— Tu hija... ¡Sarada! Ella es... bueno... una buena chica.
— Ya lo sabía.
— Siempre tan paciente... tan... quiero decir, siempre está ayudando a las personas, en su mayoría, son señores de la tercera edad. Ella... es muy amable, sí.
— Deja de balbucear, me estás volviendo loco.
— Agradece que hablo contigo en este momento. Mejor dicho, agradece que acepté esta misión, porque si hubiera sido por mi, la hubiera rechazado de inmedia—...
— Te extrañé.
— ... P-pues créeme que yo a ti no.
— Muy bien, sigue engañándote de esa manera a ti misma.