Capítulo 9: La cuerda

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Jon se encontraba en clase, liado con unos apuntes de Matemáticas, pensando en la noche de sexo que tuvo con Clara, la cual le resultó gratificante y realmente excitante. Pero tenía que centrarse en estudiar, dado que la Selectividad estaba cada vez más cerca. Estaban en febrero, pero el tiempo pasaba cada vez más rápido.

—Hola, Jon. Te veo hincando mucho los codos. —Dijo Paloma.

—La verdad es que sí. Tengo demasiadas cosas en las que pensar. —Dijo Jon.

—Tú tranquilo, Jon, que mientras estemos unidos, a ninguno le llegará la muerte. —Dijo Paloma.

—Me alegra oír eso, Paloma. Desde luego que eres una gran amiga. —Dijo Jon.

La violencia en el centro se había incrementado considerablemente en el segundo trimestre. Jon tenía que averiguar como fuera posible qué eran las fuerzas oscuras que estaban asolando al instituto, y destruir a dichas fuerzas oscuras, las que traerían muerte y miseria al instituto.

«Bueno, ya es suficiente por hoy», pensó Jon.

Ambos salieron juntos de la clase, y encontraron a Patricia, quien parecía un tanto alarmada por algo que Jon aún no entendía.

—Chicos, tenéis que venir a ver esto. —Dijo Patricia.

Jon y Paloma siguieron a Patricia hasta el pabellón interior. Allí había una criatura cubierta de sangre y de dientes afilados. La criatura parecía medir como mínimo dos metros de altura, y tenía un aspecto humanoide, con garras largas y puntiagudas y dientes afilados como espadas.

La criatura se abalanzó sobre Jon, y Jon rápidamente logró soltarse con un cuchillo que rajó el estómago de la criatura. La sangre corrió por las manos de Jon, hasta que se le quedaron pegajosas, y entonces aprovechó para apuñalarlo varias veces en el corazón, hasta que la criatura cayó al suelo muerta y llena de sangre.

Entonces, otras seis criaturas como esa salieron de entre las sombras. Las criaturas empezaron a atacar con sus garras. Entonces, en ese momento entraron Mario, Daniel y Alejandro por la puerta.

—Bueno, pues seis contra seis. Esto es una pelea justa. —Dijo Jon.

Las criaturas atacaron violentamente. Una de ellas tumbó en el suelo a Daniel, pero Daniel rápidamente se levantó y le asestó un golpe con un palo a la criatura. Salió algo de sangre de su cabeza. Entonces, cuando la criatura empezaba a desgarrar a Daniel, y la sangre chorreaba de su tronco, Alejandro cogió una espada del cesto que había allí y decapitó a la criatura. La cabeza rodó por el suelo y chorreó sangre. Paloma y Patricia la miraron asqueadas.

Otra de ellas apareció detrás de Mario. Mario, quien parecía asustado, no parecía reaccionar a nada, pero Jon apareció en el momento justo con un rifle Winchester Modelo 1890 a mano para hacer frente a la criatura. Empezó a dispararle. Le disparó una, dos y hasta tres veces, hasta que al final le dio un disparo en la cabeza que terminó por abatirle. La sangre de la criatura salpicó en la pared.

Pero todavía quedaban cuatro criaturas, y Jon atacó con un hacha a una de ellas. Aun así, la criatura era extremadamente rápida, haciendo llegar a Jon al punto de la extenuación. Entonces, Jon vio cómo los ojos de la criatura se encendían y adoptaban un color rojo brillante. La criatura trató de morder en la pierna a Jon, pero Jon hizo un rápido movimiento y, con el hacha, le asestó un golpe mortal en la cabeza, formando una pequeña lluvia de sangre y matando a la criatura.

Las otras tres rodearon a Patricia, y Patricia sacó su pistola, con la que logró matar a una de ellas y las otras dos se retiraron, para atacar posteriormente a Daniel. Pero Daniel no era estúpido. No se quedaría de brazos cruzados. Clavó su puñal en uno de los ojos de la criatura, y después asestó un fuerte golpe en el vientre de la criatura con una espada que él tenía, desparramando los intestinos por el suelo y matando a la criatura.

La criatura restante soltó un violento alarido y empujó a Paloma al suelo, buscando destriparla igual que Daniel le había hecho a su criatura amiga.

—Me cago en su puta madre. —Dijo Daniel.

Entonces, Paloma empezó a clavarle un cuchillo en el corazón repetidas veces, hasta que finalmente la criatura cayó muerta al suelo.

—¿Qué serían esas criaturas? —Inquirió Jon.

—Ni idea, pero hay que averiguarlo. No podemos tener seres desconocidos merodeando por el instituto. —Dijo Patricia.

Entonces, Jon pudo percatarse de que había algo en la entrada del baño del pabellón.

—Es una cuerda. Ahí. —Dijo Jon.

—¿Dónde? —Inquirió Mario.

—Ahí. Mírala. Tiene que estar ahí por algún motivo. Dudo que este ahí por mera casualidad. —Dijo Jon.

Entonces, se acercó para coger la cuerda.

—Esto abre una trampilla.






Sombras de Odio II: El Sótano de los HorroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora