La propuesta y declaración final fue un total flechazo a mi corazón y mis sentimientos. Las lágrimas rebeldes no tardaron mucho en reflejarse en mis ojos, bajando después de algunos segundos por mis mejillas. Me sentía tan destrozada, pero a su vez tan llena y satisfecha. Se trataban de un sinfín de sentimientos encontrados que no lograba explicar ó siquiera identificar con facilidad. Si tan sólo no hubiese sido tan egoísta y terca... las cosas hubiesen cambiado desde hace tiempo.
Mi orgullo se desvaneció por completo. ¿Quién imaginaría una cosa así? Por mucho tiempo, ideé explicaciones posibles de la situación a la que me enfrentaba, cientos y miles, pero ninguna acertó ni siquiera un poco, haciéndome sentir rota. Me cegué por completo y nunca quise escucharte. Y a pesar de mí egoísmo, seguías a mi lado, esperándome. Esperando a que aceptara ser parte de ti. Eran pequeños detalles que me hacían sentir rota, adiós ego, adiós orgullo. Suspiré con cansancio, intentado desvanecer esas lágrimas que sin descanso alguno, se encontraban resbalando una tras otra por mi rostro.
— Lo siento —esa oración fue lo único que por el momento salió de mi boca. No lograba acomodar las palabras y sentimientos que mi corazón sentía, los impulsos querían apoderarse de mi por completo y no estaba del todo seguro que eso fuese muy bueno—. Yo... ah...
Pude sentir tu mirada sobre mi, sin mostrar lástima o remordimiento alguno, sólo compasión. ¿De verdad estaba tratando contigo? ¿La persona frente a mi se trataba del auténtico Sasuke Uchiha o de un reemplazo?
Desechando esos estúpidos cuestionamientos, te devolví la mirada e instintivamente, me acerqué a ti, fue ya decisión tuya el hacer contacto físico cuando con tu brazo, rodeaste mi cuello y me abrazaste, apegándome a ti con fuerza. Tan cálido, tan protector. Resultaba interesante que a pesar del transcurrir de los años esa aura 'cariñosa' -si es que así podría llamarle-, siguiera latente en tu interior cuando se trataba de estar conmigo y sólo conmigo.
— Sasuke —mencioné, una vez que me aferré a ti con fuerza cuando te rodeé con mis brazos—. Ya no quiero vivir separada de ti —confesé, sin embargo, seguías sin deshacer el agarre que nos unía, al contrario, intensificabas éste, como si fuese la última cosa en el mundo que pudieses hacer, así que tal cosa me hizo sonreír.
Nunca pensé que este día llegaría. Me sumergí tanto en los recuerdos que persistían en mi ser y me aferré a ellos como si fuesen lo primordial en la vida. Pero no más, no más engaños a mi misma.
Al ritmo de una sonora y refrescante brisa nocturna, una débil carcajada se escuchó por mi parte, dispuesta a dar la respuesta que impaciente esperabas.
— Casémonos, Sasuke.
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