicionada y no entendía el por que, no lograba comprender aquel dolor que empezaba a sentir, pude sentir como lagrimas salían de mis ojos, inmediatamente las limpie, trate de salir sin hacer ruido pero mi caballo relincho como suplicando descanso, inmediatamente se separaron y voltearon a verme, Clarisa puso cara de inocencia y corrió a abrazarme 

- por Dios Charlotte, que gusto verte, te estaba buscando para saludarte, pero me encontré con Marco ya sabes lo buen conversador que es, bueno tengo que ver a Jane para los preparativos de la boda - salio de las caballerizas y le guiño un ojo a Marco

-Charlotte yo - balbuceo Marco - lo que viste no tiene importancia, yo no tengo nada que ver con ella, pero es solo...

- no necesito explicaciones, tu eres un hombre libre, soltero, el cual no tiene ningún compromiso, solo te pido que respetes la casa de mis padres - me di la vuelta para salir de las caballerizas y alejarme de el lo antes posible, pero rápidamente me dio alcance 

- es que Charly, pequeña - dijo como suplicando, pero eso me enfureció

- ahora si soy Charly, vuelvo a ser pequeña, después de que llevas días tratándome como un bloque hielo - grite furiosa - tus cambios de humor me están dando dolor de cabeza, ademas no puedo creerlo estabas coqueteando con Clarisa, cuando sabes perfectamente su reputación, te puede meter en un problema Marco 

- no te permito que me levantes la voz, te recuerdo que se como manejar mis relaciones no soy un chiquillo - me grito y solo lo pude mirar con furia - sabes que es cierto, yo no tengo por que darte explicaciones, solo eres una niña

me dolió que me tratara de esa manera salí corriendo de las caballerizas, con los ojos húmedos por las lagrimas que salían de mis ojos, nunca me había gritado, el nunca me había tratado como una niña, si no como su igual y ahora me venia a decir que solo era una niña, todo el día fingí tener una migraña y me encerré en mi recamara, no deseaba verlo, pasaron las horas y yo me sentía muy dolida, ni siquiera había tenido apetito cuando de repente escuche que tocaron la puerta, trate de limpiar mis ojos y di la indicación de que pasara 

- quería saber como te sientes -  Alberto entro lentamente al cuarto y teniendo la precaución de dejar la puerta abierta, estaba sorprendida de verlo ahí -  me dijeron que no habías salido en todo el día, se que estas sorprendida pero quería hablarte 

- muchas gracias, no debiste molestarte -  fingí una sonrisa en mi rostro - no es propio que estés aquí lo sabes 

- lo se pero no puedo dejar de estar preocupado y sentirme culpable, parece que estuviste llorando Charly, dime si todo lo de la boda te esta trastornando yo lo entendería y no te obligaría a participar, se que he sido cruel y nunca contemple tus sentimientos, pero no quiero hacerte sufrir mas  

- no es eso Alberto en serio - dije con una sonrisa - tu boda con Jane me alegra y espero que puedan ser felices, solo te pido que tengas mucha paciencia con ella es un poco loca y demasiado temperamental, parece madura pero sigue siendo un poco infantil, sin embargo no es mala 

- lo he ido descubriendo querida, pero entonces entre tu y yo no hay rencores - pregunto un poco dudoso - te aseguro que la amo y mi única meta sera cuidarla y llenarla de amor 

- ninguno, entre tu yo no hay resentimientos ni malos entendidos  -  le di una sonrisa, me puse de pie y me abrazo, lo sentí cálido y sincero 

- gracias Charly, eres muy dulce si me hubiera enamorado de ti creo que hubieras sido una estupenda  esposa pero yo me encargare de buscarte al mejor marido ya lo veras, seras la mujer mas dichosa, claro después de Jane - dijo el y  se fue de mi cuarto dejándome sola, comí un poco de lo que el mando traer para mi y después me quede profundamente dormida 

A la mañana siguiente mi humor no mejoro para nada pero ya estábamos terminando con todo esto por fin, la espera por fin terminaba, mañana Jane se casaría y yo podría regresar a mi vida tal como era, todo se había previsto, para suerte de Jane parecía que nada se interpondría en su matrimonio, mi padre seguía comportándose seco y frió conmigo y yo no entendía el por que, decidí salir a caminar 

cuando me encontraba lo suficientemente lejos de la casa me senté en la base de un árbol, cerré los ojos tratando de descansar, hasta que escuche una voz llamándome, era la voz de Marco buscándome 

-Charlotte podemos hablar - por que seguía intentando encontrarme a todas horas, después de nuestra ultima discusión, me escabullía tanto como era posible, pero me hacia las cosas muy difíciles 

- no tengo ánimos de discutir, puedes darme cinco minutos de paz, creo que ya hemos hablado lo suficiente 

- le quieres - solo solto las palabras sin mas  y creo que lo noto cuando bajo la mirada 

- de que hablas, le quiero a quien - pregunte sin darle importancia 

- por favor Charly no juegues conmigo te hablo de Alberto le quieres, necesito saber si le quieres, la duda me esta carcomiendo, ademas supe que el estuvo en tu recamara 

mi cuerpo se bloqueo por un momento a que venia este interrogatorio por que me preguntaba eso en este momento, ademas parecía bastante informado 

-no - dije en automático

- entonces por que estaban abrazados en tu habitación - pregunto con furia, vi sus ojos y en ellos había cólera como si lo hubiera traicionado, no era que estuviera informado, se había atrevido a espiarme  

Amores TraicionadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora