Capítulo XI

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El año es desconocido. La ubicación también. Todos los registros fueron eliminados.

- Todo listo. - Dijo el Dr. Schröder. - Comenzando secuencia. Son las tres veinticuatro de la mañana con dieciséis segundos. Toma nota del tiempo. - Le dijo a su asistente.

Acto seguido, el doctor comenzó una cuenta regresiva de diez segundos. Los testigos se pusieron los lentes especiales, diseñados para eliminar la intensidad de la luz que produce el dispositivo. Termina la cuenta, y el Dr. Heisenberg asiente con la cabeza, dando su aprobación. El Dr. Schröder acciona el enorme dispositivo, y la maquina comienza a irradiar una luz incandescente, tan luminosa que los lentes no son suficientes, y los presentes apartan la vista cubriendo su rostro para protegerse. Concluye el experimento, y todos miran con asombro los resultados.

- ¡Funciona! - Grito Schröder de alegría.

- No del todo. - Comentó Heisenberg, señalando a una mesa vacía. - Lo siento mucho señor Slim, la fase uno ha fallado, me temo que debemos seguir investigando, aun no estamos listos para probar con humanos.

Sobre una mesa de granito, postrada frente al dispositivo, una estela de humo emanaba incesante. Meade miraba fijamente la mesa, en su cabeza mil ideas cruzaban por su mente, tratando de asimilar las implicaciones y los posibles usos de esta nueva tecnología.

- Cancela todo. - Dijo Slim. - Destruyan los registros. Aquí no ha pasado nada, y nadie debe saber en lo que se ha estado trabajando aquí.

- Pero señor... - Replicó Heisenberg. - Ya estamos muy cerca, con un poco más de tiempo...

- ¿Tienes idea de lo que pasaría si este invento llega a salir de este laboratorio? Fue una mala idea acceder a ayudarle a Stark con semejante proyecto, estoy harto de sus locuras. Honestamente, jamás pensé que llegarían a la fase uno.

- Pero... este dispositivo ayudaría a tantas personas...

- Sí, y también perjudicaría más. Lo siento, pero no quiero ser parte de esto. Tendremos que conseguir el código de Stark de alguna otra forma, pero no de esta manera.

El señor Slim se retiraba, junto con los demás testigos del experimento; miembros del corporativo, y de toda la confianza de Slim. Justo en ese momento llegó Schröder, sonriente, complacido, emocionado por los resultados.

- ¡Es increíble! Sí funciona... ¿Qué ocurre? - Dijo al ver la cara de Heisenberg.

- Empaquen todo, nos vamos. - Respondió el "Profesor Inventillo".

- Pero, ¿Por qué? Hemos hecho un gran avance aquí. El experimento tal vez no haya funcionado como debería, pero nos falta analizar los datos... sabíamos que pasaría, pero apenas es la fase uno, aun no llegamos a la fase dos. Habla con el señor Slim, necesitamos saber qué fue lo que falló. - Dijo Schröder insistente.

- Nos vamos, y no está a discusión. Empaquen todo. - Respondió Heisenberg molesto. Hizo una breve pausa para tranquilizarse, y añadió. - Me disculpo, he estado bajo mucha presión. Escucha, el señor Slim no quiere seguir con el experimento, sin fondos no podemos continuar. Pero empaca todo, y analizaremos los resultados más tarde, te lo prometo... Yo también tengo curiosidad por saber qué fue lo que falló, igual que tú tengo muchas dudas.

 Schröder asintió con la cabeza, y acto seguido se dirigió al área del experimento, habló con los demás científicos, y con los asistentes, para darles las instrucciones que acababa de recibir.

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