Las misiones a tu lado continuaron como tal. Porque no solamente era una, el querido Hokage Naruto Uzumaki remató dándonos aún más tiempo juntos. Al parecer buscaba el día en el que nos reconciliaramos, pero simplemente no funcionaría.
Hundida en mis pensamientos, sentí tu azabache mirada sobre mí, más la ignoré. No podía caer en tus encantos de nuevo, ¿sólo estabas jugando conmigo?
— ¿Falta mucho para llegar? —Cuestioné, con la intención de romper el frío silencio que habitaba entre nosotros.
— Quizá —Respondiste de manera desinteresada en mi pregunta. Esta vez, fui yo quien te dirigió la mirada, pudiendo apreciar tu perfil. Tus mechones de cabello cubrían tu rostro, cosa que de cierta manera, no podía negar que me molestaba.
Iba a abrir mi boca para hablar, más te adelantaste a los acontecimientos y me interrumpiste.
— ¿Quieres volver a la aldea? Naruto me comentó hace algunas semanas que ya no era necesario que me acompañaras.
Aquello fue de mi sorpresa. Al parecer mis conclusiones anteriores eran incorrectas y yo seguía aquí acompañando al hombre que me había mentido. Bufé.
— No perdí mi tiempo contigo para que al final me salgas con eso —Contesté con un tono firme y serio y continué—; quiero seguir a tu lado... para terminar con todo esto, claro.
— Quizá buscas reconciliarte conmigo y no lo has aceptado —Burlaste, a lo cual no pude evitar ruborizarme levemente—. Al parecer estoy en lo cierto.
— Déjate de falsas conclu—...
— No, tú déjate de tonterías. Con todo esto, sólo te mientes a ti misma. Estás siendo atacada por el orgullo y eso es irritante por parte de ti.
— ¡Oh! ¿De verdad? Al menos no fui yo quien prometió cosas que no iban a pasar. ¿Quién es el mentiroso aquí?
Y sin más, aceleré mi caminar. No quería cruzar miradas y no lo haría de nuevo jamás.
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