16. Antes del amanecer

1K 84 62
                                    

Alexander Bleu era la clase de persona que no olvidaba sus promesas y se esforzaba al máximo por cumplirlas. Es por eso que, entre todo el caos y el olor metálico de la sangre derramada, se preocupó de que cada hechizo que lanzó no fuera letal, en la eventualidad de que pudiera herir a la pareja de su amiga Luna. Sin embargo, al cabo de unos minutos se había cansado de tanta cautela, pues mientras él se comportaba benevolente con esas escorias, los mal paridos estaban arrasando con sus compañeros.

–¡Nott! –bramó al aire, logrando que uno de los encapuchados volteara la cabeza en respuesta a su llamado–. Te tengo.

Con un hechizo no verbal que actuaba como gancho, el muchacho logró atraerlo hasta su posición y de un certero golpe lo derrumbó, inmovilizándolo con su propio peso para ser escuchado.

–¿Quién eres y qué quieres? –escupió el mortífago removiéndose en el piso sin éxito–. ¡Suéltame, maldita sea! ¡Si quieres pelear, pelearemos, pero quítate de encima!

El auror rodó los ojos exasperado, sabiendo que no tenía una tarea fácil por delante.

–Por todos los hechiceros, Nott, ¡¿Escúchame un minuto?! No tengo intenciones de patearte el trasero, al menos no aún, si te comportas como la gente.

–¡Quítate, maldito auror! –gruñó sin prestarle la más mínima atención–. ¡Quítate de una buena vez!

–¡No hasta que me escuches! –rugió Alex, su paciencia era limitada, especialmente con los seguidores del Señor Oscuro–. ¡Le prometí a Luna que te mantendría sano y salvo! ¡Y eso es precisamente lo que voy a hacer!

"¿Luna?" Pensó para sí el encapuchado. "¿Quién es Luna?" una descarga eléctrica atravesó su cerebro, provocándole una jaqueca infernal que amenazaba con hacer explotar su cabeza. Theodore comenzó a retorcerse de dolor, tomando su cabeza como si quisiera quitársela del cuello, lanzando gemidos desesperados.

–Por Merlín –musitó Alex con el espectáculo–. ¿Qué te hicieron?

Pero no obtuvo respuesta. El hombre estaba demasiado adolorido para recordar incluso su propio nombre. Parecía un gusano al cual le habían echado sal encima.

–Demonios, ponme atención y hazme caso en lo siguiente –ordenó autoritario el auror –. Tú no perteneces a este grupo de asesinos, estás en sus filas contra tu voluntad. Luna es una mujer preciosa que te ama y que te está esperando. No sé cuantos obliviate ya te han conjurado, pero por tu bien, trata de recordar. Y si no es por ti, hazlo por tu hijo.

–¿Hijo? –inquirió Theo sorprendido, sin dejar de afirmar su cabeza entre ambas manos–. ¿Tengo un hijo?

–No aún, pero lo tendrás pronto –informó el pelinegro, esbozando una pequeña e involuntaria sonrisa–. ¿De verdad quieres perderte ese momento? Sé que no deseas estar del lado oscuro, sé que te arrancaste la marca tenebrosa llevándote de paso trozos de tu propia carne por la urgencia que tenías de verte desligado de ese ser despreciable. Lo sé, porque Luna me lo contó. Y Luna lo sabe porque vivió contigo por más de un año, y aún tiene la esperanzas de que vuelvas a su lado, a pesar de que no la recuerdes y que lleve en su vientre un hijo tuyo.

Los ojos de ambos se conectaron fijamente por breves instantes. Theodore buscando la verdad de sus palabras, y Alex asegurando la honestidad de las mismas. El dolor de cabeza ya había cesado, por lo que los dos estaban más quietos que una estatua, evaluándose, estudiándose milímetro a milímetro.

–Gracias –dijo finalmente el mortífago, a duras penas–. Hace bastante tiempo necesitaba saber que había pasado conmigo en esos meses que olvidé. Aún no recuerdo nada, pero esto es un avance. Lo que sí te puedo asegurar es que siempre supe que no pertenecía acá, y ahora lo corroboré, al darme cuenta que no podía asesinar a nadie. Zabini ha hecho la mayor parte del trabajo en esta misión, así que ten cuidado con él, es un sujeto más peligroso de lo que aparenta –Theodore suspiró profundamente antes de continuar–. Ahora mismo no puedo abandonarlos, estoy atrapado sin salida y debo seguir fingiendo a menos que desee que me hagan olvidar que alguna vez tuve esta conversación contigo. Pero puedo ayudarte desde adentro, hasta que encuentre la forma de escapar de ahí sin funestas consecuencias.

Tu VerdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora