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Y finalmente pasaba aquello que steve tanto temía.

Despertó con los primeros rayos de luz acariciando sus párpados, abrió sus ojos parpadeando varias veces para acostumbrarse a la luz matutina. Giró su rostro, encontrando la cama vacía de la presencia de Tone. Aguzó el oído intentando percibir algún sonido que le alertara sobre la presencia de la castaña en el departamento, sin embargo solo percibió silencio.

Se puso de pie e inmediatamente se asomó al baño, había pruebas de que ella estuvo ahí en su baño; el piso estaba húmedo y la toalla estada distendida sobre el soporte de la cortina. Se dio la vuelta con dirección a la cocina. En la mesa estaba un desayuno a medio preparar y a un lado un pequeño papel doblado a la mitad.

El corazón de Steve latía ferozmente en su pecho, su respiración fallaba y su mente estaba hecha un lío. No quería ser negativo, pero simplemente no encontraba explicación para la ausencia de Tone.

Se acercó a la mesa y tomó titubeante el papel. Dio un par de respiraciones profundas antes de abrirlo. Dentro solo estaban escritas unas cuantas palabras.

"Te dejé un poco de comida en el refrigerador.

Volveré más tarde.

TQ.

Tone."

Steve se quedó quieto. Su interior seguía bullendo con inquietud, Tone jamas se había ido de esa manera y mucho menos se habría levantado a plenas horas de madrugada sin hacer un solo ruido.

Era un tonto. ¿Como era posible que no sintiera sus movimientos? Volvió a su habitación y se puso un cambio de ropa lo mas rápido que pudo, tomó las llaves y sin más, salió como alma que lleva el diablo sin detenerse a pensar en nada más que en encontrar a la menor.

Fuera, el frío le caló hasta los huesos. Podía ver su aliento brotando de su boca en forma de volutas de humo. Se abrazó con fuerza a si mismo, acelerando el paso lo más que podía. A esas alturas, su pecho ardía ante cada respiración, su visión estaba empañada por sus lágrimas que intentaban salir de sus ojos; pero no podía permitirse llorar, no hasta saber que Tone estaba bien y que aquello que le estrujaba las entrañas solo era un estúpido sentimiento y no el terrible presentimiento de que todo era un desastre y ella no volvería jamás a su lado.

Steve se sentía morir. No sabía como era posible que Tone se hubiera metido de esa manera en su vida, no entendía cómo es que ella se había vuelto tan necesaria para él a tal grado de acostumbrarse tanto a su presencia; simplemente sentía que no podía vivir si ella no estaba a su lado.

Steve se aterró de ese último pensamiento, pues solo entonces se daba cuenta de aquel sentimiento tan fuerte que le taladraba el corazón con tanta fuerza desde el primer instante en que se encontró con la primogénita de Stark. Steve se había enamorado irremediablemente de aquella extravagante chica y sólo ahora se hacía consciente de ello. Era un grandísimo idiota.

***

Rhodey caminó a abrir la puerta, dispuesto a darle la regañiza de su vida a quien sea que se le hubiera ocurrido que era una buena idea despertarle con aquellos molestos e insistentes toquidos.

—¿Pero que...?—Exclamó el moreno al encontrarse con un muy desaliñado rubio que respiraba como si hubiera corrido un maratón y con los ojos como los de un desquiciado. Sus sentidos se pusieron en alerta, dando pase al otro.—¿Qué sucede, Steve?—Cuestionó con urgencia.

Steve intentaba nivelar su errática respiración. Todo su cuerpo le dolía y la vista se le nublaba por todo el esfuerzo que hizo al ir casi corriendo hasta la casa del moreno.

Es Él (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora