Capitulo 27

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Alissa.

Es fin de semana, y el cuerpo lo sabe. Si, así es, mi cuerpo sabe que no va a descansar. Hoy es día de trabajo, pero creo que no será tan malo. Ya que el trabajo será en mi departamento.

Ayer por la noche, hemos comprado todo lo necesario. Pintura, brochas, rodillos, muebles, entre otras cosas. Espero que mi habitación quede a como lo tengo planeado. Pensé muy bien en no renunciar, en ese trabajo me pagan muy bien. Le mande un poco de dinero a mi mamá y a mi hermana. Pero todavía me queda pagar estos muebles.

Me levanto de la cama. Son las 6:00 am. Me doy una ducha rápida, me pongo algo cómodo como siempre me gusta. Un short corto y una blusa sin mangas. Me acomodo mi cabello en una coleta alta, un poco despeinada. Esto si es estar cómoda. No como los vestidos y trajes que debo usar a diario.

Salgo de mi habitación, y voy a la cocina. Chelssey ya ha preparado el desayuno. Me sorprende esta mujer, siempre lista para todo. Por eso la amo.

Ambas terminamos de desayunar. Un desayuno muy cómodo y tranquilo. Ella comenzó a limpiar la cocina y yo la sala ya que toda la casa, ha estado un poco desordenada. Pusimos un poco de música para animarnos, mientras limpiábamos. Me gusta la música que tenga ritmo. Nada de música triste que hace cortarte las venas, por sufrimiento de un amor.

Eso me hizo recordar a Gael, y su extraña actitud de ayer. El coraje que irradiaba en sus ojos, fue algo tan extraño que no logro comprender que era. Pero, en fin, eso es su problema y no el mío. Aunque debo de admitir que si me preocupo un poco.

Terminamos de limpiar un poco abajo, no movimos nada de los papeles que había en los cajones, Chelssey dijo que eran de su padre, así que se quedaron donde estaban. Luego subimos a mi habitación donde empezaríamos a sacar las cosas para pintar. Max y Joe no tardarían en llegar para ayudarnos. Sólo sacamos las cosas que no pesaban mucho; los pequeños cajones, parte de mi ropa, maquillaje y entre otras cosas más. Todo era un desorden. Nada más quedaron los muebles grandes y pesados, que eso los sacaran Max y Joe.

—Listo, creo que es todo lo que pudimos sacar ¿A qué hora llegara Max? Porque Joe no tarda —me dice Chelssey.

—Max, tampoco debe de tardar —ambas nos sentamos en el sofá de la sala, a esperar a ese par de hombres.

—Ayer ya no pude preguntarte como te fue con Gael y tu dolor de cabeza. Aunque Gael es tu dolor de cabeza —ruedo los ojos al recordarlo.

—Se me quito el dolor de cabeza un poco —suspiro— Y lo de Gael, todo fue... todo fue muy extraño —recuerdo lo que paso— su actitud Chelssey, fue de una manera que no sé cómo explicártelo. No sé qué paso en ese momento. Siempre he sabido defenderme, pero esta vez él me ha dejado sin palabras. Me domino por unos segundos con su forma tan autoritaria de hablar. Fue como si se le hubiera metido en el cuerpo algún espíritu maligno. Se miraba realmente furioso. No lo había visto en ese estado.

—Yo te lo iba a decir ayer, caramelito. Pero creo que Gael esta celoso —la miro con el ceño fruncido. ¿Gael, celoso? Mi subconsciente ríe a carcajadas. Eso no lo creo.

—¡Estas loca, Chelssey! ¿Como se te ocurre eso?

—Bien ¿Por qué otra cosa te prohibiría algo así?

—No lo sé, no tengo idea —me pongo de pie, y me dirijo a la cocina. La deducción de Chelssey me dejo un poco incómoda y pensando en que sea una posibilidad. Pero eso es imposible. De nuevo en mi mente queda eso. ¿Gael, celoso? No, no eso es imposible, eso no lo creo. Tomo un vaso de la alacena y me sirvo un poco de agua.

Juro Vengarme ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora