Capítulo 20

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Gael.

Conduzco mi auto, hasta llegar a la casa de mis padres. Isabella ha preparado una comida para mí. Veré de nuevo a mi padre, espero que se encuentre mejor de salud, ya deseo verlo recuperado.

Llego, me estaciono enfrente de la casa. Bajo del auto, camino a la entrada. Toco el timbre y me abre la joven de servicio.

—Señor Gael, bienvenido —dice, dejándome entrar a la casa.

—¡Mi amor! —escucho que grita Isabella, también escucho sus enormes tacones golpear por el piso de lo que viene corriendo. Se acerca abrazándome por el cuello.

—Hola, linda. Ten cuidado, algún día podrías empujarme bastante fuerte hasta caer de espaldas —me separo de ella, luego le doy un pequeño beso.

—Lo siento —dice con una sonrisa.

—Cariño, al fin llegas —dice mi madre, caminando hacia a mí con sus brazos abiertos.

—Hola mamá —me abraza.

—¿Cómo está mi bebé? —pregunta. Gracias a Dios, Axel no vino conmigo, si no estuviera burlándose como siempre.

—Estoy bien ¿Ustedes cómo están? ¿Cómo está mi papá? ¿Cómo esta Connie?

—Tu papá, está mucho mejor, el medico dijo que va evolucionando muy bien.

—Eso si es una buena noticia.

—Y Connie, ya sabes, estudiando y siendo una chica rebelde, en un momento aparece, no ha de tardar de llegar de la universidad. Le llame para decirle que vendrías a comer. Ella no deja por nada a su hermanito.

—Lo sé, yo necesito hablar con ella sobre algunas cosas. Espero que se dé la oportunidad.

Pasamos todos a la sala, esperando que la comida estuviera lista. Más tarde subiría a la habitación a visitar a mi padre. Me dio mucho gusto saber que ya está un poco mejor, su salud es lo que más me importa en estos momentos, todos mis proyectos pueden esperar un poco más.

Unos minutos más tarde, aparece Connie. En cuanto me ve lo primero que hace es correr a abrazarme. Yo no sé qué tienen estas mujeres, que se me lanzan cada vez que me ven.

Tira la mochila al suelo, y con una sonrisa en su rostro corre hacia a mí. Se lo que hará, así que me preparo para su llegada. Se lanza, enrolla sus piernas alrededor de mi cintura, me abraza por el cuello aferrándose a mí con mucha fuerza. Yo la tomo por las piernas para no dejarla caer.

—Hermanito ¿Cómo estás? —me dice, sin dejar de abrazarme. Si que pesa esta pulga.

—Muy bien ¿Y tú princesa?

—Ahora mucho mejor que te veo. Te extrañe, deberías visitarnos más seguido —la coloco en el suelo, pero ella pone los brazos en mi cintura para abrazarme con más fuerza. Sé por qué lo hace.

—Connie, vas a enfadar a tu hermano, dale un poco de espacio —la regaña mi mamá.

—Déjala mamá, me gusta que me de cariño —Connie levanta su rostro y me ve con una sonrisa. Se pone de puntitas para darme un beso en la mejilla.

—Necesito a mi hermano mayor, tengo muchas cosas que hablar con él.

—Eso será después de comer —menciona Isabella.

—Escuche algo, pero no sé de dónde provino eso ¿Tu escuchaste algo, Gael? —la veo con el ceño fruncido.

—¡Connie! —de nuevo le habla mi mamá—. No saludaste a Isabella.

Juro Vengarme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora