Ya había oscurecido cuando Bella se despertó. Miró a su alrededor y sintió una punzada en su pierna izquierda. Quiso llevar su mano al lugar del dolor pero algo se lo impidió. Un peso. Alguien la tenía agarrada de la mano. Dejó que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, y entonces lo vió. Su jefe estaba allí, a su lado, sentado en una incomoda silla, en una posición más incómoda aún. Con delicadeza se soltó de su agarre y se sentó en la cama. Apoyó los pies en el suelo pero una nueva puntada hizo que volviera a levantarlos. Así que desde su lugar estiro el brazo y poso su mano en la mejilla de Eric.
Leo estaba más que preocupado por su hermano. No se había movido en todo el dia del lado de Isabella. Había sujetado su mano toda la tarde, y en ese momento dormía sentado en una silla, velando su sueño. Tenía la intención de insistir en que se fuera a acostar, él mismo se quedaría con la joven si era necesario. Abrió despacio la puerta y se sorprendió al ver a Bella sentada en la cama, acariciando a su hermano dulcemente en la mejilla. Sonreía con una expresión que no supo identificar. Se quedó mirando, esperando el próximo movimiento de la joven. Ella levantó la mano y le dió un corto golpe en la cabeza..
-Señor Campbell?...Señor Campbell?!
-Que pasó?!- Eric se despertó sobresaltado.
Leo tuvo que salir antes de que su risa lo delatara. Esa chica era especial, de eso no había ninguna duda. Negando y con una sonrisa, se fue a su habitación. Tal vez, después de todo, Eric si había encontrado a la mujer ideal.
-Está bien, señor?
-YO?!
-Si, se ve incómoda la silla.
-Como te sientes, Bella? Te duele la pierna?
-Un poco... qué pasó?
-No lo se. Jovita cree que puedes haberte lastimado en el gallinero.
-Puede ser, pero no pensé que fuera tan grave.
-Ya está. Vino un doctor y curó la herida. Te puso una vacuna, porque no sabía si la tenías. No recuerdo cual.
-Ah, gracias.
-No te das una idea de lo asustado que estaba, estabas volando de fiebre. Delirabas.
-Dije algo?
-Incoherencias...-dijo pensando en sus palabras "no sirvo para nada"; "no quiero estar sola". Eric la miraba intensamente.
-Gracias por cuidarme, señor. Pero no tiene que quedarse. La silla se ve realmente incómoda para pasar la noche.
-La otra noche no tuviste problemas con que me quedara- Bella se sonrojó.
-La otra noche no estaba su hermano.
-Me voy a quedar, Bella, por si sube la fiebre. No voy a morirme por pasar una noche sentado en una silla.- dijo al ver su incomodidad.- de todas maneras, Leo no entraría sin tocar.
-De acuerdo.
-Bien, pásame una almohada.
-No.
-Creí que estabas de acuerdo.
-Quiero decir que, de acuerdo, que se acueste en la cama. Si está seguro de que nadie va a entrar...
-Seguro. Voy a cambiarme.
-Y a bañarse.
-Tengo olor?- pregunto enarcando una ceja.
-No!- dijo sonrojada- Pero tiene cara de no haberse movido en todo el día de aquí, asi que supongo que no se baño. Y le vendría bien para relajar los músculos.
-De acuerdo, señorita. Entonces me baño, me cambio y vuelvo.
Cuando Leo escuchó la puerta, se asomó al pasillo.
-Pensé que ibas a pasar la noche sentado en esa silla.- no dijo nada de lo que había visto.
-No. En la silla no- dijo con una enorme sonrisa.
-Y eso?
-Despertó.
-Y cómo está?
-Bien, mucho mejor.
-Me alegro. Pense que ibas a pasar toda la noche a su lado.
-Voy a hacerlo.
-Dijiste que despertó.
-Lo hizo. Pero puede levantar fiebre.
-Escucha Eric. Entiendo tus sentimientos, pero ella está bien. No puedes pasar la noche en una silla POR SI levanta fiebre.
-No voy a pasar la noche en la silla.
-No entien.... vas a dormir con ella?-Eric asintió con una sonrisa
-Sólo que me mandó a bañarme- Leo soltó una carcajada- sabes? creo que nunca una mujer me había mandado a bañarme, excepto mamá, claro.
Leo se acercó para olfatearlo.
-No tengo olor! ella dijo que era para relajarme, después de estar todo el día en la silla.
-Es una chica muy especial, Eric... -éste sonrió satisfecho- Mira que decirte que no tenías olor!
Eric reaccionó tarde a la broma de su hermano, y cuando quiso darle un golpe, éste ya había desaparecido dentro de su habitación. Nada ni nadie iba a arruinar su noche. Iba a tener a Bella nuevamente en sus brazos toda la noche. La había extrañado la anterior, y sabía que la extrañaría siempre que no pudiera tener ese lujo.
Cuando terminó de vestirse volvió a su habitación. Bella estaba sentada en la cama, con las manos en el regazo, retorciéndolas nerviosa. Cuando la puerta se abrió saltó en su lugar. Eric caminó al otro lado de la cama y Bella corrió las sábanas. Se les hizo tan natural, que sin decir nada, ella se quedó esperando que se acomodara y levantara su brazo para poder apoyarse en su pecho, como lo había hecho unas noches antes.
Bella pensó en Eric durante toda una hora. En sus ojos, su boca, su pelo, sus gestos, sus brazos, su boca, su boca... esa boca que la había besado tan dulcemente y tan rápidamente. No le dió tiempo a decidir si le había gustado o no el beso. Pero en ese momento se dijo que si, le había gustado. Tanto, que no veia la hora de que volviera a hacerlo. Pensó también que había pasado toda la tarde con ella, para cuidarla, que noches antes se había quedado a pasar la noche, abrazándola, para calmarla de su pesadilla. En como se había negado rotundamente a que tuviera otra habitación, lejos de el. En todo eso se quedó pensando. Y cuando por fin se admitió a sí misma que se había enamorado de su jefe, se durmió con una sonrisa en el rostro. Feliz, y agradecida con la vida por poder estar nuevamente en sus brazos.
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Y que le guste el rancho
RomanceEric Campbell, un apuesto ranchero, lleva años buscando a la mujer ideal. Ésta debe ser hermosa, carismática, humilde, amable, y por supuesto, debe gustarle vivir en el rancho. Isabella Jacobs es, efectivamente, hermosa, amable, humilde y tal vez u...