Una semana después.
Steve pasaba por el callejón donde Rumlow y sus matones le habían golpeado, miró el trayecto que llevaba a la calle continua y se preguntó si aquella chica viviría cerca de allí. Nunca antes en su vida le había mirado por aquellos lugares, así que de inmediato quitó de su mente la idea de que ella vivía por aquel barrio de mala muerte. Decidió adentrarse a la angosta callejuela, teniendo el extraño deseo de encontrarla nuevamente, aunque era un pensamiento que jamás diría en voz alta.
Tenía pensado llegar a un sitio específico, se sentía mínimamente bien el haber recorrido un camino distinto al habitual. Sus pasos lo llevaron más allá, dónde comenzaban casas más bonitas y decentes de ladrillo rojo, con pequeños jardines coloridos.
Se detuvo al lado de un auto de color rojo metálico. Frunció el ceño pues no sabía que ella recibía visitas de alguien en un carro como aquel, que seguramente costó millones. Negó y sin más cruzó el cerquito de madera blanca hasta la puerta principal, suspiró y sonó el timbre.
Una mujer alta y con una amplia sonrisa recibió al rubio.
—¡Steve! —La mujer le tendió la mano y le saludó. —Qué bueno que estás aquí. —Decía la mujer, de manera entusiasmada, mientras hacía pasar al menor y lo conducía a la salita de su casa.
—Bueno, es sábado. —Dijo Steve con una ligera sonrisa en su rostro.
—Lo sé, lo sé. Pero este día es distinto.—Canturreó la mujer haciendo reír al rubio, que no entendía para nada aquel extraño recibimiento.
Steve dejó de ver a la mujer para dirigir su mirada al interior de la pequeña sala. Se quedó de piedra al ver a la persona que estaba sentada en el sofá. Su piel se erizó y su rostro enrojeció.
—Te presento a Anthonie Stark, mi sobrina. —Dijo Peggy con una enorme sonrisa en su rostro, desde detrás del rubio, mientras lo tomaba de los hombros. —Y Tone, él es Steve.
La joven Stark se puso de pie y se acercó al recién llegado.
—Hola, de nuevo. —Dijo dando su mano para un saludo que el rubio correspondió lentamente.
—¿Cómo? ¿Ya se conocían? —Preguntó Peggy confundida, percatándose de que Steve seguía petrificado como si hubiera visto un fantasma.
Anthonie se rio por lo bajo.
—Bueno...—Comenzó la chica con tono divertido. —Terror salió corriendo la semana pasada que estuve de visita y éste chico lo detuvo.
Steve salió de su aturdimiento al comprender las palabras de la señorita Stark, y le dedico una mirada de agradecimiento.
—¡Oh! —Exclamó Peggy. —Pues mucho mejor así. Mientras ustedes platican yo iré a preparar algo. —La mujer se alejó a la cocina dejando a ambos chicos solos.
Tone tenía una sonrisita ladina y su mirada estaba clavada en el rubio, que parecía ver cualquier cosa más interesante para así no verle a ella.
—¿Por qué?
Tone parpadeó perpleja ante la inesperada pregunta.
—¿por qué, qué? —Devolvió, haciéndose la desentendida, caminado lentamente hacia atrás para sentarse de nuevo.
—Mentir. —Steve finalmente decidió mirarla. Sus ojos se encontraron con los de ella, percatándose que sus ojos se parecían a los de Peggy; grandes y de color avellana, que brillaban con un tinte picaresco, aunque los de Peggy lucían más bien cariñosos.
Anthonie se encogió de hombros.
—Sé cómo se pone Tía Peggy cuando golpean a alguien que ella quiere.
Steve analizó a la castaña, su expresión jovial, sus modos relajados al momento de moverse, su largo cabello atado en un moño sobre su cabeza. Era muy bonita, imaginaba que no debía de tener más de dieciséis años. Suspiró y se sentó en un sillón frente a la morena.
—Gracias. —Murmuró, jugueteando con sus manos de manera nerviosa.—No tenías porqué ayudarme y... eres bonita... y... yo...—Balbuceó torpemente.
—No sabes tratar a un mujer, ¿verdad?— Dijo la castaña con tono de diversión, haciendo que en la comisura de sus ojos se marcaran unas pequeñas arruguitas.
Steve se quedó un poco descolocado, frunciendo el ceño por las palabras de Anthonie. Luego sonrió un poco, casi imperceptiblemente.
—Eso me lo dijo Peggy.—Dijo en un murmuro.
— ¿Qué cosa?
—Que no se tratar a las mujeres.— Steve finalmente soltó una risita indiscreta, haciendo que los labios de la castaña se curvaran en una sonrisa sincera.
—Creí que tu rostro sólo era un ceño fruncido.— Soltó Tone con sonrisa ladina.
Y justo por ese comentario, la sonrisa abandonó el rostro pálido del rubio y su ceño se frunció con algo de molestia.
—No es correcto decir esas cosas sobre la gente.—Comentó el rubio con un tono severo, pero inmediatamente se arrepintió al ver como ella abría sus ojos, sorprendida.
Tone se quedó un tanto asombrada por la respuesta del rubio. Era evidente que se trataba de un chico tímido con costumbre anticuadas y lenguaje recto; la ropa que usaba le hacía pensar en un anciano soso que llevaba años en la soledad. Pero no esperaba que el chico tuviera esos arranques. Era un chico con carácter si así lo quería. Sería divertido tratar con él.
—No tengo porqué fingir.—Alzó una ceja y su mentón de manera retadora.
El rostro de Steve tenía una expresión neutra y sus ojos azules con un brillo decidido.
—No voy a discutir con alguien de tan pocos modales.
—¿No estoy a tu altura?—Dijo ella, divertida.
—No quiero faltarle el respeto a una... señorita.—Lo último lo musitó de manera lenta, con sus ojos fijos en la castaña.
Tone quitó su expresión divertida, apretó el mentón y retó con la mirada al pequeño rubio. Estuvo a punto de replicar algo, cuando Peggy entró al salón con una bandeja en sus manos dónde unas tazas humeaban y dejaban escapar un delicioso olor a chocolate.
Peggy colocó las cosas sobre la mesita de centro y frunció el ceño al percatarse del ambiente tenso entre su sobrina y el pequeño Steve. Viró sus ojos y le asestó un pellizco en una pierna a la primogenita de Stark.
—¡Auch! ¿Y eso por qué?— Gruño la menor sobando su pierna y mirando con reproche a su Tía Peggy.
Peggy le miró con severidad.
—Porque sé que estuviste molestando a Steve y tu muy bien sabes que no me gusta tu actitud grosera cuando estás en mi casa.
Steve sólo observó la reprimenda de Peggy y la expresión de fastidio que hizo Anthonie. Definitivamente nadie le ganaría a Peggy cuando se ponía en aquella actitud de soldado y ese rostro que no dejaba espacio para una replica.
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XD Espero les guste esta nueva historia :3 Un saludito y espero que tengo un buen recibimiento de año nuevo.
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Es Él (TERMINADA)
أدب الهواةUniverso alterno. Steve es un chico común y corriente, de complexión pequeña y delgada. Tiene 18 años, perdió a su familia cuando tenía nueve. Vive solo en el departamento que dejó su madre al fallecer. Anthonie Stark, es una chica rica, hija de un...