Pasaban las semanas y nuestros viajes continuaban. Había tantas cosas allá afuera que realmente eran increíbles. Desde los paisajes, aldeas y en ocasiones también las personas del exterior. El que ambos descubriéramos esos detalles me conmovía, no había nadie entre nosotros, esta vez no se interponía ni la distancia, ni el tiempo, ni las personas.
Solamente tú y yo, fortaleciendo ese gran vínculo que nos unía.
Así es, unía.