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Steve caminaba a paso presuroso por la oscura calle

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Steve caminaba a paso presuroso por la oscura calle. Sus enormes ojos de cervatillo se movían frenéticos sobre cada callejón oscuro por el que pasaba. Sabía que no debió quedarse hasta tarde en casa de su amigo Bucky y peor aún, no aceptar la propuesta de que éste le acompañase, pero se negaba a que le estuviera cuidando y protegiendo como si se tratara de un niño; Steve era capaz de cuidarse a sí mismo, o eso pensaba hasta que vio a sus némesis bloquearle el camino.

—¡Pero miren! Es Steve "debilucho" Rogers. —Las risas se hicieron presentes como si aquel hubiera sido el mejor chiste de la historia.

—Ahora no, Rumlow. —Musitó Steve con tono cansado, mirando al enorme chico frente a él.

Rumlow sonrió y negó al tiempo que le empujaba y hacía que cayera sobre su trasero. Steve se puso de pie enseguida y sin pensarlo mucho, lanzó el primer golpe sobre la mandíbula del pelinegro, aprovechando el aturdimiento de los otros, -que no esperaban su reacción- para esquivarlos y comenzar a correr.

Rumlow soltó un gruñido y luego soltó una carcajada burlesca.

—¡Eso, Steven! ¡Corre!— Gritó.—Divierteme.— Musitó Rumblow antes de echar a correr tras Steve. 

Steve debió saber desde un principio que era una estupidez; no había corrido ni una cuadra cuando su respiración comenzó a fallar y sus ojos a llenarse de lágrimas por la dificultad que le suponía hacer entrar aire a sus pulmones. Pronto Rumlow y sus matones le dieron alcance y como si fuera un muñequito de trapo lo lanzaron contra un callejón poco iluminado, haciendo que diera contra un enorme cubo de basura. El sonido de los botes metálicos resonó en el desolado espacio, confirmando que solo ellos estaban allí.

Steve movió su cabeza, alcanzando a ver al final del angosto pasadizo una luz amarillenta y parpadeante que alumbraba la esquina. Fuera de eso, parecía no haber nadie más fuera; Eso no era una buena noticia para él.

—Esta vez tendrás que suplicar por piedad, Rogers. —Gruñó el pelinegro. Y luego, una lluvia de golpes acribilló el cuerpo del rubio.

Steve se hizo un ovillo, esperando que al menos los golpes no le lastimaran tanto, pero las fuerzas de los otros tres era muy superior a la de él y las patadas simplemente pasaban con furia sobre la protección que suponían sus brazos y piernas. Steve sintió que no aguantaba más, sus ojos pesaban al igual que su cuerpo, estaba a punto de desfallecer; y por un momento, quiso que así fuera. Estaba por de ceder al cansancio de su cuerpo, cuando salido de la nada, un infernal ladrido que le erizó los bellos de su cuerpo, llegó a sus oídos y posteriormente escuchó los gritos de horror de sus atacantes y el rápido sonido de sus pasos al alejarse corriendo.

El rubio no se movió, su cuerpo se tensó súbitamente ante el desconcierto que le causaba no saber qué clase de bestia era capaz de producir un sonido tan potente y aterrador. Entonces, fuese cual fuere la bestia, se dijo que si se quedaba quieto, ésta no arrancaría lo poco que quedaba de él. Su corazón latía tan rápido que aturdía su mente, hasta que...

—¡Perro idiota! —Exclamó una chica. —Vamos, Terror.

—¡¿Pero qué...?!—Exclamó confuso.

La chica soltó una risita burlesca y se acercó a Steve, extendiendo su mano para ayudarle a ponerse en pie.

—Tranquilo. —Dijo ella. —No te hará daño.

Steve miró con recelo a la enorme bestia, que estaba detrás de la chica, mientras se levantaba con ayuda de ella.

Steve miró con recelo a la enorme bestia, que estaba detrás de la chica, mientras se levantaba con ayuda de ella

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—Gracias. —Musitó el rubio, comenzando a andar a paso cuidadoso fuera del callejón, sacudiendo sus ropas. Steve pudo sentir los pasos de ella y del gran can tras él, pero él simplemente siguió avanzando.

—¿Estás bien? —Preguntó la chica al verlo cojear y percatarse, -gracias a la luz de una lámpara- de la sangre que había en la ropa del pequeño rubio.

—Sí. —Steve se dio la vuelta y se quedó paralizado. Frente a él estaba una bonita joven de cabello castaño y unos enormes y luminosos ojos oscuros.—S-sí, y-yo... Gr-gracias. —Steve sintió su rostro arder y bajó la mirada a sus sucios zapatos. De pronto, el enorme can se acercó a él, Steve retrocedió y cerró sus ojos con fuerza hasta que sintió la lengua húmeda del perro lamer su rostro herido. Abrió uno de sus ojos y siguió congelado en su sitio, pues al tener al perro tan cerca se dio cuenta que este casi era de su estatura; aunque claro, él no era muy alto que digamos. ¡¿Qué clase de perro era ese?!

La morena entrecerró sus ojos y asintió. Miró atentamente a Terror y al chico rubio sin decir nada durante unos largos segundos. El perro dejaba escapar de vez en vez, un bajo sonido como si se tratara de un sollozo.

—¿Necesitas ayuda?

—¡No! E-es decir... No, gracias. —Carraspeó y sin saber qué hacer, estiró su mano para un saludo con ella, esquivando al enorme perro.

La chica miró con extrañeza la mano del rubio, pero luego sonrió levemente y le devolvió el saludo.

—¿Seguro que no necesitas ir a algún lado? Mi auto está cerca y...

—No, de verdad estoy bien. —Dijo Steve. —Vivo aquí cerca. Gracias. Adios.

La morena se quedó un poco aturdida por la rápida despedida. Se encogió de hombros y decidió volver a su casa, su padre de seguro estaría como loco si no llegaba pronto.

***

Steve entró a su departamento y se dejó caer como peso muerto sobre el mullido sillón en su pequeña salita. Su cuerpo dolía como los mil demonios. Se sentía frustrado, sobre todo después de haber sido rescatado por una niñita y su perro mutante porque, evidentemente, él no pudo hacerlo sólo. Su piel se erizó al recordar al enorme animal al lado de la castaña, en su vida había visto tal cosa, todavía se cuestionaba si eso que vio fue real o su imaginación debido a la paliza que le metió Rumlow y sus perros fieles.

Suspiró con cansancio y cerró sus ojos. Lo último que vio, fue aquel bonito rostro de enormes ojos oscuros que resplandecían en la oscuridad.

*****

Nueva historia porque YOLO...

jajaja creo que todas las escritoras somos así xD debemos sacar las ideas xD

saludos, Lectores.

Becca.

Es Él (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora