Ruptura Padre-Hija.

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-¡WARREN, MURFY! -Dije gritando al reconocerlos y salí corriendo hacia ellos como pude ya que aún tenía los puntos, me alegraba de ver hasta a Murfy.

Primero abracé a Warren con todas mis fuerzas, ella era como una inspiración para mí, era inteligente, fuerte, era todo.
Por cierto me encantaba su nuevo pelo rubio.
Al separarme la miré con una increíble sonrisa, aunque le veía algo diferente, la mirada no era la misma, había algo que no me cuadraba, pero decidí no darle importancia.

-Te he hechado de menos pequeñaja. -Me dijo ella.
-No sabes cuanto me alegro de verte. -Le dije volviéndola a abrazar.

Me separé de ella y me dirigí a Murfy.

-Hey Murfy. -Le dije.
-Holaa... -Dijo ofreciéndome su mano pero obviamente la rechacé y le di un gran abrazo.
-¡Oye! Estas curado. -Le dije a Murfy.
-Si, eso parece. -Me contestó sonriendo.
-¿Sara? ¿Que es eso de tu estómago? -Dijo Warren mirando la herida.
-Ah, es una larga historia, me dispararon pero ya me encuentro bien. -Le dije resumiendo.
-Bueno, mejórate, ya me pondrás al tanto. -Dijo lanzándome una mirada de cómplice lo que me hizo sonreír.

Entonces se acercaron los demás, menos Lucy. Todos se saludaron, incluso Tommy y Murfy.
Nos fuimos para el refugio y vi a Lucy alejada de todos, Murfy la miraba SIM saber que hacer, obviamente estaba enfadada con su padre por desaparecer estos meses.

-Ve a hablar con ella. -Le sugerí a Murfy, quien asintió con un suspiro apoyando su mano en mi hombro y se dirigió hacia donde se encontraba Lucy.

Ella ni si quiera la miraba a la cara cuando Murfy le hablaba, espero que tenga suerte.
Decidí dejar la conversación Padre-Hija y me acerqué a donde se encontraba Tommy el cual acababa de terminar de hablar con Warren y ahora estaba solo, me acerqué por la espalda y le abracé, echando mi cabeza en su pecho.

-Hola. -Dije casi en susurro para que me escuchara.

El agarró mis manos con las suyas y se dió la vuelta quedando cara a cara.

-Hola princesa. ¿Como estas con la herida? -Me dijo con una mano posada en mi mejilla.
-Mejor, gracias. -Le dije subiendo mis manos a su pelo.

Acerqué mi cara a la suya, el posó sus manos en mi cintura y besé sus labios, era lo mejor que podía imaginar y aunque fuera algo que hacía diariamente, siempre era algo mágico y cada vez me gustaba más.

Había pasado un rato y seguíamos besándonos, cada vez el beso era más intenso....

¡Tu eres mi razón! /2ª Temp 'Un amor de Apocalipsis' (10k y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora