— Me enteré por ahí que te gustan las chicas con cabello largo, ¿sabes? — Comenté, mientras mi cuerpo colgaba de cabeza en una de esas gruesas ramas del árbol en la que ambos resendíamos en esos instantes.
— Ah, sí. —Respondiste sin más. Conservabas la postura de chico calmado e indiferente de siempre, a la vez de que mi mirada se posaba en ti por algunos segundos.
Una de mis manos pasó por mi cabello, tomando un mechón de éste y acariciándolo por algunos breves instantes. Sonreí burlona.
— Entonces jamás volveré a cortarme el cabello. Una sabia decisión, ¿no crees?
Pude notar cómo te alterabas un poco, pues te sobresaltaste al escucharme.
— Haz...haz lo que quieras.
Y definitivamente, cumplí con mi palabra.