Capítulo 16: La cazadora

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Llegaron a la casa de Teresa, quien les guió por una serie de pasillos y escaleras que acababan en una puerta. Teresa abrió la puerta presionando el pomo, y se encontraron en una sala increíblemente tecnológica, en la que había armas de todo tipo: metralletas, pistolas, fusiles, subfusiles, puñales, cuchillos, y más armas que Jon no supo describir.

—Así que esta es tu guarida. —Dijo Jon.

—Así es. En esta guarida planeo mis cacerías, y últimamente estoy fijando mucho la vista en el instituto. Ese puto lugar guarda algo muy chungo. —Dijo Teresa.

—Y bueno, ¿hay alguna manera de abrir ese portal para matar a la criatura? —Inquirió Jon.

—Se necesitan conocimientos de física avanzada. Mi primo es físico especializado en teoría de cuerdas. Trabajan con dimensiones más altas en sus ecuaciones matemáticas. —Dijo Teresa.

—Pues bien. Necesitaremos concertar una reunión entre tu primo y los profesores. Solamente así podremos abrir el portal y encontrar a esa maldita criatura. —Dijo Jon.

—Creo que hay alguien que nos podría dar una pista sobre el monstruo. —Dijo Daniel.

—La niña fantasma. La que me encontré en los aseos del instituto. Seguramente a ella la matase el monstruo. Hay que averiguar cómo encontrarla. —Dijo Jon.

—A ti se te apareció. Imagino que tú podrías hablar nuevamente con ella. —Dijo Paloma.

—Sí, pero a ver si tengo suerte. —Dijo Jon.

—La tendrás. Yo te acompañaré. —Dijo Paloma.

Entonces, al día siguiente, llegaron a clase. Eran las tres y cuarto. Los alumnos entraban a clase.

Cuando empezaron las clases, de repente Jon empezó a sudar profusamente, tanto que casi habría sido capaz de desnudarse allí mismo y arriesgarse a que toda la clase le viese la polla. Pero antes de que eso se le pasase por la cabeza, se desmayó. Sus ojos se cerraron, y su campo visual se convirtió en una total oscuridad.

Entonces, Jon finalmente despertó. Se encontraba en el sofá de la sala de profesores.

—¿Qué ha pasado? —Preguntó Jon.

—Te has desmayado. Dicen que podría ser efecto del estrés. —Dijo Paloma.

—Tendría sentido. Me han hecho de todo. He estado a punto de morir y me han raptado unos gángsters sobrenaturales que aman a un dios de la oscuridad y la muerte. —Dijo Jon.

—Pero sigues vivo. No se puede decir lo mismo de otras personas que, por desgracia, han muerto. —Dijo Paloma.

Jon se incorporó rápidamente. Primero se sentó. Lo hizo despacio para no volver a desmayarse cuando se levantase. Jon se logró incorporar con éxito.

—Tendremos que averiguar lo de la niña. —Dijo Jon.

—Te acompañaré. —Dijo Paloma—. Están habiendo muertes, y es peligroso ir solo por el instituto.

Entonces, cayó la noche, y cuando todos se fueron, Jon y Paloma se quedaron, para intentar contactar con la niña. Al principio, estas cosas les daban miedo, pero se habían ido acostumbrando poco a poco.

Subieron los escalones para ir a los aseos del instituto. Entonces, pasaron allí unas horas, hasta que finalmente la niña apareció.

—He podido oír que necesitáis mi ayuda. —Dijo la niña.

—¿Eres Emilia Goldberg, verdad? La niña que murió en extrañas circunstancias. ¿Podrías relatarnos lo que pasó? Si es que te acuerdas, claro. —Dijo Jon.

—Por lo que yo sé estáis ya a principios de marzo, ¿no es cierto? —Inquirió Emilia.

—Así es, ¿pero importa eso? —Dijo Jon.

—No. Era por orientarme. La muerte te hace perder la noción del tiempo. Bueno, a lo que vamos. Mi muerte fue horrible. Creedme, es algo que no querríais haber visto. Estaba con un amigo entrando en una parte oculta del instituto. Entonces, las puertas se abrieron. Pasamos, y entonces, algo muy extraño ocurrió. Una criatura horripilante apareció, y nos miró a ambos. Después, en un instante, tanto el niño como yo quedamos reducidos a masas de sangre, piel y órganos. Nadie más supo de nuestra muerte hasta que nos encontraron posteriormente. La policía tuvo que trabajar mucho para reconocernos, dado que nuestros cuerpos estaban en muy mal estado. Entonces, como fantasma, logré trascender el bulk y escapar a esta dimensión, a este Universo. Me oculté en el baño porque creí que así nadie me atraparía, y de momento he acertado. —Explicó Emilia.

—Muchas gracias por la información. Mataremos a esa criatura. —Dijo Jon.

Entonces, Jon y Paloma salieron de allí, listos para contar todo lo que habían escuchado y, de esa manera, abrir la entrada al Sótano de los Horrores y matar a lo que hubiese dentro.

Llegaba el momento de la acción.



Sombras de Odio II: El Sótano de los HorroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora