Dos semanas pasaron de aquello, Abby no pudo salir con sus amigas por el castigo vigente. Supuestamente hoy terminaba pero nerviosa iba a preguntarle sobre la pijamada de Dolly. Recuperó su móvil y no dejó de hablar con Justin gracias a eso, él la buscaba cuando le tocaba retirar a Careen pero su madre le lanzaba dagas con la mirada cuando el chico se le acercaba. Al irse le explicaba que su madre seguía con la locura de cuando escaparon a principios de semana.
Courtney habló con él para contarle lo de esta noche, le pasó la dirección asegurándole que haría lo posible para que Doris la dejara pasar la noche allí. La rubia estaba confiada de que algo bueno saldría de esa relación y, no es que quiera emparejar a su amiga porque sí, lo que pasa es que los veía felices y a ella con sus mejillas sonrosadas por la atención que el ojimiel le daba. La felicidad de Abby también es la suya.
Bieber estaba a días de una mudanza, lo odiaba. Detestaba el hecho de compartir techo con alguien que ni siquiera conocía bien, por lo menos su compañero de piso es su amigo de mucho antes de la universidad. Si seguía con la farsa para el próximo año, tendría que sufrir el cansancio de vivir lejos de la facultad. Su madre intentaba quitarle la intensidad a la situación y su hijo lo agradecía pero no funcionaba, la única manera de que todo se calmen es que lo dejen en paz.
Abby hablaba con su hermano por móvil. Un par de veces Cedric le pidió cosas básicas que le faltaban y se veían muy poco, debido a su castigo y el poco tiempo de él. El chico encontró trabajo gracias a sus amistades pero no volvió a casa porque su madre lo tenía harto con tanta mierda. No hacía lo mismo que antes pero podía salir cuando quisiera sin pedir permiso. Su amigo fue muy amable desde el primer momento que le contó la situación y su hermana mayor le agradecía cada vez que pisaba el departamento.
—Sinceramente creo que ella te rogará pronto a que vuelvas —se volvía una pesadilla que la mujer bebiera a diario. Una tortura para el esposo y la hija, sin embargo, esta última calló eso a su hermano—. Se comporta extraño en mi presencia.
—Está loca, espero que alguna vez se vea la cabeza —a ninguno de los dos le importaba mucho ese tipo de comentarios, al fin y al cabo era la verdad.
— ¿Volverías si te lo pidiera de rodillas?
—Volvería si aceptara que nunca seremos perfecto, la farsa tiene que acabar en algún momento y espero ser el que lo comience —bufó—. Ya, hermanita, acabo el descanso. Te quiero y cuando te levanten el castigo ve a visitarme al depa.
—Claro, también te quiero.
La verdad es que le hubiese gustado alargar la conversación para evitar pedirle permiso a la bruja. Arregló sus cosas por si se negaba, de seguro estaba borracha intentando cocinar como a diario. Le texteó a su mejor amiga para que la esperara afuera en caso de que tuviera que escapar de lo que solía ser un hogar años atrás.
—Estás castigada, no saldrás esta noche —su aliento fuerte junto con sus tambaleos le hicieron darse cuento que esto ya se volvió un problema; ya no era normal que tomara de forma tan excesiva.
—Llamaré a papá, hoy no tengo ganas de lidiar contigo —quería ayudarla pero ¿cómo?
Y la dejó. Llamó a Sebastian y este cedió, tendría que soportar las consecuencias pero dos semanas es mucho tiempo para una adolescente que necesita vida social. El elástico que utilizaba siempre se rompió por una extraña razón, lo conservaba hace más de un año y en esos días se le deterioró muy rápido. Su bolso se ensució en la clase de deporte y no necesitaba sus lápices porque por fin, después de casi tres meses juntándose para estudiar, hoy disfrutarían lo que quedaba de la tarde y la noche entera.
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Sentimientos de una muñeca © j.b.
FanficNo dañes la imagen que me ha costado construir. Biebsirenz 2017 ©