Extra

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Los complejos de Steve.

Tone se sentía como en casa, sin importar el lugar pero siempre y cuando Steve se encontrara con ella. No importaba si se quedaban en el pequeño departamento del rubio o en su casa/Taller que estaba detrás, en el enorme patio de la mansión Stark; Steve era la clave siempre.

Ese día decidieron quedarse en casa de ella. Tone tenía un proyecto en mente y quería estar cerca de sus herramientas. Steve no tuvo ningún problema con ello, así que Tone aprovechó que el rubio no estaría y se dedicó la mayor parte del día a construir.

Sin embargo, el tiempo se le fue como agua de las manos y cuando menos pensó, la alarma que había colocado para recordar la hora a la que Steve salía de su trabajo, sonó tan fuerte que le hizo dar un respingo y soltar la llave inglesa que sostenía.

—¡Carajo!—Negó con su cabeza por su descuido y sin más decidió que era suficiente. Se adentró a la cocina buscando prepararse un café. En ese momento extrañaba a Jarvis, pero no quería ver al hombre tras de ella como lo estuvo con su padre, así que por el momento, el mayordomo se encontraba en unas vacaciones forzadas.

Tomó su café con calma al tiempo que se acababa su segunda dona. Steve llegaría pronto así que luego de terminar, se dirigió al baño dejando un caminito de ropa hasta el lugar, sin importarle donde quedaban sus prendas. Steve ya le había reprendido varias veces por hacer aquello, pues al final era él el que ponía todo en su lugar, pero de verdad que no podía evitar sacarle de sus casillas de vez en cuando. Le encantaba ver qué a pesar de ser pequeño, tuviera ese fuerte carácter de soldado. Le encantaba ver su ceño fruncido y el azul de sus ojos volverse más oscuro cuando se molestaba. Sonrió divertida, dejando de lado sus pensamientos mientras abría la llave y regulaba el agua para que quedara tibia.

Steve suspiró. Cerró con cuidado la puerta de la librería y bajó la cortina de metal que daba doble seguridad al lugar, colocó el candado con manos temblorosas debido al frío. Se dió la vuelta y miró a todos lados, siendo consciente del vapor que salía de su boca. Sin más, empezó a caminar para tomar el metro que le dejaba lo más cerca posible al camino que llevaba a la mansión Stark. Por el momento agradecía quedarse en casa de Tone, pues al menos ahí no pasaban tanto frío como en su departamento destartalado.

El camino se le hizo eterno. Sus nervios se crispaban mientras más se acercaba a su destino. No entendía como es que después de tanto tiempo estando con Tone, aún sintiera tanto revuelo dentro de su cuerpo al saber que le miraría. Emocionado, apresuró su paso por ese último tramo de terracería que le llevaría a la mansión Stark. Sonrió al divisarla cerca, queriendo sólo llegar a acurrucarse en la cama.

***

—¡Tone! Ya volví.—Llamó el rubio, pero no recibió respuesta. Recorrió con su mirada el lugar y fue cuando se percató de aquella ropa tirada en el suelo. Suspiró cansado, pues aquello no era ninguna sorpresa.

Se quitó su largo abrigo, guantes y zapatos, dejándolos en un perchero a un lado de la entrada. Caminó, levantando cada prenda que Tone se había encargado de dejar regadas por el suelo, sin embargo, sus pasos se detuvieron al ser consciente del sonido de la regadera, la puerta entreabierta y un ligero vapor ondulándose en el espacio.

Steve se movió en dirección del vapor, como en una especie de trance y sin saber realmente que sus pies le estaban llevando a un lugar prohibido. Tragó saliva, con su estómago apretándose en un agradable nudo que le hizo removerse. Sabía que ese baño no tenía nada que cubriera a la persona que estuviera bajo el agua, pues era de esos modernos que sólo tenían paredes de cristal que permitían ver todo.

—Tone.—Llamó.—He vuelto.—Dijo sin atreverse a dar el último paso que le mostraría aquello que no debería ver.

—Creí que tardarías más en volver.—La voz de ella salió con algo de eco.—Pero ya que estas aquí, ¿puedes darme una toalla? Olvidé acercar una.

Es Él (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora