... 23 ...

396 90 14
                                    

Para conocerte,
Primero debo conocerme,
Ahora que estoy consciente,
Prometo no dañarte.

Los sueños son algo hermoso que te impulsan a seguir adelante, no para todos son los mismos; unos buscan fama otros buscan poder. Ese no era su caso, él solo quería una vida normal, algo que no podía tener. Bien dicen que deseas lo que no puedes tener.

No hacía mucho tiempo que él quería tener una vida normal, poder andar por donde se le diera la gana, siendo rodeado de sus seres queridos, de esas personas que le importaban, de un día dar la noticia de que él y su amado decidieron adoptar a un niño o niña, de ver como crecía, de tener una familia y de que el día de su muerte todos lloraban mientras relataban historias de su torpeza o algo por el estilo.

Era un sueño muy lejano.

Se encontraban en el Auditorio, por alguna razón había decidido pasar por una última vez. Todos estaban apresurados y jugando, sonrientes. Estaba decidido a irse ya pero antes debía de hacer algo, buscó con la mirada a Lala y cuando la vio se acercó a ella.

-Lala san- Habló bajo ganándose la mirada de la rubia mientras ladeaba la cabeza, dejando de lado su cabello que cepillaba con cuidado -Disculpa la molestia pero, ¿podrías presentar esto? Tocarla y cantarla de ser posible -

-Claro - Le fueron entregadas las notas y letras pero entonces ella volvió a mirar al sujeto desconocido -Pero ¿quién eres y porqué me das esto? -

-Oh eso...- Desvío un poco la mirada -Kanda san me mandó porque a él le da mucha pena presentarla y decirte... Ya sabes como es -

-Entiendo...- Comentó pensativa y para cuando volvió a subir la mirada el joven estaba corriendo lejos, sólo alcanzó a escuchar un "gracias" pero no le dio importancia.

La fiebre por alguna razón no le bajaba,el sudor y dolores de cabeza y cuerpo eran cada vez peor. Alma temía por su hermano.

Por más que trataba de aplicar todo conocimiento médico que tenía no lograba hacer que Kanda mejorará. Y ya llevaba toda la noche y parte del día de esa forma. Estaba desesperada, no era un resfriado normal o no como ella lo creyó.

-Yu... - Se sentía inquieta, Kanda balbuceaba y se quejaba. Le dolía verlo así y no poder hacer nada -Tienes que mejorarte... Sé que eres fuerte-

Tomó su mano con cuidado y colocó el collar que había encontrado tirado en medio de la sala, tenía una bonita flor de loto en este y supuso que era de su hermano pues este lo sostenía con fuerza la vez que lo encontró. Le dio un beso en la frente y salió a preparar un poco de té, su hermano debía estar bien hidratado.

- ¡Te dije que me dejes en paz!-

Kanda no lo entendía, las mismas escenas. Alguien alejándose de forma rápida mientras él lo miraba con impotencia. Ya no sabía cuántas veces se habían repetidos esas escenas. Su cabeza dolía a horrores y la debilidad de sus pies le imposibilitaba caminar, la oscuridad a su alrededor lo tenían con los pelos de punta.

- Yu... Eres un dormilón - ​La sombra de alguien cerca suyo o del clon que estaba en la cama, llamó su atención - Pero yo soy peor jeje.. -

Observó con cuidado, cabello blanco no... ¿Café? Delgado... Algo alto... No... Era bajo...

-¿Oye quien eres?- Sin respuesta, era como si no pudieran escucharlo, bufó molesto y decidió seguir observando

- ¿Sabes? Ahora que la guerra terminó deberías convivir más con los demás... Pero en cambio te dedicas a atormentarte con mis recuerdos y duele verte... - ​Susurró con voz ronca mientras las lágrimas caían por sus ojos, su mano se dirigió a su cabello que toco con delicadeza ya amor - ​Es mi culpa por hacerte prometer que no me olvidarías... Me equivoque... No quiero verte sufrir si es por mi culpa... Ya lo has hecho suficiente durante toda tu vida -

Su respiración se alteró, no quería seguir viendo no si era así. Trato de moverse pero los pies no querían, estaba clavado al suelo. Miró al joven -Detente...- Su corazón se alteró, algo le advertía que debía detener lo que pasaba, debía hacerlo - No lo hagas...-

-Gracias por todo Yu... En serio, gracias por dejarme vivir... - Acercó su mano hacia su rostro y entonces Kanda adquirió fuerza, se lanzó contra él pero antes de tocarlo el joven había tocado su rostro - Lo siento...-

Y​ desapareció todo.

Cayó al suelo mientras se maldecía, no era justo... Nada justo... En su rostro se denotaban las ganas de llorar que tenía, entendía todo.

Ese joven al principio le caía mal, pero ese sentimiento se transformó poco a poco. Quería verlo,protegerlo, hacerlo reír y molestarlo. Sus sentimientos fueron correspondidos, noches de pasión,amor y dulzura por igual hasta que él se fue con alguien para cumplir una promesa pero regresó por él. Todo fue su culpa. Si él no hubiera cumplido esa promesa el joven no habría tenido tantos problemas, no hubiera escapado de los que suponía eran su familia ni de él, si tan sólo él hubiera sido más fuerte el menor no se habría sacrificado ni muerto esa vez, no habría tenido que visitar a todos por las noches mientras dormían para hacerlos olvidar.

Se levantó con impotencia marcada en su cuerpo, era su culpa, lo había dejado solo, caminando por un sendero oscuro -Soy un idiota...- Murmuró mientras se jalaba el cabello, ahora no sabía qué hacer. Los recuerdos le vinieron de golpe y se había dado cuenta de que tan mal había actuado, que tanto lo había herido.

Pero una luz apareció frente a él, de nuevo esa luz. El tintineo lo hizo sonreír con desgano -Tienes razón... Esta solo - Apretó las manos, rompió su promesa de no olvidarlo, de no dejarlo solo... Aquella que hicieron esa vez que lloró frente a todos mientras el joven parecía y se decían "te amo" por ultima vez. El tintineo lo hizo sonreír de lado -¿Preguntas quién soy yo? - Acercó su mano con cuidado y lentitud -Soy un idiota, alguien que se enamoró de otro idiota... Una persona egoísta que faltó a su palabra... Soy Kanda Yu -

Y tocó la luz.

Todo a su alrededor se iluminó de forma rápida,mostrando una habitación blanca y que parecía vacía, sin embargo frente a él estaba sentado un pelirrojo muy serio con las piernas cruzadas -Ya era hora, te tardaste idiota -

El toque del olvido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora