10. Dominando

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Temari

Lista, ya estoy vestida para matar y tengo bien planeado lo que le voy a hacer a ese pervertido, quiero sacarle información pero si me puedo divertir un poco infringiendo dolor a este desgraciado que me desviste con la mirada cada vez que me ve... pues me sacrificaré. (Esto es mentira, en realidad me quiero divertir en grande con todo lo que tengo en mi sucia imaginación para ese cochino).

Cuando al fin me miro al espejo no puedo evitar reírme de cómo me veo. Encontré este traje en internet como "Madame General Dominatrix" y como toda una pervertida apenas lo vi no pude cambiar de página. Me encanta todo de él. Me acomodo la gorra de comandante en cuero negro, la cual hace que mi cabello rubio se vea perfecto. Un maquillaje fuerte resaltando mis ojos verdes y con un labial rojo intenso mis labios se ven totalmente deseables. En mi cuello... un collar de plata ancho, con tejido entrelazado que me hace ver aún más ruda. Sobre mi pecho una blusa camisera de manga corta que da sólo hasta debajo de mis senos, de tela negra, con varios broches plateados y cuatro botones, de los cuales tengo desapuntados tres y aunque llevan la mirada a mis senos turgentes, no dejan ver nada. Abajo entallando mi pequeña cintura más cuero negro con cinturones que me aprietan. Una pantaloneta de tela negra totalmente ceñida y con un cinturón ancho negro igualmente con apliques plateados. Botas tacón puntilla, negras, altas, que me dan más arriba de las rodillas. Guantes sin dedos de cuero negro y que dejan ver mis nudillos. Y lo que más me gusta, un látigo negro que va a ser mi cómplice en las perversiones de esta noche.

Me veo graciosa, rara, pero también espectacular. Me muerdo el labio inferior pensando en lo que diría Shikamaru si me viera así. ¿Lograría seducirlo? ¿Lograría que se dejara "disciplinar"?... ¡Pero que estoy pensando! Suelto una carcajada por todas esas locuras.

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Llego a la bodega una media hora antes de nuestro encuentro. Queda a unos 20 metros de la entrada principal de las oficinas, está llena de cajas de mercancías nunca reclamadas y muchas estibas, hay una buena iluminación con bombillos de tungsteno de color amarillo, alisté lo que necesito es un espacio abierto a la entrada de la bodega. Tengo que vigilar que todo lo que he preparado está bien, especialmente unas cuerdas que me las arreglé para que colgaran del techo, requiero que sean lo suficientemente fuertes para lo que las preciso.

Escucho que llega Hidan, justo a tiempo, se nota que se muere de ganas de estar aquí.

—¿Señorita Temari? ¿Está usted aquí?

Lo estoy mirando por las rendijas que hay entre las cajas, tomo aire y fuerza, tengo que poner en marcha todo lo que leí de esta práctica y aprovechar para sacarle toda la información que pueda. Hidan tiene el torso descubierto, pantalones grises, del cuello le cuelga un collar de plata con una insignia rara y también trae puesto una tela negra en forma de bufanda que le cubre el cuello con una parte metálica en el frente, se ve aún más sádico el tipo éste.

—¡Quédate ahí! —ordeno— ¡No te acerques más!

Con pasos muy firmes salgo de detrás de las cajas y Hidan abre los ojos como platos.

Inicio a avanzar hacia el golpeando el látigo contra mis propia manos, espero verme algo amenazadora. En este momento puedo pedirle lo que sea y lo hará.

—Y bien esclavo, hoy voy hacer que tiembles.

—Señorita Temari...

Golpeo una de las cajas con el látigo.

—Hoy me llamarás Ama, y harás todo lo que diga... ¡¿Entendiste esclavo?!

Si no fuera por el peligro estaría riéndome a carcajadas.

JEFE ENCUBIERTO ShikatemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora