61. Serendipity

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Serendipity:  Encontrar algo bueno sin buscarlo

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Serendipity: Encontrar algo bueno sin buscarlo.











En el faro de tu amor

En el regazo de tu piel

Me dejo llevar al sol

Al final del infinito

Entre ríos púrpura





Nos volvemos a encontrar...








"¡Qué bella estás!" lloró mamá separándome de su pecho sólo por un segundo, tomándome del rostro con sus manos suaves con olor a almendras. Dicho eso volvió a estrecharme contra su corazón, depositando beso tras beso sobre mi cabeza mientras no dejaba de abrazarme, como si necesitara tocarme para sentir que todo aquello era real y no sólo un hermoso sueño.

El palpitar contra mi oreja era incesante, atropellado y reconfortante. Creo que el latir del corazón de una madre es la primera canción que escuchamos todos, y yo reconocería mi canción dónde fuera. Y si la vida me dejara volver deseo de todo corazón que sea con ella.

Mamá volvió a separarme de ella para poder verme otra vez. Abría su boca pero no decía más, sólo lloraba mientras sonreía y me resguardaba entre sus brazos como si de algún momento a otro yo pudiera convertirme en aire y escapar entre sus dedos.

Cosa que no haría, no pasaría.

Mi madre tomó a Ammy entre sus brazos y papá me extendió ahora los suyos. Salí del refugio de mamá para ir hacia otro que nos resguardaba a todas, y la mano femenina se aferró a mi brazo por un segundo para soltarme en cuanto notó que no me iría a ninguna parte.

"Dany..." musitó cuando me acerqué a él mi papá, con aquella voz gruesa y masculina que recordaba bien.

"¡Papi!" lloriqueé abrazándolo con fuerza, sintiendo sus brazos grandes, como todo él, me rodeaban.  Era como una gran oso pachonsito. Muchas veces cuando era niña llegué a decirle que era mi Winnie Pooh, cuando apenas y podía rodear su cintura con mis brazos.

Y ahora, a pesar de que podía rodear su cuerpo, me seguía pareciendo imponente y el hombre más fuerte y grande del mundo.

"Mi niña..." me llamó haciendo a mi corazón brincar como un colibrí, todo feliz en los prados de una primavera eterna. "Te... t-te extrañé un montón..." musitó antes de ponerse a llorar como un gran bebé al igual que yo.

"¡Y yo a ti!" lloré a moco tendido. Lo abracé con fuerza del cuello y él me levantó por un segundo para después ponerme en el piso quejándose de que estaba muy pesada. Yo comencé a reír al igual que él, con aquella risa estridente que de él había heredado.

STAY (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora