41. Seven dates

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I'll go wherever you will go.











En cuanto abrí la puerta un pequeño y precioso árbol bonsái lleno de diminutas flores rosas me recibió sorprendiéndome.

"¡Buenos días, Jagi!" me llamó Jungkook melodiosamente, sacando el rostro de detrás del pequeño árbol como si hubiese estado escondido. Sonreía tan amplio que juro opacaba por completo lo que traía en sus manos.

"Buenos... días" le respondí en un bostezo feliz.

Él sonrió de nuevo y me observó de pies a cabeza haciéndome sonrojar. Yo ya estaba vestida a pesar de tener algo de sueño, era lunes y había trabajo por hacer. Si bien yo no era elegante como Sunny, a Jungkook parecía gustarle mi look de jeans entubados y mi camisa holgada de estrellas.

"¿Acaso eres ahora el universo...?" Murmuró apenas, congelándome el cuerpo entero en el mero segundo que su mano acarició mi collar de luna siempre puesto en su lugar en mi pecho.

Nuestras miradas se cruzaron y mi pobre estómago dio un vuelco. Jungkook era cada vez más cariñoso conmigo, y me llenaba de alegría que en cuanto cruzara la puerta de mi casa no temiera mostrarse como realmente era: un chico risueño y bromista, testarudo y terco como sólo él pero cariñoso y cálido como con el tiempo había descubierto.

Se quitó su oscura chamarra y la puso sobre la mesita a un lado de la puerta. Y aún en lunes a las siete de la mañana, él era guapísimo en sus baggy pants de tela y camiseta de manga larga.

Me le quedé viendo embobada tal vez más tiempo del que debería, pues se giró a mí otra vez y me sonrió travieso. Yo me hice la que no sabía que quería decir esa mirada tan suya y me giré a otro lado peinando mi cabello con las manos. ¡Cómo demonios podía ponerme así de nerviosa!

Jungkook era el único hombre del cual tengo registro, podía hacerme sentir como un ratoncito diminuto en espera de que abriera su boca y me dijera sus deseos para cumplírselos uno a uno.

Sentí sus grandes manos de pronto sobre mi cabeza y comenzó a despeinarme en un gesto que ya se le estaba haciendo costumbre hasta que me hizo reír.

"Perdón, jagi. ¿Te estoy despeinando acaso?" me preguntó haciéndose el desentendido. Aunque... no era como que yo estuviera muy peinada la verdad.

"¡Oye!"

Me reí intentando alejarlo golpeando al aire, aunque más bien creo que abanicaba con las manos de arriba abajo sin siquiera poner fuerza. Él se cubría riendo, pero no se alejó de mí y mi cabello loco. Si no que me tomó con su amplia mano de la nuca y me jaló hacia sus labios, robándome un dulce y rápido beso que me dejó con las mejillas y el corazón calientito.

Jungkook me soltó como si nada mientras yo aún no coordinaba correctamente mis pies y mi cerebro para dirigirnos a la barrita y ofrecerle algo de desayuno. Se quitó sus botas con los pies con la misma soltura de antes y las pateo hasta donde estaban las mías y los flats de Ammy. Y verlo hacer eso era como si aquél lugar ya se sintiera suyo también. Y de alguna manera así era, juro que así se sentía.

Para mí lo era...

"Ten..." me dijo entregándome el bonsái floreado con su eterna sonrisa de Peter Pan.

"Gracias..."

Lo tomé sintiendo el rubor en mis mejillas. Cuando lo hice nuestras manos se rozaron y un escalofrío me recorrió toda la espalda. Me llenaba de asombro como su simple tacto podía hacerme sentir así... como cuando no éramos nada todavía y me emocionaba cada vez que volteaba en mi dirección.

STAY (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora