—¿Qué es lo que quieres? — usualmente nadie solía preguntarle eso a aquel de cabello negro, a aquel que siempre sonreía frente a todos y que se encerraba a sí mismo dentro de todo aquello que él mismo había decidido ser, pero, ¿Porque había decidido serlo? ¿Porque no podía ser alguien más? Pues porque él mismo había decidido ello, porque nadie valía la pena lo suficientemente como para hacerle cambiar como ahora lo estaba haciendo Shizuo, como lentamente destrozaba todo lo que él siempre había sido, como a pesar de el paso del tiempo con constantes "interacciones" con los demás, nadie había logrado lo que Shizuo había logrado en un par de años, en un par de tiempo, en algo relativamente corto a decir verdad, en un "corto" periodo de tiempo Izaya había sido completamente destruido de lo que siempre había sido, ¿Como esperaba que reaccionara? Nadie cambia, solo cambia la forma en la que hacen las cosas, pero Izaya había sido cambiado desde lo más profundo de su ser y había sido llevado a algo que él nunca había querido ser, había quitado en parte aquel ego que siempre le había caracterizado como lo que es él, las burlas, la forma de usar a las personas, había incluso llegado a concientizar a Izaya sobre las cosas, sobre sí mismo cuando ello nunca importaba, cuando lo único que importaba era ver como sus queridos humanos cambiaban, se rompían, lloraban, todo con respecto a ellos y nunca con respecto a sí mismo.
—¿Izaya? — la voz de Shizuo le hizo verle completamente confundido, Izaya no entendía nada de ello y no era como si pudiera entenderlo, ¿Porque preocuparse por alguien que siempre se había guiado por sus instintos? Que las cosas que hacía era por mero experimento, porque siempre esperaba ver como los demás reaccionaban, siendo más un factor de la causa que la misma. Shizuo suspiro, no era momento como para preguntarle ello, se veía completamente... ¿perdido? Quizá era la mejor manera de definir él como Izaya se encontraba en ese mismo momento, el ver su expresión, el ver como parecía querer comenzar a llorar, pero al mismo tiempo apretaba la quijada no queriendo siquiera decir una sola palabra, pero temiendo de lo que podría pasar después.
Ninguno de los dos había dicho nada, Shizuo solamente se comenzaba a resignar con respecto a Izaya, ¿Como podría obtener a alguien que ni siquiera pensaba en sí mismo? ¿Cómo podía obtener a quien amaba jugar con las personas más de lo que si quiera podía quererse a sí mismo? Negó al mismo tiempo que soltaba la silla y se levantaba negando
—Solo olvidalo — no servía de nada insistir cuando ni siquiera había una respuesta, cuando sentía que podrían estar jugando con él y más que ello, cuando la presión en Izaya solamente le haría un mal peor. Se alejó yendo al baño, debía atender sus dedos antes de que siguieran sangrando, no era demasiada sangre pero no quería manchar el piso, la sangre era difícil de quitar, ahora solo debía centrarse en aquel pensamiento para evitar sentirse más miserable de lo que ya se sentía.
Izaya por su parte se encontraba aún viendo al piso, ¿Que debía responder? ¿Que debía hacer? ¿Porque ahora toda la atención estaba en él? En él, que siempre estuvo en las sombras, en él que nunca fue el principal actor ni siquiera de su vida misma, el mismo que siempre estaba solo por ahí leyendo algún libro, que siempre... se apoyó en su brazo tapando su boca con algunos de sus dedos, ¿En qué momento había comenzado a sentirse completamente bien? ¿En qué momento aquel silencio en su vida se había ido por un montón de gritos a diario? En él justo momento que había conocido a Shizuo, en el justo momento que Shizuo había entrado a su vida, con Shinra las cosas eran interesantes, para que negarlo, pero con Shizuo las cosas eran aquello que ni él mismo esperaba, eran aquello que podían hacerle correr de un lado a otro siempre riendo, que le hacía tomar un gusto por ver a aquel que siempre intentaba matarle y por más tonto que sonara, por aquel que siempre gritaba desesperadamente su nombre... ¿Entonces qué era eso? ¿Solo era él miedo de perder la costumbre? ¿Solo quería que le siguiera viendo y gritando como siempre? ¿Entonces porque se sentía tan malditamente bien cuando era llamado por aquel? ¿Porque amaba verle de todas las formas posibles más que verle enojado? ¿Porque de toda la humanidad posible tenía que ser él? Sonrió a duras penas, odiaba analizarse a sí mismo cuando su trabajo siempre había sido analizar a todos, odiaba tener que darse cuenta de sus propios pensamientos cuando sus pensamientos siempre iban para todos aquellos que estaban en su tablero de juegos, para todos aquellos de los cuales podía entender y sospechar de lo que harían, pero que ahora habían dos piezas perdidas, dos piezas que quisiera o no admitir, sabía de quienes se trataban, aquellas dos piezas que se habían mantenido quietas en todo aquel tramo del juego, las únicas piezas que no se habían separado sin importar que tanto pasara, sin importar que, su lugar era la una al lado de la otra, algo tonto como él rey y la reina. Aunque ahora no tenía ni idea de que era de sí mismo y aquella pieza que nunca pudo entender... Shizuo Heiwajima... si se podría decir que Izaya tenía una debilidad, era aquel de cabellos teñidos que siempre actuaba como él quería, que sin importarle que causara siempre estaba moviéndose a su gusto y forma y quizá y solo quizá, sería buena idea una sola vez hacer lo mismo que él.
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Sr. and Sr. Heiwajima
Random¿Heiwajima? ¿Desde cuándo Orihara había cambiado su apellido por Heiwajima? ¿Era a caso una especie de broma estúpida donde Izaya solamente quería fastidiar a Shizuo? ... Pues no, no era una broma, ambos enemigos mortales ahora eran marido y... ¿muj...