Sobreviviendo a tu orgullo

3.5K 161 6
                                    

Las ventanas comenzaban a reflejar algunas hojas de color marrón que se sostenían dificilmente en su tallo esperando el momento preciso de poder desprenderse, auquel jardin ataviado de alcatraces y otras flores que tan cuidadosamente eran protegidas por las cercas de hierro forjado en color negro divididas en islas para una mejor apreciacion de las mismas.  Las tres fuentes de cantera a pesar de funcionar normalmente, tenían algunas de esas hojas flotando un poco dando un matiz algo desgastado pero a la vez hermoso.

Narcisa continuaba realizando una pequeña manta en punto en cruz que su madre le había enseñado cuando era niña; aunque era una mujer de sociedad y toda su vida estuvo rodeada de lujos, de joyas, de sirvientes y sobre todo de amigas hipocritas que llegaban los fines de semana a jugar canasta , provenía de una familia arraigada a las costumbres antiguas, de la clase donde se aprende por lo basico antes de entrar de lleno en sociedad. Su madre siempre había procurado que tanto ella como Bellatrix recibieran la enseñanza de ser primero amas de casa, esposas y madres.

Bellatrix se caracterizó siempre por ser la mas rebelde, en contra ferviente de las desiciones de su padre siendo tambien la cruz eterna de su madre, las millones de riñas ocasionadas en la adolescencia eran tan solo una muestra de lo problemática que era aquella chica de cabello negro ondulado que a comparación de Narcisa era un torbellino.

Continuaba realizando las manualidades pensando todavía en su hijo Draco quien se encontraba solo en ese colegio que consideraba un infierno, recordaba el mes de septiembre cuando estaba a punto de irse, ese baul de color verde que le alentaba para que tuviera una vida mejor lejos de la maldad en la que Lucius Malfoy los habían envuelto era lo que deseaba superar con un poco de flexibilidad.

Soltaba una lagrima al mismo tiempo que sin desearlo se pinchaba con la aguja que le servía para hacer los trazos del punto en cruz que su manta necesitaba. Le habia dicho a su hijo que retomaría aquellas labores que creyo olvidadas mismas que le servirían para mitigar un poco la soledad en la que se encontraba. Aun conservaba esos vestidos que su marido le había comprado cada que iban de paseo a Londres, ahora se podían considerar de segunda mano o pasados de moda ya que no disponía del capital para poder costearse un modelo nuevo.

La tarde caía apaciblemente mientras ella hacía las labores tipicas del hogar de una ama de casa, constantemente observaba el reloj sintiendo que las horas transcurrian algo rapido debido a la ocupación. En ese momento el porton anunciaba la llegada de alguien, ese día no esperaba vistitas por lo que le sorprendió demsiado al escucharlo; pensaba también que podría tratarse de Draco imaginando que se encontraría en su casa antes para poder pasar las festividades de diciembre.

Como no había elfos domésticos se levantó con suavidad dejando el bastidor en el brazo derecho del sillón donde estaba sentada; como era su costumbre se alisaba los pliegues del vestido de satin negro que acostumbraba y retocaba su cabello para verse presentable, eso era un habito arraigado desde pequeña. Caminó por el pasillo de las habitaciones bajando las escaleras majestuosamente como la dama de alta sociedad y alcurnia que solía ser, su frente en alto fijaba los ojos en la puerta principal esperando que fuese su hijo que llegaba a casa de nuevo, asi no sentiría el latigo de la soledad.

A lo lejos observaba a un hombre afroamericano, alguien que ya conocía en algunas visitas anteriores que le habia hecho para llevarle no necesariamente buenas noticias; su calva lustrada  estaba expuesta a los rayos del sol simulando un gran foco que había estado encendido esperando a que le abrieran. Aquel sujeto era buena persona, gruñon, algo quejumbroso por su mala suerte en la vida pero con el corazón de un noble más imparcial que ningun otro, vestia solo un pantalon color caqui y una camisa a cuadros que denotaban el dia libre que habia tenido.

EstocolmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora