Alas de Libertad

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No sabía para donde dirigirse, la nieve seguía espesa haciendole complicada la movilidad por aquellos bosques en espera de por lo menos una carretera para poder pedir ayuda y dirigirse al pueblo cercano. Con la varita de Draco Malfoy en la bolsa de la gabardina podría realizar un encantamiento, pero sencillamente no contaba con la concentración necesaria para realizarlo; era lógico que después de caminar demasiado se sintiera exhusta a tal grado que cualquier intento de magia sería catastrófico para ella.

 Pensaba en un principio que la aparición sería un buen medio de transporte, pero si desconocía el punto de destino podría terminar en un lugar mas perdida que en el punto de partida; recordaba las ocasiones en las que había ayudado a sus dos amigos en la búsqueda de los Horrcrux concluyendo que realizaba las mismas con el coocimiento de los lugares donde llegaban a acampar y no ser detectados.

Desafortunadamente descartaba el uso de las escobas, ya que el vuelo no se le daba de la mejor manera y debido a la urgencia de la situación no era conveniente tener un accidente por la prisa de llegar cuanto antes a alguna ciudad cercana. Le parecía extraña esa gabardina que había tomado del perchero de la mansión de Estocolmo; una de color negro que se abrillantaba por el reflejo de la luz como si se tratara de satín parecido a las cortinas de la habitación donde estaba confinada , no era de su gusto totalmente pero debido al frío de perros que se cernía en los alrededores no le quedaba más remedio que cogerlo para cubrirse de él.           

Sentía la boca seca de caminar demasiado y los dedos hechos piedra a causa del viento helado que se intensificaba más con el camino recorrido, pensaba que debería descansar un poco pero eso equivaldría a perder más tiempo del que disponía. Miraba el hielo constantemente pensando en la manera de calmarla; tomó la vartita y conjuró un "Incendio" para poder tener algo de vital liquido y continuar su viaje.

-Solo espero que no falte mucho- Caminaba a paso lento para no desgastarse, aún le faltaban algunos kilometros para encontrar por lo menos una población que por más modesta que esta fuera se le podría  considerarse la gloria en medio de la nada.

Aun recordaba la última expresión del platinado, sus ojos grises vidriosos a causa de lágrimas que había derramado en su habitación.quedaron en su mente como fotografías que llegaban a cada paso que daba en esa espesa blancura que el bosque. El semblante del chico estaba peor que los dias anteriores, el color en sus mejillas de porcelana lo había abandonado asi como su sonrisa socarrona cuando se burlaba de ella;  ahora se sostenía con dificultad al intentar retenerla a tal grado de casi caer por las escaleras de no ser por la fuerza que habia ejercido en sus brazos.

-Draco…- Susurraba la chica apresurando el paso deseando tener alguna brújula para guiarse, pero de monento debía confiar en su instinto de supervivencia y orientación; contaba con el hecho de encontrar algun señalamiento que indicase alguna ciudad aledaña o cercana. -Tengo que resistir… no me queda mucho tiempo, debo hacerlo- Hermione sentía que sus pies le estaban matando a causa del frio y la caminata que estaba hacieendo pero no debíar rendirse si deseaba llegar a tiempo, tenía mucho que hacer pero con el cuidado necesario para no fallar, pues llevaba eso planeado desde que había salido de la mansión de Estocolmo.

Se aferraba a la capa debido al viento frio que  a ventarrones atrasaba el andar de la castaña pero sabía que tendría que continuar; quien diría que comenzaría a extrañar la habitación de mármol y caoba negra donde estaba confinada, incluso el reloj estruendoso sería en ese momento una grata compañía, pero pensaba para si misma que tenía que seguir si deseaba llegar a tiempo donde había pensado.

Se recargó en un arbol para quitarse el exceso de nieve que el aire traia consigo ya que era complicado seguir el paso con aquella tormenta helada; suspiró un poco deseando llegar a donde quiera que fuese con una fogata para despetrificar los dedos que pareciera que con cualquier movimiento se quebrarían como paletas de hielo y se dispuso a reposar un rato antes de proseguir.

EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora