Prisionera

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La directora había decidido acudir personalemente al paradero de los padres de Hermione; una noticia de tal magnitud no es para que se haga saber por lechuza, asi que no tardó en saber la ubicación exacta pues aún cuando el profesor Albus llevaba el mando en el colegio, ella siempre se adelantaba para poder contemplar el entorno del futuro alumno que estaría cursando en el campus; sus padres, sus hermanos en caso de tener, pero lo mas importante era analizar al chico en todos sus aspectos tanto psicologicos como sociales. Minerva McGonagall había estudiado además de especializacion en animagia varias ciencias referidas a la psicología de los seres humanos en especial en la niñez, asi que conocía a todos y cada uno de los alumnos gracias a su previa investigación de campo.

Realizó la aparición correspondiente hacia Coronet Cir; calle en la cual los Granger tenían su residencia. Caminaba sobre las calles empavimentadas y un poco humedas por la presión de la niebla sin importarle si algun muggle observaba sus vestimentas tan extrafalarias, la túnica color gris con motivos azules había sido el nuevo modelo de ese dia para poder demostrar su altivez sin dejar el corazón tan imparcial que tenía. Aquella casa de fachada color perla tenía las luces encendidas de la ventana asi como en el estacionamiento donde le padre de Hermione ponía su coche despues de cada jornada laboral, ese dia no había ningún vehiculo debido a que los frenos necesitaban una afinación teniendose que quedar en el taller mecánico para poder repararlo.

La directora llegaba quitandose el sombrero sin dejar la mirada soberviamente disciplinada que la acostumbrada, sus arrugas denotaban no solo la experiencia adquirida a travez de los saños sino una madurez en la total toma de desiciones para aquellos que buscaban la justicia o el buen aprendizaje de la magia. No sabía como hacerse anunciar, asi que optó por tomar su varita para convertir su sombrero en una campanita que sostuvo en su mano agitandola ligeramente pero sin dejar aquella postura tan orgullosa que la caracterizaba.

En ese momento un hombre de mediana edad salía a verificar quien estaba haciendo ese ruido molesto ya que se escuchaba como millones de copas de cristal rompiendose. Aquel señor era alto, su cabello rizado y sus ojos eran oscuros, llevaba ropa casual que constituía de una camisa de  lino blanca sin estampados como pantalón caqui de gabardina; ese hombre había llegado de su trabajo recientemente por la facha que tenía.  -Profesora McGonnagall- El hombre la reconocía al instante invitandola a pasar al instante, mientras que la anciana mujer entraba haciendo al princiopio

No sabía cuanto tiempo era el que llevaba dormida, sus ojos se abrían con dificultad para mostrarle borrosamente un sitio extraño y de lo más siniestro. Parecía que habia sido golpeada por una bludger que algun jugador malintencionado le había lanzado deliberadamente desde kilometros. Sintió sus ojos arder un poco al tratar de enfocar su entorno frunciendo el seño y levantando su cabeza un poco; le dolía el cuello emitiendo un leve quejido tratando de mitigarlo con su mano derecha. Ese instante descubría que no tenia libres sus extremidades; lo que hizo que se alarmara demasiado mirando a todos lados.

-Rayos!- Espetaba tratando de forcejear un poco los amarres deseando tener su varita para convocarla.—Accio - Nada sucedía. Por otro lado pensaba en utilizar un encantamiento mental sin el uso del madero pero su cabeza comenzaba a punzar sobremanera al siquiera intentarlo.

-Donde diablios estoy- Pensaba en voz debil al desistir de desatarse sintiendo que sus piernas tampoco le respondían por las sogas que le apretaban.

En una cama amplia acolchada contemplaba ahora con algo de claridad aquel sitio donde se encontraba; era una habitacion que en su tiempo fue elegante, las ventanas estaban entreabiertas vistiendo unas cortinas satinadas en color perla hueso atados en cola para permitir el paso de la luz que a esa hora estaba tenue dando la impresión de ser aproximadamente las seis de la tarde.

EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora