Capítulo 2

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Tome los preservativos y la cajilla de cigarros que había dejado en el mostrador, para pasarla por el lector de precios.

— Son 10 dólares.— Dije una vez que termine.

Me atreví y levante mi mirada, cuando sentí un objeto frio haciendo presión en mi frente.

No pude evitar gritar cuando me di cuenta que me estaban apuntando con un arma. Esto tenía que ser una maldita broma

— Abre la maldita caja y dame la plata.

Tenía mucho miedo. En mi cabeza empezaron a pasar todos los seños y metas que todavía no pude cumplir, todavía seguía en la búsqueda de mi padre y de mis abuelos. No quería morir.

— ¿Que fue ese grito? — Gruño mi jefe saliendo de su oficina sacándome de mis pensamientos.

Cuando vio la situación se quedó estático. Genial, ¿Dónde estaba su testosterona?.

—Tu quédate quietecito, porque la niñata se muere. — Al escuchar esas palabras quedé estática yo también. —No me hagas repetir lo que dije, porque te irá mal. — Me dijo esta vez a mí, en un tono más frio.

Mi cuerpo reaccionó cuando sentí más presión en mi frente y le saco el seguro al arma. De los nervios y lo asustada que me sentía no podía abrir la caja registradora.

Mi cuerpo temblaba. No hacia falta ser muy inteligente para saber que era capaz de cualquier cosa.

Segundos que parecieron horas para mí, al fin pude abrir la caja.

—Inútil — Susurró.

Rápidamente comencé a sacar toda la plata que había. Quería que se vaya de una vez y solo recordar esto como un mal momento.

—Ponla en una bolsa y eso también. — Dijo señalando lo que supuestamente iba a comprar.

Con mis manos temblorosas y un poco torpes, obedecí su orden y puse todo en una bolsa como me pidió.

Cuando por fin termine deje la bolsa sobre el mostrador.

— Buena chica. — Dijo sacando su arma de mi frente. — Nos veremos pronto niñata.

Sin más tomo la bolsa, y se fue.

Cuando desapareció de mi campo visual solté todo el aire que había retenido y traté de tranquilizarme.

—¿Estas bien? —Dijo mi jefe cuando reaccionó.

Se acercó a grandes zancadas hacia mí, para analizarme con la mirada, buscando algún rasguño.

¿Desde cuándo se preocupaba así por mí?

—¿Qué si estoy bien? Claro que no lo estoy. Me acaban de apuntar en la frente con una puta arma, mientras usted sólo miraba. Joder. — Dije furiosa.

Su rostro solo demostraba confusión y sorpresa. Supongo que no se esperaba que yo le gritara de esa manera.

Tengo que admitir que yo también me sorprendí por mi reacción. Soy una persona tranquila y por más que mi jefe siempre me ha estado tocando los cojones nunca le hable mal.

Supongo que fue la adrenalina que quedaba en mi cuerpo por lo sucedido.

—¿Me despedirá?— Le pregunté con un poco de miedo.

—Lo hablaremos después, llamare la Policía. — Dijo alejándose.

¿Lo hablaremos después?, ¿Qué clase de respuesta era esa?, ¿Significaba que si?.

Miles de preguntas pasaban por mi mente.

Me deslicé en la pared quedando sentada en el piso. Respiraba profundo intentando tranquilizarme, pero creo que no estaba funcionando mucho.

La única voz que se escuchaba era la de mi jefe, supongo que estaría llamando la policía. En cambio yo lo único que quería en este momento era estar en mi casa con Ares.

No sé en qué momento comencé a llorar, supongo que estaba tan metida en mis pensamientos que no me había dado cuenta. Mi labio inferior temblaba, no podía controlarlo.

-Están en camino – Dijo mi jefe sentándose a mi lado, ni siquiera levante la mirada me sentía muy avergonzada por la manera en que le había hablado. Me sobresalte cuando apoyo su mano sobre la mía.- Tranquila, no te despediré, se cuánto necesitas este trabajo.

Al oír esas palabras mi cuerpo se relajó un poco, era una de las cosas que más me preocupaba. No podía vivir solo de las carreras.

Sara 2 (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora