CAPÍTULO 28

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Liam había escuchado toda la conversación que los dos amigos habían mantenido.

Theo se había escapado. O había huido, depende de como se mirase la situación. En un repentino ataque de ira, Liam había golpeado la pared del aula donde se estaban escondiendo. Gracias a sus reflejos sobrenaturales, Scott se había podido apartar a tiempo, y ahora el puño del más joven descansaba donde segundos antes había estado su cabeza.

- Liam, ¿estás loco o qué? - susurró, tratando de no hacer más ruido del que ya habían hecho.

El alfa miró a su amigo. Seguía con el puño pegado a la pared e intentaba controlar su respiración.

- Theo... - murmuró.

- Sí, Theo, eh... esto... se ha... marchado, sí, eso, marchado. Ha tenido algún problema y...

- ¡Scott, he oido toda tu conversación con Stiles! - rugió, mostrando sus colmillos - ¡Theo ha huido! Creía... creía que yo... que nosotros le importábamos, que iba a ayudar a Stiles a encontrar una manera de derrotar al Maramba. Que idiota soy - y con un grito volvió a golpear la pared.

- Liam, contrólate. Por favor - Scott le cogió por los hombros y le giró la cabeza para mirarle a la cara. De repente, una sombra de preocupación cruzo su rostro -. Has sacado los colmillos. Y tus ojos están brillando. ¿Lo ha hecho a propósito?

¿Qué? ¡No!

- Tienes que volver a ser humano, Liam. Con tu aspecto de hombre lobo el Maramba captará más fácilmente tu aroma.

Como para corroborar esto se oyó el ruido de la espada de la criatura chocando con una pared. Unos cuantos escombros de ladrillos cayeron a la habitación donde los dos amigos se escondían.

- Scott... no puedo volver a transformarme. Ayúdame, por favor. No tengo control.

Otro golpe hizo temblar el instituto.

- Tienes que pensar en tu ancla. Es lo único que te mantiene humano.

- ¡No puedo! - sollozó el beta cada vez más agobiado - Mi ancla era Theo y él... bueno, él nos ha vuelto a traicionar.

La puerta que estaba más cerca de ellos salió despedida de sus goznes con un fuerte golpe y aterrizó al otro lado del aula. Scott agarró a su compañero de la camiseta y lo apartó de la trayectoria de la temible espada que se les venía encima. El Maramba entró en la habitación, imponente. Sacudió su melena y rugió a los dos muchachos. Si el mayor no hubiera seguido sujetando a Liam, este se hubiera lanzado al ataque sin pensarselo. Al estar medio transformado, no era completamente consciente de sus impulsos que lo llevaban a pelear con cualquier criatura viviente. Tan solo los ojos rojos de su alfa le impedían que cometiera alguna locura.

- ¡No podemos hacer nada contra él! Así que, ¡corre! - dijo Scott mientras empujaba a su amigo al pasillo.

Como única respuesta recibió un gruñido de asentimiento. Scott sacó sus propias garras y siguió a su beta.

Pero el Maramba reaccionó rápido. Con un poco de carrerilla alcanzó en unos pocos pasos a los dos hombres lobo. Lanzó un zarpazo que acertó de llenó en el muslo del alfa. Este soltó un gritó ahogado pero continuó cojeando tras su amigo. La herida era bastante profunda y no tardó en producirle un agudo dolor.

- Ya os he dado demasiadas oportunidades para rendiros - pronunció la bestia con su cavernosa voz.

Nada más decir esto, hizo un movimiento con su arma, dispuesto a partir en dos a Liam, que seguía demasiado desorientado por su incontrolable transformación.

Scott se dio cuenta de la situación en el último momento. Pelear contra la amenazadora criarura suponía una muerte segura, como la que le esperaba a su beta si no reaccionaba pronto. Así que hizo lo único que podía hacer: empujó a su amigo al suelo y se tiró encima suyo para protegerlo con su cuerpo. La técnica funcionó y consiguieron esquivar el ataque, pero no sin que el mayor se llevara otro tajo en el hombro. El problema era que ahora los dos estaban tirados en el suelo, aturdidos, desolados y, en el caso de Scott, ensangrentado.

Entonces la bestia hizo lo último que se imaginaban que haría: se rió.

- De verdad, eres tan ingenuo, Scott. No vas a poder proteger a tus amigos para siempre. Permiteme hacerte una pequeña demostración - el Maramba levantó de nuevo su espada, esta vez por encima de su cabeza y la asió con las dos manos -. ¿Unas últimas palabras?

Scott cerró los ojos y abrazó a Liam con más fuerza, aun con la esperanza de poder protegerle. Las heridas seguían abiertas, no se estaban curando con normalidad. No entendía por qué no podía curarse. Sentía como su vida se escapaba por momentos. Y aunque odiaba rendirse, esta vez no veía otra salida. Habían perdido. No podían pelear contra la criatura, pero tampoco podían matarla: Nolan seguía ahí dentro, en alguna parte. Tampoco podían esquivar los mandobles del cambiaformas enternamente. Solo podían hacer una cosa: esperar a la muerte.

- Hoy no va a morir nadie, amigo - contestó una voz desde la entrada del pasillo. Y antes de que el Maramba se diera la vuelta, el sonido de un disparo rasgó el aire.

being the bait - THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora