Ikebukuro

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—Te contaré la verdad — sonrió Mizuki —Ahora que sé que realmente le odias y que todo lo que pasó no fue nada menos ni nada más que una mentira, después de todo, ¿Quién podría amar a Izaya Orihara? — sonrió haciendo que Shizuo sonriera por igual

¿Quien está tan solo? ¿Quién dice no necesitar a nadie cuando a gritos está pidiendo la ayuda de alguien? ¿Quien sonríe siempre en la distancia sin saber qué decir? ¿Quien? Shizuo siempre había conocido el nombre de aquel que parecía no necesitar a nadie, de aquel que parecía simplemente estar feliz en su soledad cuando era claro que necesitaba a alguien mas, dicen que nadie puede sobrevivir solo, pues él lo había hecho, había estado años y años solo, solo rodeado de aquellos que le interesaban, de aquellos que podía usar como sus meros experimentos, pero Shizuo no lo veía de aquella forma, lo veía como una forma desesperada de intentar aprender a relacionarse con las personas aunque no fuera así...

Sabes, no es interesante... —

—¿Que no es interesante? —

—Estar solamente aquí sentados... —

—¿Y qué quieres hacer? —

—No podemos salir... — hablaba con aquel estómago ligeramente prominente. ¿De hacía cuánto tiempo era aquel recuerdo?

—¿Y? ¿Entonces qué quieres hacer? —

—¡Ah! Hace un tiempo jugué con una niña — bromeaba mientras sonreía buscando su teléfono, aún tenía el nombre y número de aquella niña de cabello café que él mismo había hecho toda una serie de... acontecimientos solamente para entretenerse

—No —

—¿Eh? ¿Porque no? — Izaya le veía molesto mientras fruncía el ceño

—No puedes jugar con nadie, no por tus experimentos o que juegues a hacer amigos, las cosas están lo suficientemente mal como para que comiences a jugar—

Una risilla interrumpió la frase de Shizuo

—¿Jugar a los amigos? No no no, no me creas tan estúpido Shizu-chan, yo no juego a los amigos —

Alguien tan solo que necesitaba mensajear consigo mismo para tener alguien con quien hablar... ¿Porque no solamente aceptaba que necesitaba a alguien más?

—Si — habló Shizuo tomando por sorpresa a Mizuki —¿Quien podría quererle? —

Mizuki le veía con clara alegría, no se había equivocado de persona, había hecho todo correctamente como quería, con algunos cambios claramente, pero más que ello, todo estaba saliendo a la perfección

—Ah, aunque hay una cosa que quiero pedirte — agregó aquel hombre mientras se sentaba encima de aquel escritorio sacando un teléfono móvil —Necesito que rastrees a Izaya —

—¿Rastrearlo? —

Mizuki soltó una risilla al mismo tiempo que negaba —No lo tomes a mal, pero se que siempre has sido bueno identificando el aroma de Izaya y que podías encontrarlo con el simple hecho de que estuviera en Ikebukuro... así que necesito que lo rastrees, como te dije, ahora soy yo el que está encargado de su eliminación —

Shizuo le veía en completo silencio, de nuevo insinuaban que era una especie de bestia o de perro, pero como aquel decía, no debía tomárselo a mal, eso era...

—Bien, pero hay una condición además —

—¿Condición? — Mizuki le veía con clara sorpresa, vaya que aquel hombre era realmente interesante —¿Cual es tu condición? —

Sr. and Sr. HeiwajimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora