Un Día En La Vida De Kazumi Y Abdiel.

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Un día, solo un día la vida vista desde la perspectiva de aquellos dos niños, ¿Sería bastante divertido no es así? Pues ello es lo que ellos quisieron hacer, contar su vida, la vida que llevaban hasta ese momento con sus padres y el cómo parecía que aunque las cosas fueran mal o fueran peor, siempre lograban arreglarlo, no por ello les habían terminado contando más de una vez el como aquellos dos habían nacido, el como les habían casado por la mala y lo mucho que "sufrieron" pero no solo ello, sino que ver la vida de sus padres hasta ese momento solía tornarse a veces graciosa, a veces algo aburrida pero siempre con su toque personal.

—¿Cuántas veces he contado la misma historia? ¿Es que no se aburren de escucharla? — mamá siempre cuestionaba lo mismo cada que Kazumi le pedía que contara la misma historia de todo lo que les había pasado mientras que yo solo escuchaba en completo silencio, no era que no me gustara aquella historia, pero escucharla de forma tan repetitiva me hacía notar lo mucho que podía cambiar y lo poco que a veces agregaba mamá, a veces parecía contar partes que nunca había contado pero siempre censuraba todas las muertes que se le ocurrían y otras a veces las olvidaba, era bastante gracioso a decir verdad, pero a pesar de ello, siempre en algún punto papá interrumpia a mamá y le tapaba la boca susurrando siempre lo mismo, nunca lograba entender del todo de que hablaban, pero parecía que nos creía demasiado inocentes como para saber que habían hecho para que naciéramos, o al menos Kazumi lo seguía siendo y eso que era mi hermano mayor, mayor relativamente por unos cuantos segundos

—¡Vamos! ¡Solo cuentala! — insistía Kazumi con aquellos enormes ojos color café, se veía tan adorable que siempre que insistía, Izaya no tenía más opción que contar aquella historia una y otra vez aunque siempre se quedara dormido a la mitad de la historia, sus cabellos cafés alborotados eran característicos de él, además de la clara fuerza que Shizuo con arduo trabajo intentaba enseñar a usar sin lastimarse tanto como él lo hizo, si algo había aprendido, el lastimarse era bueno, pero no quería que su hijo sufriera lo mismo por más que quisiera volverse fuerte y que siempre estuviera alardeando en que sería mucho más fuerte que Shizuo y cosillas así, cosas de niños a decir verdad.

—Se durmió — Izaya susurró sentado en el sofá con Kazumi dormido en sus piernas mientras que Abdiel dibujaba sentado en el piso en aquella mesa de madera, al ver como su hermano se quedaba dormido simplemente suspiro, siempre pasaba lo mismo y siempre se dormía en la misma parte, cuando sus padres se habían separado, Kazumi no sabía toda la historia completa a pesar de tantas veces que había escuchado el inicio y Abdiel tampoco la sabía completa puesto que Izaya siempre se detenía en esa parte, pero, por más que quisieran que él no supiera lo demás, él sospechaba constantemente de sus padres por la silla de ruedas que había encontrado y que recordaba claramente, tenía la mayoría de los recuerdos de cuando era un bebé por muy sorprendente que ello sonara, pero después de todo, ¿Como no lo haría si su "madre" era Izaya Orihara?

—¿Y luego? — cuestionó aquel de cabello negro y ojos rojo oscuro, eran realmente una personificación él uno del otro, incluso parecían sus pequeños clones

—¿Y luego que? — cuestionó Izaya acariciando los cabellos de Kazumi

—¿Que pasó después? —

—Pasó que tu madre me perdonó y las cosas mejoraron — Shizuo siempre decía lo mismo, no era bueno "traumar" a sus niños, pero más que ello, Abdiel siempre los veía con cierta obviedad y desconfianza pero nunca cuestionaba nada, no era bueno y no era parte de la educación que tenía, bueno al menos no la mitad de la que tenía.

Ambos niños tenían siete años, iban a la escuela juntos, viajaban en autobús, siempre estaban juntos y no solo por el apellido les distinguían y no se atrevían a meterse con ellos, sino por el solo hecho de ver a quienes se parecían y con lo peligrosos que se habían vuelto en aquellos años era mejor evitar alguna clase de pelea con aquellos dos niños o siquiera pensar en molestarles. Cada mañana siempre era lo mismo, al único que veían era a Shizuo quien les atendía mientras que su "otro padre" dormía plácidamente en la cama sin querer despertar, incluso a veces llegando a las dos de la tarde y encontraban a Izaya dormido en la cama en la misma posición, encontraban notas de Shizuo sobre que debían hacer y que cuando llegara el ayudaría con lo que restaba de la tarea o de lo que tuvieran que hacer, al menos siempre tenía planeado eso pero nunca podía hacerlo, no porque a aquellos niños les importaba poco despertar a Izaya, siempre iban tras de él, le despertaban y le "obligaban" a ayudar en todo lo que ellos no entendían, en las manualidades y toda clase de actividades que tuvieran que hacer, al menos mientras las cosas eran calmadas. A ambos niños varias veces les había tocado ver como su padre mandaba a volar a medio mundo después de un feroz grito, grito que usualmente era imitado por Kazumi quien corría queriendo ver como su padre trabajaba con aquel que llamaban tío aunque no lo fuera, quien siempre les compraba dulces, algunos juguetes y que soportaba a veces sus presiones mentales y físicas cuando le dejaban al cuidado de ellos cuando Shizuo e Izaya tenían que salir, la vida en Ikebukuro era relativamente calmada cuando Shizuo e Izaya se mantenían ocupados en sus niños, pero cuando estos no estaban, aquella ciudad volvía a ser el caos que siempre debía ser.

Sr. and Sr. HeiwajimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora