19. Feliz cumpleaños.
Desde la muerte de mis padres, todos mis cumpleaños habían sido tristes, Daniel se había esforzado en sacarme a tomar algo y alegrarme el día, pero mi sentimiento de soledad me asfixiaba tanto que ni siquiera, las buenas intenciones de mi mejor amigo, daban resultado.
Además de, Daniel era lo más parecido a ''el amor romántico'' que había conocido, sintiéndome desdichado por su heterosexualidad.
Pero ahora que había conocido a Bruce, me había sentido liberado de saber, que no estaba enamorado de Daniel, y que lo que no era más que un apego desesperado por una carencia de afecto, ahora podía seguir siendo una sincera amistad, pues me sentía en guerra conmigo mismo, cada vez que mis sentimientos hacia él se contradecían.
Bruce apoyó su mano en mi rodilla a lo que le dediqué una amplia sonrisa, me encantaba conducir, saqué el carnet los primeros meses de contrato, en los que todo iba bien. Mi padre, me había enseñado a conducir a los catorce años, allí en el rancho que solíamos visitar los fines de semana cuando íbamos a pescar, por lo que obtener el permiso fue pan comido.
Aparqué con algo de gracia y Bruce salió del auto, adelantándose para abrirme la puerta y darme paso.
No sabía que me gustaba más, si el Bruce insufrible o el Bruce caballeroso.
—Gracias.
—No las des, lo hago para mirarte el culo.—Me soltó una cachetada que no esperaba dejándome frío y se adelantó a mi paso, dejándome disfrutar de su ancha espalda y sus caderas estrechas.
—Ya decía yo que era demasiado bonito para ser verdad.—Resoplé mientras él introducía las llaves en la puerta y giraba abriéndola.
Todo estaba a oscuras, tal y como lo dejamos, más un olor a carne asada y patatas en salsa me llegó de inmediato.
¿Qué...?
—¡¡Feliz cumpleaños!!— Se escuchó en un griterío a lo que las luces del salón se encendían y un montón de serpentinas y confeti me caía encima.
Cuando dejé de ser atacado por artículos de fiesta, me llevé una alegría al encontrarme a Daniel junto a María, Cristobal acompañado de una mujer de edad adulta, la cual suponía era su esposa y por supuesto, mi Bruce, a mi lado, mirándome resplandeciente, rebosante de felicidad.
—¿Cómo? ¡Que calladito te lo tenías!—Le solté un codazo.
—¡Já! ¿Creías que no me iba a enterar? Lo llevaba organizando desde hace tres días.—Me guiñó un ojo a lo que Daniel fue el primero en darme un abrazo, María imitó su acción, Cristobal se acercó estrechándome la mano, su mujer, la cual se presentó como Leticia, me besó en la mejilla educadamente y Bruce, me envolvió en un cálido abrazo depositando un besillo sobre mi frente.—Felices diecinueves pequeño, que cumplas muchos más.
''Y que todos sean a tu lado'' Pensé, siendo muy cobarde por no poder decírselo.
En lugar de decir lo que pensaba, me dediqué a devolverle el beso, en la mejilla.
Pude ver dos regalos envueltos en papel, uno plateado y otro azul.
—Chicos...—Negué.—No hacía falta.
—Solo es un detalle.—Comentó Cristobal entregándome el de color plata.
Lo abrí descubriendo una corbata junto con un reloj y unos gemelos.
—Son preciosos, muchísimas gracias.
—¡No le regales cosas bonitas! ¡Después se pondrá a ligar con hombres mas jóvenes que yo!—Le regañó Bruce quitándome la corbata.—Oye, me gusta, me va a quedar bien.—Se marchó a probársela al espejo a lo que Cristobal y Leticia se reían mientras yo suspiraba resignado.
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La pesadilla de Bruce
RomantizmLa vida de Bruce Hunter es tan perfecta, fría y calculada como todo el dinero que hay en su cuenta corriente. Dueño por herencia tras la muerte de su joven padre, de una empresa de construcción. Soltero de oro, codiciado como nadie, perseguido hasta...