Capítulo 16: Entendimiento
La idea de que nuestro contrato solo pudiese durar un año por una enfermedad terminal me estaba enloqueciendo, quería rechazarla, a toda costa, prefería cualquier cosa, pero mi pantalla del móvil estaba ahí, llevándome la contraria.
—Este cacharro es una basura, no se puede comparar con una opinión médica.—Mascullé lanzándolo contra el lado libre del sillón.
Y al pensar en médicos una bombillita se iluminó sobre mi cabeza, ¿sabría Cristobal algo? Era su amigo íntimo y además doctor, si alguien debía tener información sobre su estado de salud debía ser él, aunque, por la forma en que Julien le hablaba, parecía también estar al tanto del tema.
¿Julien o Cristobal? ¿A quién me sería más fácil sacarle la información?
Lo tenía crudo, Julien era un bocazas que hablaba de más, me lo había demostrado, pero ahora no éramos lo que se podría llamar ''amigables'', y seguro que después del puñetazo que le di no me dirigiría la palabra.
Cristobal, por otro lado, por mucho que jodiera admitirlo debido a mis ridículos celos, porque sí, eran ridículos, era un hombre cauto, educado y por supuesto, con una gran ética de trabajo. Y no le conocía de nada, pero lo aparentaba con creces.
Si tenía información confidencial de Bruce, no me la iba a revelar.
Y descartando a estos dos solo me quedaban Radisson, el cual no era evaluable, y el propio Bruce.
Suspiré.
No me quedaría más remedio que esperar a que con el tiempo se dignase a contármelo.
¡Pero cómo iba yo a estar en ese sinvivir! ¡Pensando en una enfermedad terminal! Era una locura, se me desataban las lágrimas por sí solas, y el corazón se me disparaba como si un rayo me alcanzase en plena tormenta.
Aun así, a pesar de mi insufrible curiosidad, no podía abordar a Bruce invadiendo su intimidad, yo no era quién para inmiscuirme en su vida.
Las manecillas del reloj seguían moviéndose, el olor a sopa de verduras ya llegaba desde la cocina, me levanté para probar el caldo y apagué el fogón.
Escuché a Radisson maullar en la planta superior, ese pobre animal no se separaba de la puerta de la habitación.
Subí escalón por escalón llamándole, intentando ''disimular'' mi tristeza para contagiarle un poco de entusiasmo, como si de un niño se tratase
La imagen del felino acostado en el suelo frente al cuarto de su dueño, con una cara de lo más triste y apagada, me desoló por completo.
Su plato de comida estaba intacto, no había comido nada.
—Pequeño Radisson, Bruce se pondrá bien, no te preocupes.—Me coloqué de cuclillas para acariciarle, el animal maulló sin ganas, como si quisiese decir un ''lo que tú digas, pero déjame en paz''.
De nuevo, Bruce comenzó a toser, agarré el pomo empujando la puerta levemente, Radisson se puso en pie y corrió velozmente hasta la cama, sentándose a su costado para lamerle la cara.
—Bruce... ¿te traigo un poco de agua?—Pregunté atemorizado, no habíamos hablado desde el incidente con Julien, me sentía idiota por tomar aquella decisión pero... ¿qué podía decir? A lo hecho, pecho.
—Sí...— Aceptó adormecido.
Fui a por el vaso de agua, subí pensando en cómo disculparme, le encontré sentado en la cama, con las piernas estiradas y la espalda apoyada en el cabecero, se había puesto la almohada detrás del cuello.
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La pesadilla de Bruce
RomanceLa vida de Bruce Hunter es tan perfecta, fría y calculada como todo el dinero que hay en su cuenta corriente. Dueño por herencia tras la muerte de su joven padre, de una empresa de construcción. Soltero de oro, codiciado como nadie, perseguido hasta...