... 21 ...

404 80 5
                                    

La sinceridad de un deseo,
Se convierte en un anhelo,
Mientras tu ser egoísta,
Te sigue haciendo el antagonista.

Todo el mundo tarde o temprano cae en algo, ya sea en un charco, en una silla, en un odio profundo, o en amor. Saber que caes es algo difícil, duele y sangras la mayoría de la veces, terminas haciéndote daño y tienes dos opciones; levantarte o quedarte tirado.

No sabía a ciencia cierta cómo o porqué, pero siempre había algo malo entre ellos y sin saber porque le dolía. No podía escapar de aquellas incógnitas que se formaban en su mente ni en su corazón porque aunque lo quisiera negar, el pensar que se tendría que alejar dentro de dos días del albino lo hacían sentir que el aire se le iba, simplemente no quería, no lo deseaba. Pero había hecho una promesa. Y pensar que él solo se había acercado para sacar respuestas.

Las cuales no llegaban.

No era su culpa pero tampoco la del menor. Ambos habían poco a poco hablado más, ya no se portaban de manera cortante e incluso Allen ya no se ponía tan a la defensiva, comían juntos y en clases por más increíble que fuera se llegaron a saltar unas para poder ir a comprar dangos, eso lo hacía sonreír por dentro porque el de ojos plateados se mostraba como un pequeño niño al comerlos, tal parecía que era su alimento favorito, claro que él prefería la soba.

-¿No quieres Kanda?- Preguntó con una sonrisa el menor mientras le extendía un mitarashi dango, aquello le sorprendió pues el moyashi no le daba de su comida o no lo había hecho hasta ese día.

- Está bien...- Accedió con tal de no borrar la sonrisa del menor, por alguna razón sentía que esa sonrisa ahora era verdadera y no como las que había visto en él hacía semanas.

Habían algunos cambios en Allen, aún estaba delgado pero no tanto como hacia días, no tenía ojeras y se cuidaba mejor, en pocos días presentó un avance enorme y eso le gustaba; volvía ser él.

Pero ¿quién era él en realidad?

Mordió el dango pensativo, siendo sincero no lo sabía. Aún se preguntaba quién era Allen Walker. Al imaginarlo pensaba en una persona molesta, infantil y por demás chillona pero también se le venía alguien fuerte, valiente y lindo... ¿Ese era Allen? No lo sabía, como siempre se queda sin respuestas, como siempre se tenía que quedar con las ganas de preguntar, de saber. Ya estaba harto de buscar respuestas y no encontrarlas.

Vivía lo que vivió Allen hace años y ni siquiera lo sabía.

Era frustrante tener la respuesta frente a él y aún así no verla.

-Es hora de volver -

Habló mientras se ponía de pie junto con el mencionado, sin embargo este al hacerlo perdió el equilibrio tropezando con la mesa y por acto de reflejo lo atrapó agarrándolo del brazo. Allen por su parte al sentir el agarre abrió los ojos enormemente y se soltó cayendo de cara, le dolió pero eso no evitó que su vista de inmediato viajará hacia Kanda quien le miraba confundido.

-Y-yo...- Desvío la mirada de forma violenta a la vez que se levantaba -Voy al baño-

En es momento se dio cuenta de la cruda realidad, él y Allen estaban separados por una gran brecha. Si ni siquiera lo dejaba tocarlo o acercarse ¿en verdad podía decir que habían progresado? La verdad duele y duele mucho, sientes que el alma se desgarra poco a poco como si alguien te enterrara una cuchilla filosa una y otra vez, como si no fuera suficiente el hacerlo una vez lo hacía otra, y otra, y otra, y otra vez. Así se sentía él al ver que Allen caminaba, alejándose.

Era estúpido.

¿Porqué se sentía así? ¿Qué podía hacer ¿Qué debía hacer?

El pecho le ardía y no podía respirar, en serio ¿qué estaba haciendo mal? ¿Por qué no podía estar con él?

¿¡Porqué!?

Tomo aire, no debía pensar en eso cuando dentro de unas horas tendría que fingir que él no existía, jamás podría volver a verlo, dirigirle la palabra, saltarse clases con él, comer con él... Estar con él...

La vida es cruel, muy cruel. Desde hacía tiempo lo sabía.

Allen sólo quería poder seguir comiendo junto a la compañía de Kanda, la comida sabía mejor si estaban juntos.

Ahora la comida sería insípida.

Miró el reflejo del espejo tras haberse echado un poco de agua en el rostro, ¿quién era la persona frente a él? Se cuestionaba ya incluso quién era él, el por qué hacía aquello... El porqué alejaba a las personas.

Soñar ya no servía.

Se mordió el labio interno, todo mejoraría si él pensaba positivamente ¿no? Tenía que mejorar, debía mejor...

¡Todo debía mejorar!

¿¡Sino qué haría él!?

La impotencia era tan grande,debía ignorarla, debía como siempre, luchar.

Luchar por todos...

Menos por él...

Salió del baño con la mirada baja, no quería levantarla por el momento, no ahora. Sin embargo aquello provocó que chocara con otra persona y por acto de reflejo la tomó de la mano; no funcionó. El guante le termino siendo arrebatado por error mientras la persona caía.

- ¡Lo siento mucho!- Dijo mientras miraba con remordimiento a la persona, otra vez causaba problemas.

Pero su actitud arrepentida cambio a una de sorpresa al ver a Bak tirado con una sonrisa relajada -Está bien, no es nada tampoco me iba fijando por donde iba -

-A-aún así disculpa...-

-Bueno, disculpado pero ¿me ayudas a levantarme? -

Allen asintió con la cabeza, era una sorpresa verlo. Pero entre tanta confusión y distracción no se dio cuenta de que al ofrecer su mano Bak tomó tanto la que tenía el guante como la que no.

De nuevo todo mal.

El joven rubio se quedó estático y Allen solo pudo alejarse con él rostro horrorizado, otra vez lo había hecho... Otra vez...

-N-no..- Murmuró mientras el mayor soltaba el guante y comenzaba a caminar como si nada, dejando a Allen atrás mientras este se tapaba la boca evitando gritar.

Recogió el guante y se lo colocó, no miró hacia atrás porque no quería ver a su amigo de esa forma. Caminó fingiendo que nada pasaba aunque por dentro se estuviera rompiendo.

Pero, no contaba con que alguien más estuviera viendo aquella escena.

El toque del olvido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora