Llevaron a la nueva familia al rancho. Y una semana después todos volvían a su hábitat natural. Bella caminaba todos los días al arroyo a ver a los cachorros que ya estaban más grandes. Tenía que buscar un lugar urgente, antes de que los pequeños corrieran con dirección al rancho, y Eric los descubriera. El ranchero estaba casi completamente recuperado de la herida en la pierna, aunque aún usaba una muleta por insistencia de su madre.
Era una noche agradable, como todas las anteriores. Después de cenar, se habían ido todos a acostar. No sabía cuando tiempo llevaba dormida cuando un golpe fuerte la despertó. Miles de imágenes llegaron a su mente de aquella trágica noche, comenzó a temblar violentamente, por debajo de la puerta vio que la tenue luz del pasillo estaba encendida, como cada noche. Se apretó contra en cabecero de la cama y se abrazó a sus rodillas, quizá sólo fuera otro mal sueño, y sólo tenía que esperar a despertar, pero todo se sentía muy real. Vió una sombra parada al otro lado de la puerta y cerró los ojos con fuerza. Lo siguiente que oyó fue la puerta de su habitación abrirse lentamente, las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Una mano se posó en su brazo, que rodeaba sus rodillas y ya no pudo resistir la tensión. Desesperadamente comenzó a gritar.
-NO! NO! SUÉLTEME! NO!
Luchaba con todas sus fuerzas, tiraba golpes al aire con manos y piernas.
Eric intentaba calmarla, pero ella no escuchaba, gritaba demasiado, y sus gritos tapaban el sonido de su voz. Había querido dormir con ella, como lo había hecho antes cuando tuvo la pesadilla, o cuando estuvo enferma. Había entrado a su habitación pensando que ella estaría dormida, pero la encontró apretada contra el cabecero, llorando y abrazada a sus rodillas. Pensó que había tenido otra pesadilla, pero ella estaba despierta, temblaba y tenía los ojos cerrados con fuerza. Quería abrazarla, pero ella no dejaba que se acerque, aún seguía tirando golpes.
-Bella! Bella! Cariño, soy yo, Eric. Cálmate por favor. Todo está bien.- Por fin pudo sujetarla de las muñecas, y la hizo rodear su cintura con sus brazos, pudo abrazarla y besar su cabello, cuando empezó a calmarse la sentó en su regazo y frotó su espalda para tranquilizarla.
-Eric?
-Shhh. Si, cariño. Soy yo. Tranquila. Todo está bien.
La puerta se abrió de golpe y la familia del ranchero asomó la cabeza.
-Que sucede, Eric?
-Nada, mamá. Todo está bien. Sólo se asustó un poco.
-A mi no me pareció un poco, hijo. Hay que llamar a un médico? Está herida?
-No. No hace falta. Yo me encargo. Vuelvan a la cama.
Bella tenía la cabeza escondida en su pecho, todos volvieron a sus dormitorios y ellos volvieron a estar solos. No quería, no podía mirarlo a los ojos. Su mente se había nublado, y la había hecho revivir aquella noche. Hacía tanto tiempo que no tenía pesadillas, que pensó que por fin había superado el hecho, pero era obvio que no. Ahora pensaba que tal vez nunca lo superaría, que nunca podría llevar una vida normal, porque siempre iba a existir el riesgo de tener las pesadillas.
-Estás bien?- ella asintió con la cabeza- Qué pasó, Bella?
-Yo... Yo pensé... que alguien quería atacarme.
-Pude notarlo. No entiendo por que. Aquí nunca podría pasarte nada, yo no lo permitiría, Bella.
-Lo siento.
-No quiero que te disculpes. Quiero... necesito saber por qué creíste que alguien te atacaría. No quise presionarte, pero no puedo ayudarte si no me cuentas. Necesito saber de que son tus pesadillas. La primera noche que pasaste aquí gritaste de la misma manera, pero fue un sueño. Dijiste algo de tu madre y tu hermana, que habían fallecido. No quise averiguar por otra parte, quise esperar a que tú confiaras en mí. Pero ya no puedo esperar, ya no puedo verte así. Tan asustada. Me parte el alma no poder ayudarte.
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Y que le guste el rancho
RomanceEric Campbell, un apuesto ranchero, lleva años buscando a la mujer ideal. Ésta debe ser hermosa, carismática, humilde, amable, y por supuesto, debe gustarle vivir en el rancho. Isabella Jacobs es, efectivamente, hermosa, amable, humilde y tal vez u...