El Reencuentro

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<< "Quiero verle, quiero verle" >>

Los pensamientos arremolinados en la cabeza de Shizuo mientras se levantaba, toma a Abdiel entre sus brazos y caminaba desesperadamente hasta la puerta de la habitación que yacía medio abierta, el temblor en sus manos, la ligera desesperación por ver de nuevo a aquel que tenía ya un año sin ver... que rápido pasaba el tiempo, pero, él hubiera deseado que el tiempo ni siquiera hubiera transcurrido cuando abrió la puerta, su vista se centró en aquel de cabello negro que tenía entre sus brazos a su pequeño niño ya con algunos cabellos ligeramente notorios color castaño, con unos preciosos ojos color miel y la piel igual de blanca que parecía a veces tornarse más de su tono de piel, pero a pesar de todo ello, su mirada no pudo evitar bajar hasta las piernas del informante, aquellas que yacían apoyadas en una apoyadera de metal que las sostenía para no tocar el piso.

¿Era una broma cierto? Izaya estaba bromeando... su mirada subió hasta encontrarse con los ojos de Izaya y sin poder evitarlo, cayó de rodillas al piso aún con su pequeño en manos, él, había causado lo peor que se pudo haber imaginado, había hecho lo que menos quería y... antes de poder hablar, algunas gotas caían de sus ojos manchando el piso, se quedó en silencio con los ojos completamente abiertos sin poder ver a Izaya a los ojos, él había causado ello, había tenido constantes pesadillas donde llegaba a tal grado de perder enteramente al informante, pero ahora, ello incluso era peor que perderle enteramente, él le había arrancado a Izaya todo o al menos así lo sentía.

Izaya se mantenía callado, le veía mientras sus niños parecía que romperían en llanto solo por ver a su padre llorando, por ver a su padre encogerse de hombros y, a los ojos de Izaya, parecía que Shizuo quería salir corriendo, ha, ello era lo suficientemente gratificante como para "dejar de mentir" pero él mismo deseaba que aquello fuera una mentira, cosa que no era, todos los médicos dudaban que Izaya volviera a caminar, varias veces se lo habían dicho y le habían dado la opción de ir a clases de rehabilitación, cosa que él mismo había negado una y otra vez, sin importar cuanto lo dijeran, el solo decía que no, ¿Porque? Decía no saberlo pero solo no quería aceptarlo. Se acercó al rubio, bajó a sus pequeños y los colocó en un pequeño corralito que había instalado en aquella habitación, la rabia e ira de Shizuo crecía conforme los minutos pasaron, al menos hasta que sintió aquel par de manos en su cabeza jugando con sus cabellos

Necesitas teñirte de nuevo el cabello, ya se ven las raíces cafés murmuraba mientras jalaba muy suavemente sus cabellos, anteriormente los jalaba casi diario, cuando dormía, cuando corrían o peleaban, vaya que era un "punto débil" de Shizuo. Shizuo no respondió nada, solo las lágrimas seguían cayendo mientras algunos cabellos tapaban parte de su cara evitando que Izaya le viera completamente llorar, ¿Porque ello era tan malditamente complaciente y al mismo tiempo era tan doloroso? Izaya suspiro, tomo sus mejillas y levantó su rostro golpeando sus mejillas ligeramente fuerte, esperaba que con ello dejara de llorar, pero ni él mismo se esperaba que aquel tumulto de emociones que no estuvieron presentes en el hospital, se fueran a mostrar justo en ese momento.

Shizuo se quedó completamente en blanco, la expresión de Izaya lo decía todo o al menos la "expresión" que tenía, no dijo absolutamente nada, solo veía aquel par de ojos como se aguaban y el como Izaya parpadeaba varias veces evitando que alguna lágrima fuera a salir. No solo fue el tiempo, la desesperación y el saber que habían cometido demasiadas estupideces, sino el saber que a pesar de todo ello, el volver a verse cara a cara después de cómo las cosas habían terminado, era desesperante, irritante y quizá hasta doloroso, después de todo, ¿Que podían hacer? Esa noche seguía marcada en ellos, no solo por todo el daño que se habían hecho sino por la misma manifestación de ese daño, Izaya en silla de ruedas, vaya que las cosas no podían ir peor para ellos, ¿O si?

Sr. and Sr. HeiwajimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora