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La melodía de la angustia,
Resuena en mi cabeza,
Refleja la agonía,
De mi ser egoísta.

Allen se encontraba frente a la mesa de su comedor, en una silla donde mantenía sus piernas frente a su pecho, en posición fetal, sus brazos rodeaban sus piernas mientras ocultaba su rostro en estas.

Seguía pensando en lo que le hizo a Kanda, de todos era al que menos quería dañar, con el que menos quería utilizar ese estúpido toque que tenía. Miro el sobre que tenía frente a él, blanco y algo arrugado. Tal vez por el pasar de los años.

Lo tomó entre sus manos y lo guardo en su pantalón, no quería verlo, no quería recordar que tan egoísta fue al 'proteger 'el mundo, cuando en realidad solo se protegía así mismo. Tomó aire y se levantó sintiendose al momento débil.

Cayó abruptamente al suelo, porque sus piernas temblaron y no resistieron mantenerse de pie. Se quedó acostado en el frío suelo, su cuerpo pedía que le diera algo de alimento, que le diera energías pero él no quería comer nada. Ayudándose de la mesa se levantó y miro un pan de curry, lo tomó y se lo llevó a la boca. Insípido.

No sabía a nada.

Lo comió todo, sintiéndose un poco mejor camino y se fue a la escuela. Solo quería distraerse un poco.

Por la ciudad todo era, personas, personas y más personas. Por eso él evitaba a toda costa las calles que sabía estarían muy concurridas porqué bien alguien podría chocar y tocarlo accidentalmente, provocando una desgracia.

Siguió su camino a pasos lentos, mirando el pavimento mientras escondía su rostro en  el gorro de su chamarra y su cabello, dando la impresión de ser un fantasma.

-¡Tyki no hagas eso! - Escucho el quejido de una voz que él conocía muy bien, miro el otro lado de la calle y ahí estaba Lavi mirando con el ceño fruncido a Tyki - ¡Esas eran mis paletas! -

- Estaban muy ricas - Le contestó mientras sonreía, Lavi se le aventó encima y ambos cayeron, comenzaron a reír.

- Eres muy malo- Lavi le jalo las mejillas mientras el mayor reía.

- Así me quieres - Se acercó a él y le dio un beso en la comisura de los labios, a lo que el menor se sonrojo.

Allen sonrió al ver esa escena, siguió su camino recordando los hechos pasados.

En ese tiempo, Lavi había sido secuestrado por el conde, fue víctima de golpes y abusos por parte de los Noah, solo para ver si le sacaban información a su abuelo. Sin embargo, sin entender como, o porque,  Tyki le ayudó a escapar y aunque quiso también sacar al panda, no pudo pues este se negó.

Lavi y Tyki estaban enamorados, pero solo se lo dijeron una vez, y esa vez fue cuando Lavi mató a Tyki. El Albino recordaba muy bien que el oji esmeralda cayó en una fuerte depresión.

No comía, no dormía, no hacia sus típicas bromas, no hacia nada más que sentarse en su cama y cubrirse con su cobija.

Era algo muy triste verlo de esa manera, no respondía a las preguntas o comentarios, quería siempre estar solo y se encerraba en su habitación ¿pero como no hacerlo? Perdió a su abuelo... Y mató a la persona  que más amaba.

Allen suspiro mientras les deseaba una vida feliz. Aquello que no habían podido tener en el pasado.

Los imagino abrazados, sin querer sintió celos. Porqué él no podría estar así con nadie -Soy un egoísta- Murmuro bajo mientras entraba al aula.

Kanda se encontraba sentado en su lugar, por alguna extraña razón no recordaba muchas cosas, se sentía muy incómodo además de que tenía un leve dolor de cabeza, no entendía el porque tenia esos síntomas si él era de los que gozan buena salud. Alma, su hermana mayor que era médico, le revisó pero al parecer no tenía nada. Tal vez era la falta de sueño... Pero ¿porqué no podía dormir?

Dejó eso de lado, y espero a que las clases dieran inicio.

En la hora del almuerzo, Allen como siempre se levantó de su asiento, camino hacia la puerta hasta que sintió como Lala lo empujaba, ella lo miro.

- Lo siento- Le dijo un poco sonrojada, él a cambio sonrió y se levantó.

- No fue nada - Salió del aula y se fue a la azotea, a su pequeño refugio.

Lala miro como Allen se fue, después sin querer su mirada se desvío al suelo donde encontró un sobre blanco y algo arrugado, lo levantó y lo volteo.

Kanda

Leyó en este. Ladeo la cabeza y se acercó al peliazul que al mirarla solo fruncio el ceño.

- ¿Kanda San? - Pregunto tímida, el oji azul chasqueo la lengua.

- ¿Qué quieres? - La rubia le extendió el sobre y a cambio él la miro desconcertado - ¿Qué es eso?  Una carta de amor... No gracias -

- No es mía - Le contestó esta sonrojada - Yo tengo novio-

- ¿Entonces para qué me das esa basura? - Le preguntó molesto

- La encontré tirada en el suelo - Kanda tomó de mala gana el sobre - Bueno... Adiós - Dicho esto, Lala se fue con sus amigas.

El peliazul miro con detenimiento el sobre, estaba algo sucio, arrugado y se podría decir que viejo. Miro la parte trasera, y como había dicho la chica ahí estaba su nombre, escrito con una muy bonita letra que sin saber porqué, se le hizo conocida.

La guardo en su maletín, llegaría a ver que contenía en su casa.

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Hola...
Solo quería decirles que a partir de ahora mis notas serán solo en algunas ocasiones.
Espero disfruten este capítulo.
Nos vemos y gracias por leer ❤

El toque del olvido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora