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Steve despertó un poco aturdido. Los recuerdos del día anterior le golpearon repentinamente e inmediatamente volteó a su lado contrario de la cama donde Tone se había quedado dormida con él; estaba vacío. Suspiró y pasó su mano derecha por su enmarañado cabello. Sus ojos ardían debido al llanto que no logró contener al descubrir una verdad que sacó a flote todas sus frustraciones.

Habían tantas cosas ocultas y ya no creía que pudiera confiar ni en su propia sombra. Él había creído firmemente que Bucky era un soldado, un combatiente más a cargo de detener amenazas donde fuera necesario; nunca creyó que fuera en realidad un agente. Ahora entendía el porqué de las miradas de Natasha y su amigo el día de la fiesta de Industrias Stark.

No quería ver a su amigo. Además estaba también el hecho de que éste estaba en la casa de Anthonie; encontrarlo en la cocina comiendo despreocupadamente era una clara señal de la confianza que tenía con la menor.

Unos toques a su puerta lo sacaron de sus pensamientos. Se limpió con sus manos cualquier rastro que pudiera tener de lágrimas y de sueño y dijo un débil "pase".

Bucky asomó su cabeza con lentitud, sus ojos se encontraron con los de Steve y le dedicó una pequeña sonrisa, que el rubio no devolvió.

—Buenos días. —Steve tampoco respondió a ello. Bucky se quedó parado en la entrada sin atreverse a dar otro paso más. —Oye... yo... perdón, ¿sí? Yo nunca quise mentirte sobre...

—Basta. Es demasiado temprano como para una charla de ese tipo.—Interrumpió Steve con voz cortante. Se puso de pie y se adentro rápidamente en el baño, encerrándose en él.

Bucky removió su peso de un pie a otro. Nunca antes Steve había estado molesto con él de esa manera, al grado de ni siquiera querer verlo y eso de verdad que le calaba hasta el alma. Quería explicarle que ese era su trabajo, que no podía hablar solo porque sí, incluso aunque se trata de él. Quería decirle que de haber sido otras las circunstancias, sin dudar hubiera ido corriendo con él a decirle que ella estaba bien.

Suspiró y se dio la vuelta, dejando la habitación de Steve. Debió haber hablado con Stark antes de haberse metido a su casa. Aunque, de igual manera Steve se habría enterado del asunto tarde o temprano; pero no de aquella manera.

Steve salió del baño una vez que escuchó la puerta cerrarse y se recostó nuevamente mirando fijamente el techo por unos minutos.

—¿JARVIS?—Pronunció dudoso.

A la orden, señor Rogers.

—¿Dónde está Anthonie?

—La señorita Stark está en su taller desde las cuatro de la mañana.

—Gracias, JARVIS.— Steve frunció el ceño. No había sentido ningún movimiento de parte de ella. Supuso que se había encontrado muy cansado después de tantas impresiones y sentimientos en el día que cayó rendido. Ahora que lo pensaba se sentía un poco más ligero; haber tenido el cuerpo de ella tan cerca había sido tan reconfortante, que todas sus penas disminuyeron de un segundo a otro.

***

Las cosas no podían ponerse mejor. Natasha Romanoff estaba sentada de manera despreocupada en el largo sofá blanco que se encontraba en el salón. Steve quería gritarle, pero era consciente que con la pelirroja eso no funcionaría para nada.

—¿Qué haces aquí? —Gruñó Steve.

Natasha alzó una ceja con diversión.

—¿Tú que haces aquí?

Es Él (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora