¿Responsable?

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Después de haber mandado a Izaya a la habitación, Shizuo había regresado después de un rato ligeramente mas calmado, aunque su calma había durado poco, el tener ahora a Izaya tan cerca después de aquel beso solamente le había sacado de sus casillas, suspiro tomando ropa para cambiarse y no enfermarse, de igual forma le había dado ropa a Izaya, ambos se daban la espalda mientras se quitaban la ropa mojada y la dejaban en el piso, el frío de la noche se había hecho aún mas presente gracias al agua que seguía cayendo y parecía que empeoraría. Ambos se habían quedado en silencio, ni siquiera querían verse o hablar, solo... 

—Iré a limpiar... —

Izaya solo asintió, se sentó en la cama secando sus pies, incluso sus calcetines habían quedado empapados, veía en completo silencio sus pies pasando la toalla por estos mientras Shizuo levantaba las prendas del piso, se detuvo en las prendas de Izaya subiendo la mirada encontrándose de nuevo con aquellos ojos que tanto quería evitar pero ahora no podía, se quedó estático al igual que Izaya, de nuevo se quedaron callados dejando que la poca luz de la ventana iluminara la habitación en penumbra, se miraban en completo silencio aunque antes de darse cuenta, Shizuo ya estaba encima de Izaya besándole de nueva cuenta. El informante se aferraba a las sábanas mientras seguía aquel beso desesperado que el contrario le había dado, las rodillas de Shizuo se apoyaban en la cama y sus manos a los costados de Izaya mientras su respiración volvía a agitarse en aquel beso.

Pequeños sonidos húmedos se escuchaban junto con chasquidos provocados por el constante choque de sus labios y lenguas, ¿Cuantos besos llevaban después del que había pasado en el baño? ¿Cuanto tiempo tenía Shizuo abrazando a Izaya dispuesto a no soltarle?  

Se separaron al topar con la pared, se veían sin saber que estaba pasando, porque reaccionaban de aquella forma el uno al otro pero no podían evitarlo, Shizuo mordió sus labios viendo al contrario, quería seguir besándolo pero no sabía si hacia bien en hacerlo o no, Izaya le veía de la misma forma aunque se encogió ligeramente de hombros, nunca había sido alguien a quien le importara tener una relación con alguien mas y el hecho de besar tampoco era como si le importara mucho, pero ahora el beso de Shizuo subía su temperatura de formas en las que ningún otro beso había logrado hacerlo, no solía tener encuentros así con nadie, de hecho hacía bastante que no besaba a alguien y quizá solo era eso, solo el... paso del tiempo.

Shizuo suspiro, no podía solamente seguir besando a Izaya así nada mas, seguramente terminaría golpeándole o peor aún, terminaría enamorándose de Izaya a tal grado en donde ya no habría vuelta atrás... se apartó y levantó de la cama tomando la ropa, la llevó a la lavadora para que no fuera a mojar la ropa seca del cesto de la ropa sucia, dejó la ropa en la lavadora y se recargó en la puerta suspirando, junto su frente a la pared y cerró los ojos unos momentos, necesitaba respirar y calmarse

—Maldición... —

Murmuró apretando su mano, regresó a la sala para limpiar todo el rastro de agua que habían dejado ambos al pasar, había limpiado y suspiro revisando los zapatos, esos tendría que dejarlos secarse solos, si los metía a la secadora seguramente se destrozarían o alguna otra cosa, nunca le había tocado secar zapatos hasta ese momento. Rasco su nuca sin saber si debía regresar con Izaya, encendió las luces y revisó la hora, no era demasiado tarde, estaba dando las diez de la noche, haría la cena para ambos ya que todo el día se la habían pasado fuera, comenzó a cocinar atrayendo a Izaya con el olor de la comida, este se sentó en el sofá y encendió la televisión, había cierta tensión entre ambos por lo recién acontecido así que ninguno de los dos sabía como reaccionar correctamente, ambos acababan de besar a la persona que mas odiaban en su vida y ambos negaban la obviedad pero les había gustado. Después de un rato de silencio, el contrario se acercó a Izaya, le dio su cena y se sentó como siempre algo lejos de el para dejarle comer, ambos comían en completo silencio, era extraño que no se estuvieran peleando, pero ahora parecía que cualquier contacto accionaba un botón extraño entre ellos que les obligaba a lanzarse encima uno del otro para juntar sus labios...

Sr. and Sr. HeiwajimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora