37. A guy from Busan

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What do I gotta do to get in your motherfuckin' heart?















Me soltó lentamente, y juro que sentir cómo se separaba de mi cuerpo era algo extraño, casi doloroso.  Lo tenía ahí, a escasos centímetros de mí... con su eterna sonrisa traviesa y sus manos sobre mi rostro y aún así no era lo suficientemente cerca. ¡No era malditamente suficiente! ¡Yo quería que...! ¡Él...!

¿Qué quería yo?

Me pregunté como una tonta, enganchada por completo en el universo de sus ojos, con mi cabeza hecha un lío y el corazón acelerado.

¿Qué quería él de mí?

Y una tras otra las preguntas comenzaron a hervir en mi cerebro confundido mientras que al mismo tiempo mi cuerpo no reaccionaba.

¿Qué tenía que hacer yo para entrar en su maldito corazón...?

¿Sentía toda esta revolución como yo?

¿Qué siente él... al verme?

De pronto, de sus preciosos labios salió un suspiro y todó terminó en mi cabeza.

Silencio.

Y mis pensamientos se perdieron en como su cabello oscuro sin arreglar caía sobre su rostro limpio... en la forma de sus orejas llenas de aretes. En la figura perfecta de sus labios entreabiertos. Y sentía como el aire se impregnaba sólo de su aroma, y la habitación se me hacía pequeña con cada respiro de su bendito cuerpo, maldiciéndome por completo. Las preguntas cesaron y no cabía más en mi existencia que él completo.

Es que no creo que exista otro hombre en el universo que me haga sentir así. Y quise morir ahí mismo, entre sus brazos...

Mi ser entero siempre quería más de él... y me asustaba. Jamás me había sentido de esa manera.

¿Cómo explicar eso?

¿Cómo no morir en el intento?

Él acababa de negarme en televisión nacional y yo estaba a nada de rogarle, ¡Lloriquearle si era necesario,  que me tomara y me hiciera olvidar lo que acababa de escuchar!

Lo que sus dulces labios habían pronunciado sobre mí...

Pedirle vergonzosamente que calmara la tormenta dentro de mi cuerpo que aclamaba su nombre grito tras grito con más fuerza cada vez.

¿Cómo lo hacía?

¿Cómo me reducía a esto?

Él sonrió de nuevo, totalmente ajeno a mi ser en llamas, mi corazón se quejó en pura y completa agonía. Jungkook se levantó de la cama dejándome a sólo un suspiro de ponerme a sollozar como una idiota.

"Ven." Pidió extendiendo su mano a mí y la tomé sin pensar, sintiendo como su tacto provocaba una calidez que fue poseyéndome poco a poco, como si se metiera bajo mi piel.

Me ayudó a salir de la cama, con una lentitud enloquecedora poniendo su mano libre en mi cintura y la otra con sus dedos entre los míos. En silencio me guió hacia fuera y me sentó lentamente sobre el sillón gris. Yo no podía dejar de seguirlo con la mirada, y observé totalmente atenta como se movía, para ponerse su chaqueta verde cobre su chamarra oscura y una bufanda negra. Jungkook caminó con elegancia hacia la puerta principal. Se puso su par de tenis grises y  enganchó mis botas en sus largos dedos y regresó a mí, hincándose haciendome temblar.

Comprendí hasta ése instante lo que iba a hacer. Tomó mi pie derecho y rió bajito al notar que mis calcetas eran diferentes. Y me sentí un poco avergonzada, ¿por qué era yo tan torpe?

STAY (BTS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora