Extra

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Era una mañana igual a todas las demás, cuando Eric despertó, lo primero que sintió fue el abultado vientre de su esposa, su hijo no paraba de moverse. Bella estaba en el último trimestre de embarazo, más precisamente en las últimas semanas. Sonrió feliz cuando sintió la patada. Se levantó y se metió en el baño para empezar el día.

Como cada mañana, Bella, cuando se sentía sola en la cama, se despertaba y bajaba a hacer el desayuno. Mañana por medio discutía con Eric por ese asunto, afortunadamente esa mañana no le tocaba. Hizo una masa para galletas y las cortó, acto seguido puso la bandeja en el horno. 15 minutos después, Eric entró en la cocina, y como cada mañana, la abrazó por la cintura.

-Ya no puedo rodearte.- dijo feliz

-Es hermoso que lo primero que me digas en la mañana sea "gorda".

-Sabes que no es eso lo que quise decir... estás cada día más hermosa.- ella lo miró con ternura y lo besó.

-Las galletas ya están listas.

-Mmmm adoro tus galletas!

-Sólo mis galletas?

-Si comienzo a decirte todo lo que adoro de ti, no podré ir a trabajar.

Llevaron todo al comedor y se sentaron a desayunar. Luego, Bella subía a dormir otro rato, pero cada mañana pasaba un rato con su esposo. Era algo que se le había hecho costumbre, y era una costumbre que le gustaba y disfrutaba mucho. Mucho más cuando lograba que Eric no fuera a trabajar, cosa que sucedía seguido con sus alborotadas hormonas de embarazada.

Mientras desayunaban, Eric pudo escuchar que un vehículo se detenía en la puerta de la casa, miró a Bella, que sonreía misteriosa y se levantó para ver quien era.

-Mierda! Qué hacen aquí?

-Quién?- preguntó inocente.

-No te hagas la desentendida!

-Alguien debe acompañarme durante el parto...

-Yo voy a acompañarte! Para eso soy tu esposo!

-Hola!- Elisa entró con una enorme sonrisa.

-Buenos días, Elisa- Bella se levantó para saludar a su suegra con una enorme panza.

-No es necesario que se queden. Yo voy a estar con MI esposa durante el nacimiento de NUESTRO hijo.

-Nadie lo duda, hermanito.- dijo Liz depositando un sonoro beso en la mejilla de su hermano.

.Querida, estás hermosa! No está hermosa, Harry?

-Lo está. Me recuerda a ti cuando esperábamos a Eric. Siempre estabas radiante.

-Muchas gracias, Harrison. Ojalá tu hijo aprendiera de ti.

-Yo no te dije gorda!

-Eso hiciste, Eric?- se rió Leo.

-Que no! Fuera de mi casa!

-No voy a dejar a mi cuñada sola!- Leo pasó un brazo por los hombros de Bella, que no paraba de reír con el enfado de su marido.

-Por última vez... no va a estar sola. Yo voy a estar con ella.

-Si, seguro. Si logras despertar antes del nacimiento.- Eric se sonrojó.

-Me desmayé porque no había comido.- masculló irritado.

-Claro. Que tu mujer hubiera tenido una contracción no tuvo nada que ver.

-No. Nada.

-Por Dios, Eric! Comes más que yo! Y eso que como por dos!

Dos días antes, Bella había sentido un intenso dolor en el vientre, afortunadamente, o no, Eric estaba con ella en la casa, pero en cuanto le informó de la contracción, él se había caído redondo al piso, víctima de un desmayo. Bella no se había preocupado demasiado, el médico le había dicho que las contracciones empezarían un par de días antes del parto, pero que mientras fueran aisladas, no había necesidad de recurrir al hospital. Lo que había preocupado a Bella, era que si Eric se desmayaba con una contracción, no sabía que podría pasar cuando se pusiera de parto. Así que había decidido llamar a la familia de este para que estén en el momento del nacimiento. Y ahí estaba su gran familia, aquella con la que había soñado durante tanto tiempo, apoyándola y acompañándola.

Luego de discutir un poco más, y de que Leo se burlara de su hermano, terminaron de desayunar y se instalaron cada uno en su habitación. Liz ocupaba la que había sido de Bella cuando llegara al rancho, que era en realidad de ella.

Bella pasó gran parte de la tarde sentada en porche, mirando a Eric mientras este entrenaba a los caballos. Él no se alejaba de la casa desde que habían vuelto de la ciudad. Saber que Bella estaba embarazada había marcado un antes y un después en su trabajo. Porque ahora no quería alejarse más de lo necesario de su esposa. Cada cinco minutos giraba la cabeza y se aseguraba de que todo estuviera bien, de que ella seguía allí, con él. Y cada vez, ella levantaba la mano y lo saludaba. Luego dormía una corta siesta y se levantaba para hacer la cena.

Esa noche el bebé estaba más inquieto de lo normal cuando se acostó. Eric levantó el brazo para que ella se acomodara, y ella apoyó la cabeza en su pecho.

Horas después, Bella se sentó en la cama debido a una incomodidad, cuando lo hizo pudo sentir que las sábanas estaban mojadas.

-Ay!

-Mmmm...?

-Eric!

-Mmmqué?

-Creo que ya viene!

-No, cariño, el cuco no existe...- se giró para seguir durmiendo, pero su mente logró descifrar lo que Bella había querido decirle en realidad. Se sentó de repente en la cama.

-Ay!- sujetó su vientre con ambas manos.

-Ya viene!- Eric se levantó y gritó en el pasillo.- YA VIENE!

Las puertas comenzaron a abrirse y las luces a encenderse. Elisa buscó el bolso, Harrison salió en busca del auto, Liz buscaba un vestido para Bella, Eric permanecía a su lado, y Leo estaba paralizado en la puerta de su habitación.

Cuando Eric salió con Bella en brazos de la habitación, ella tuvo otra contracción que la hizo gritar. Leo comenzó a temblar y luego cayó desparramado por el suelo.

-Voy a ser padre, sino me quedaba a esperar que despierte para burlarme!- se rió Eric. Bella lo golpeó en la nuca.

Subieron al auto, y en poco tiempo estuvieron en el hospital, Eric no soltaba la mano de Bella en ningún momento. Le dedicaba palabras tiernas y tranquilizadoras y la acompañaba con la respiración.

-Lamento haber desconfiado de ti. Tenía miedo de que te desmayaras y yo estuviera sola.- dijo llorando.

-No cantes victoria aún, cariño. No te preocupes. Yo debí pensar en eso. Lamento que te hayas sentido así.- la besó cariñosamente en los labios.

Tres horas después, ella estaba lista para entrar a la sala de partos, acompañada por su esposo. El dolor que sintió fue el más intenso y duradero de toda su vida, pero en cuanto el llanto del bebé llenó la habitación, todos los dolores habían quedado en el olvido. Eric lo recibió, y llegó hasta ella con un pequeño bulto envuelto en una mantita celeste.

-Mira, cariño- dijo con lágrimas en los ojos- te presento a nuestro bebé.

Bella extendió los brazos y él lo depositó en el pecho de su madre.

-Es lo más hermoso que he visto nunca.

-Ambos lo son, amor.- dejó un beso en su frente- Gracias por este hermoso regalo, Bella.

-Gracias a ti, por darme la familia que siempre soñé. Nunca encontraré las palabras para decirte lo mucho que te amo, Eric.

-Cómo lo llamaremos?

-Timothy. Te presento a Timothy Campbell. Timothy, te presento a tu papá, Eric.

***

Aquí está! disculpen la demora!! estoy trabajando en una nueva historia y me demoré un porquito más de lo que pretendía! Mil gracias por las buenas ondas que me tiraron!

Y que le guste el ranchoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora