10. NACEN FLORES EN UN ÁRIDO DESIERTO

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Yuzu continuó estimulando el sexo de Harumin; pero ésta se turbó por un instante.

" ¿Qué fue lo de hace un momento?¿Me pareció escuchar los pensamientos de Yuzuchi?" Se preguntó Harumin mientra Yuzu movía sus dedos dentro de ella.

Yuzu estaba conduciendo a Harumin a la cumbre más deleitosa de placer que jamás ella hubiera imaginado. Se aferró a ella, arqueando su espalda. Pero hacía un instante, pudo "ver",si así pude decirse, a Yuzu pensando en Mei y en lo que sufría por no poder estar con ella en ese momento. Intentó concentrarse para entregarse de lleno a las caricias de su amor, cuando una fuerte ráfaga de viento abrió la ventana de la habitación, dejando entrar una fría bocanada de aire gélido, que la hizo temblar.

-Haru- dijo Yuzu muy suavemente a su oído, a la vez que soplaba en él-vamos a pillar un resfriado si nos quedamos aquí.

-Contigo a mi lado jamás sentiré frío.-Miró la cara de Yuzu, que, inexplicablemente, se estaba volviendo algo difusa, como si fuera un fantasma. Ella no dejaba de decirle con mucha insistencia:

-Vamos, Harumin. Cuando llegue a tres, abrirás los ojos. -Besó su cabello-Uno...dos...tres.

Harumin pegó un brinco, sobresaltada. Frente a ella estaba el rostro de Yuzu; sus ojos verdes llameaban, mirándola con algo de preocupación.

-¿Qué?-Harumin estaba confundida-¿Por qué...?

Estaba acostada en la banca del parque, con la cabeza recostada en las piernas de Yuzu. El helado viento del otoño gemía entre las hojas de los árboles del parque;en el cielo brillaba la luna y las estrellas parpadeaban débilmente. Yuzu le besó la frente.

-Al fin despertaste, dormilona. Parece que tenías un sueño muy agradable, porque te veías tan feliz y tranquila mientras dormías.

-¿Ah?-Harumin se enderezó, sentándose al lado de Yuzu-¿No estábamos en mi casa...?

-No nos hemos movido de aquí. Hablábamos de lo terrible que me estaba saliendo la melodía que estaba tocando, e intenté tocar otra, pero sonaba tan patética que hice que te durmieras. No quise despertarte enseguida, así que te apoyé en mis regazo para que estuvieras más cómoda.

Harumin miraba a Yuzu, totalmente en shock. Se llevó la mano al pecho,respirando con dificultad, tratando de calmar los latidos de su corazón. Una profunda pena comenzó a invadirla.

"Todo fue un sueño. Era demasiado bonito para que fuera real. No fue más que un sueño, un sueño que mis deseos proyectaron en mi mente. No puede ser...se veía tan real."

No pudo contener las lágrimas de amarga desilusión que se agolparon en sus ojos. Tuvo que cubrir su cara con las manos.

-Haru- Yuzu estaba sorprendida al ver el estado en que se encontraba- ¿Qué ocurre?- la abrazó con cariño-Dime qué tienes. Me apena verte llorar.

Harumin no contestó. Recordó que, aún en sus sueños, Mei estaba presente, tenaz y persistente, en los más profundos anhelos de Yuzu. Aún allí Mei era dueña absoluta del corazón de su querida Yuzu, y por eso lloraba.

"Acaso si hiciéramos el amor en verdad, lo más seguro es que piense en ella mientras lo hacemos. Es tan fuerte lo que siente por Mei que llegaron esas vibraciones a mi subconsciente; tal vez mientras dormía deseaba tener a su lado a su hermanastra y no a mí."

Yuzu levantó su mentón, besándola profundamente. Besó sus labios por un largo rato, para que Harumin dejara de llorar. Después, fue secando sus lágrimas con más besos, hasta que Harumin sintió derretirse ante tal muestra de afecto por parte de ella.

CITRUS-UNA CONFESION INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora