Capítulo 14

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Los hermanos estuvieron todo el día trabajando juntos, charlando amenamente.

-Se la veía mucho mejor esta mañana- comento Leo.

-Si, esta mejor, pero aún le duele un poco.

Después de un largo silencio Eric le contó que le había preguntado sobre su incomodidad con su hermano y que esta le había respondido que no sentía ninguna.

-Viste!? Yo sabia! Ninguna mujer se siente incómoda conmigo- dijo guiñandole el ojo.

-Seguro que no.

-Y bueno?....Cuentame! que pasó anoche?

-Nada.

-Nada? dormiste en su cama y no pasó nada?

-Me quedé por una razón: cuidarla.

-Que aburrido... y esta mañana?-Eric se sonrojó y Leo soltó una carcajada- Me parecía que la tormenta había parado muy de repente!

-No vayas a decir nada! es un avance, pero no quiero presionarla. Por el momento sólo se que no le molesta que me acerque.

-Vas a tener que hacer mucho más que acercarte si quieres tener hijos!

-Ya lo se- masculló irritado.

Ya al atardecer volvieron a la casa, cuando llegaron, Eric le dio las riendas de su caballo a su hermano.

-Dales agua y metelos en su cuadra. Quiero ir a ver como sigue Bella.

-Estoy aqui!- se escucho desde el establo.

Leo cerró los ojos con pesar al ver el cambio en el rostro de su hermano, viendo una nueva tormenta avecinarse.

Eric, furioso se encamino al lugar de donde provino la dulce voz.

-QUE HACES!

-Vine a ver a mi amigo.

-Me refiero a que no estas en la cama. Lo prometiste, Bella! Y ya te advertí de ese caballo!

-Y cumpli! Volvi a la cama, pero tuve que levantarme...

- "TUVISTE"?!-la interrumpio.

-Si. "Tuve" que levantarme. No podia seguir en la cama, señor Campbell. Me dolía toda la espalda! Sentia los riñones fuera de mi cuerpo! Es una sensacion horrible! Ademas, consegui un bastón!

-Un bastón? De donde sacaste un bastón?

-Hay muchos por ahi.

Eric carcajeo cuando vio que a lo que Bella llamaba bastón, era una rama de árbol. Su humor volvió a cambiar, y se sintió feliz de tenerla cerca. Se acercó a abrazarla y como si fuera algo cotidiano, la beso. Alguien se aclaro la garganta.

-Me mandas a guardar los caballos y vienes a jugar a Romeo y Julieta?

-Eres un idiota, te lo había dicho?

-Alguna vez, tal vez...ahora... si te haces a un lado, podré terminar mi trabajo y darme una merecida ducha.

-Tendrá que ser después de mi- dijo corriendo a la puerta.

-Claro! no hay problema, de todas maneras, voy a ayudar a Bella a llegar a la casa.- Eric se detuvo en seco.

-Bien, tu ganas. Ve. Yo ayudo a Bella

-No hace falta, señor Campbell. Puedo sola.

-Si, seguro. Con tu bastón.

-Vine hasta aquí y puedo volver.

-Sé que puedes hacerlo. Pero no quiero que te hagas daño, ya fue demasiado que vinieras hasta aquí. Deja que te ayude, si?

-De acuerdo- estiró el brazo para que él lo sujetara y la ayudara a caminar, pero Eric tenía otros planes. Pasó un brazo por su espalda, se agachó y pasó el otro por atrás de sus rodillas, Bella no tuvo tiempo para protestar. Eric la llevó en brazos hasta la casa.

-Ya está a salvo, damisela-dijo cuando la dejo al pie de la escalera.

-Eso no era necesario!... y deje mi bastón en el establo!

-Yo te consigo otro!

-No quiero otro!- Eric quiso salir a buscarlo, pero Bella lo detuvo.-Espere. No lo necesito dentro de la casa. Y para mañana voy a estar mejor. Déjelo.

-Bien.- le dio un beso y subió a bañarse.

Las cosas iban bien, asi lo veia Leo. Por lo que tres días después llamó a su madre, como lo había prometido. Le contó todo lo que los trabajadores le habían contado de Isabella y como veía la relación de esta con su hermano. Parecía una buena chica, nunca había dejado de levantarse al alba para hacer el desayuno, incluso herida como estaba. No era soberbia, y trataba muy bien a Jovita, empleada muy querida por toda la familia. Su madre le dijo que Liz había vuelto de viaje y que irían en unos días de visita. Le comento que Liz estaba entusiasmada por conocer a Bella. Le gustaba lo que oía de la nueva enamorada de su hermano. Pensaba que serian buenas amigas. Leo les pidió, en nombre de su hermano, que no apabullaran a la muchacha. Su madre le resto importancia a su pedido, le dijo que lo vería pronto y le corto, sin darle la oportunidad de despedirse.

Efectivamente, dos días después del llamado a su madre, esta y su hija aparecían en el rancho. Era media tarde, y Jovita se había retirado porque le dolía la espalda, Bella le aseguro que ella se encargaria de todo y la despidio. Por lo tanto, estaba sola en la casa cuando llegaron. Abrio la puerta vacilante al no reconocer el vehículo.

-Buenas tardes- dijo cuando las damas se bajaron del auto.

-Buenas tardes, querida!

-Puedo ayudarlas?- no recordaba haber visto a esas mujeres. Entonces le entró el pánico. Y si la joven era la novia de Eric? Era hermosa, muy elegante. Muy diferente a lo que ella veía en el espejo cada mañana. Pero, si tuvieran una relación, él no la habría besado como lo había hecho días atrás, y esa misma mañana, o si? Miles de dudas la asaltaban con respecto a esas elegantes mujeres.

-Si, de hecho. Eric o Leo están en casa?

-No señora. Están trabajando. Van a tardar un par de horas más en volver, pero pueden esperar adentro. Hace mucho calor aquí.

-Te lo agradezco, cariño- dijo Elisa Campbell entrando a la casa.- Jovita?

-Se sentía mal. Le dije que fuera a casa, yo me encargaría de todo.

-Oh! Eres muy considerada!

-Soy Isabella. Soy la secretaria del señor Campbell...Eric

-Oh! Mucho gusto! Yo soy Elisa Campbell, su madre.- Bella se quedo dura.

-Y yo soy Liz! Soy la hermana de las bestias!- dijo abrazándola fuerte. La presión hizo a Bella reaccionar, y vacilante la rodeo delicadamente con los brazos.

-Me dijeron que estuviste enferma, cariño. Que te hicieron ese par de cavernicolas? Dímelo y les daré su merecido!- Isabella se relajó notablemente, ambas mujeres eran muy agradables.

-Me lastimé sola, en el gallinero. Los señores Campbell se portaron muy bien conmigo. El señor Campbell...Eric, se quedó toda la tarde cuidandome- no iba a decirle su madre que había dormido con ella esa noche.

-Mis hijos son unos caballeros, cuando la situación lo amerita.- dijo sonriendo con complicidad.

-Si- contesto Isabella, y se sonrojó. Aquello le causó ternura a la madre del vaquero.

Isabella preparó unas galletas de avena y unas tazas de té mientras esperaban.

Leo tenía razón. Era una buena chica. Solo le quedaba ver como era su relación con el mayor de sus hijos. Y no tuvo que esperar mucho, porque justo en ese momento, Eric entraba nervioso por la puerta, esperando ver a Isabella llorando por la manera en la que pensó, su madre la trataría. Nunca había tratado muy bien a las mujeres que salían con él, por lo que cuando vió que el auto de su madre estaba estacionado en la puerta de la casa, su corazón se paró, temiendo que Bella quisiera irse por el mal trato de su madre. Pero cuando entró, se encontró a las tres mujeres de su vida charlando y sonriendo, tomando una taza de té en la sala.

Y que le guste el ranchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora