28. BOOMERANG

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¡Hola! Tarde, pero presente. Aquí está la actualización tan esperada.  Ahora sí, a leer.                                                                                                                                               *******                                                                                                                                               

..."Siempre he estado sola. He impedido la cercanía de otros porque siempre que me conocían un poco mejor, me catalogaban de "rara". Los únicos que han permanecido a mi lado, a pesar de mi carácter, han sido mi padre y Kouhei. Quizá Yuzu piense que soy una loca al ver que me obsesioné de esta manera con ella, pero ¿cómo no quererla cuando fue lo único que me hizo sonreír en el momento más amargo de mi existencia? Su bonita sonrisa, sus canciones... todo lo que hacía me hizo más llevadera la tristeza por la enfermedad de mi hermano. Cuando ambos, Watari y Yuzu, se fueron, se llevaron mi alegría con ellos. A mi hermano no puedo traerlo de vuelta. Él descansa en la tierra salpicada de rosales blancos que una vez sembré para él, para que lo acompañaran en su soledad, más grande que la mía. Son pequeñas flores que jamás le despertarán, y que yo, cuando las veo y respiro su perfume triste, dejan mis sueños en un estado de sonambulismo extraño.

A veces, envidio a Watari. Su estado le impide sentir dolor, tristeza, rencor. Cuando él se fue, deseé irme también a ese lugar desconocido, que sé es mucho mejor que esta vida amarga y pesada. Entonces, en medio de mi desesperación por su muerte, aquellos ojos verdes y esa alegría innata me devolvieron el deseo de vivir. Y así ha sido desde entonces. Me he acostumbrado tanto a quererla, que no encuentro otra motivación para vivir. Me pregunto si alguna vez seré correspondida, o si llegaré a ser amada por alguien algún día. "

(Extracto del diario de Misaki, pág. 120)

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"Ella está dispuesta a hacerlo

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"Ella está dispuesta a hacerlo. ¿Qué puedo hacer? Está loca" Recordó la excéntrica foto que coronaba el centro de esa habitación tan extraña. ¡De oro y diamantes! Aquello era una exageración.

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CITRUS-UNA CONFESION INESPERADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora