8. Antes del sol

1.6K 126 20
                                    




Temari

Desperté por un leve ruido, estaba en una cama desconocida y recordé lo que había pasado la noche anterior, pero Shikamaru no estaba. ¿Si habría sucedido? ¿O sólo era otro sueño más de los muchos que he tenido con él? Miré mi celular, 4:07 am. De pronto la puerta del baño se abrió y salió un hombre divino solo en toalla, se acababa de duchar, me dirigió inmediatamente una mirada.

—No te quería despertar pero tengo que irme antes de que amanezca. No nos pueden ver a ambos salir de aquí.

Se veía muy sereno, no era ni comparación a cómo se veía la noche anterior. Caminó hacia mí y jaló la sábana con la que me cubría. Aún estaba desnuda y acostada de medio lado. Me dedicó una buena mirada y se sonrió de medio lado como dando un vistazo a un menú delicioso. Se sentó junto a mí, en la cama y empezó a deslizar sus dedos desde mi cuello bajando por la espalda, observaba el jugueteo de sus dedos. Eso me hizo temblar de nuevo.

Para distraerme le pregunté:

¿Y ahora qué? Ese hombre te contactará... ¿Y?

Su expresión cambió un poco, se puso más serio pero siguió jugando con sus dedos. Suspiró pesadamente.

—Y... El hecho es que aunque me contacten aún no le puedo avisar a la policía, necesito saber de qué se trata todo esto, qué transportan en esas cajas y tener pruebas. Por otro lado también hay que averiguar quién está implicado, cuántos empleados están en esto.

Dejó de jugar en mi espalda y se concentró en acariciar mis senos.

—Sospecho de Hidan —Shikamaru frunció el ceño— Aún no tengo ningún argumento pero mis instintos me dicen que él está detrás de todo. Además le queda muy fácil falsear registros y manipular a los empleados. Voy a vigilarlo muy de cerca.

Siguió deslizando sus dedos, ahora jugueteaba con mis pezones, se sentían tan naturales esas caricias que me relajé y tranquilicé completamente. Ahora me miraba a los ojos.

—Si hay algo raro no trates de inmiscuirte, tienes que ser ahora el doble de cuidadosa e irme contando todo.

—Yo no soy quien está en la boca del lobo, por favor más bien ten cuidado tú.

Esbozo una sonrisa traviesa y levantó una ceja.

—¿Ahora te preocupas por mí?

Le regalé una sonrisa traviesa.

—Sólo me preocupo porque si te pasa algo me toca conseguir otro empleo y que pereza tener q pasar de nuevo por eso.

Se acercó, me dio un beso, primero era dulce pero apenas lo atraje hacía mi con mis manos inició de nuevo el jugueteo de nuestras lenguas y ese beso empezó a ser apasionado, caliente, delicioso.

Paramos para respirar.

—Aún falta una hora para que amanezca.

—¿Te das cuenta de que aún no te perdono por la amenaza de anoche? Y tendré que castigarte por ello.

Se relamió los labios y me sonrió.

Yo hice una mueca de niña consentida, un pequeño puchero y puse ojitos de cordero.

—¿Serías capaz de castigarme?

De nuevo atacó mis labios dándome un beso aún más profundo, me ayudó a incorporarme y quedé arrodillada en la cama, él estaba de pie junto, no dejaba de besarme y yo bajé por toda su espalda acariciando su piel. Se notaba la fibra de la misma y su musculatura. Me fascina todo su ser. Cuando llegué a la toalla se me antojo pellizcar sus nalgas, eso hizo que diera un pequeño gemido, y luego le desate la toalla para que cayera.

El paró de besarme y me miró serio.

—No tengo otra a alternativa que castigarte.

Suavemente me hizo quedarme arrodillada pero de espaldas a él, yo me recosté en su pecho mientras el cogía mis senos con sus manos completas. Sentía su aliento en mi cuello e instintivamente puse mis manos atrás de su cabeza para acercarlo más.

El dejó de tocarme y con sus manos cogió las mías para separarlas de su cabeza. Luego susurro en mi oído de una forma que me hizo vibrar. Ya sentía húmedo mi interior pero con esto ya todo mi sexo lo pedía de nuevo.

—No, no, no... Haz sido una niña mala y sólo mereces castigo.

Empujó mi espalda hacia abajo así que puse mis manos en la cama quedando en cuatro. El paseó sus manos desde mi cuello hasta mi cola y cuando llegó allí me dio una sonora nalgada. Yo gemí de inmediato. Nunca me ha gustado ser sometida pero esto en especial se sentía demasiado bien.

—Temari mala.

Y me pegó en la otra nalga. De nuevo gemí.

Él comenzó a tocar mi centro y luego repitió las nalgadas mientras se deleitaba mirándome atrás, sentí como me mojaba más y más. Entonces cuando pensé que el placer no podía ser mayor el retiro sus dedos, cogió mis caderas con las dos manos y me penetró de una sola estocada, luego me obligó a bajar más mi espalda para quedar con la cara en la cama y la cola levantada.

Comenzó a moverse en mi interior y de repente sentí otras dos sonoras nalgadas, de ahí pasó a acercarse aún más a mí y mientras con una mano estimulaba mis senos me puso la otra de nuevo en mi centro. Seguía estocándome aún más duro cuando no pude aguantar más y llegué al orgasmo gritando. Quedé temblorosa y él tomó posesión de mis caderas para penetrarme con más ahínco hasta que sentí como se derramaba en mi interior. Hasta el último segundo el traía mi cola más hacia él y al final se dejó caer en mi espalda. Su respiración era tan entrecortada como la mía y de seguido me besó el dorso.

Suspiro y habló con una voz muy suave, casi un ruego.

—Por favor cuídate, necesito que vuelvas a mí.

No supe que decir, mi corazón dio un brinco, sólo tenía ganas de abrazarlo así que me moví para que el saliera de dentro de mí y cuando lo hizo me acomode para seguir arrodillada pero frente a él, le brinde un beso tierno en la boca y lo acuné en mis brazos. El rodeó mi cintura y recostó su rostro en mi hombro. Nos quedamos así un buen rato. Nunca quiero que se me olvide como se sentía su respiración en mi piel, era muy cálida. Necesitaré su recuerdo conmigo porque aunque no se lo dije ya estoy planeando algo para averiguar la verdad acerca de Hidan.

JEFE ENCUBIERTO ShikatemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora