Capítulo 19: El heredero del Inquisidor

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Jon estaba anodadado. Había encontrado a su amiga, pero esta parecía inconsciente. No daba señales de vida. Cuando le tocó la cara, se aterró.

«Está fría», pensó.

Entonces, un joven apareció de repente. Jon lo reconoció de inmediato. Era Darío.

—Darío. ¿Qué haces aquí? —Inquirió Jon.

—¿Quieres saber qué le pasa a Paloma? —Dijo Darío con voz queda.

—Pues podrías empezar por ahí. —Dijo Jon.

—Está en un estado de coma por pérdida de energía vital. Su energía está siendo drenada. —Explicó.

—¿Quién? ¿Quién le está drenando la energía vital a Paloma? —Inquirió Jon.

—Alguien que busca el poder definitivo. Alguien que busca demostrar al mundo lo en serio que va su amenaza. —Dijo Darío.

«Parece como si entendiese demasiado bien las motivaciones de esa persona», pensó.

Jon se quedó contemplando a aquel extraño joven y al cuerpo aparentemente inerte de su amiga, y supo que Darío no le estaba contando toda la verdad.

—Exijo saber qué está pasando. No tiene sentido que estés aquí. No tiene sentido nada de toda la puta mierda que hay aquí. —Dijo Jon.

—Al igual que no tiene sentido que Goku domine el Ultra Instinto. —Dijo Darío.

—No estamos hablando de Dragon Ball Super. —Dijo Jon—. Explícame qué coño está drenando la energía de Paloma.

—No lo sé. Sinceramente no lo sé, pero he de decirte que el heredero del Inquisidor puede tener algo que ver. Él abrió la cámara, y él liberó al monstruo que habitaba en su interior, y ahora está listo para mataros a todos. Ahora busca la energía de tu amiga porque necesita poder para ser quien antaño fue, para ser quien sacará al mundo de la crisis en la que está sumido, y para ser quien lo gobierne cuando el enemigo haya sido destruido. —Dijo Darío.

—¿Y cómo sabes todo eso? —Inquirió Jon.

—Porque yo soy el heredero del Inquisidor, por línea paterna. Revisé mi árbol genealógico antes de entrar a abrir la dimensión del Sótano de los Horrores. Pronuncié las palabras y conseguí domar a la bestia que hay en el interior. Y tranquilo, solamente saldrá si es llamada. Cuando termine de absorber la energía vital de tu amiga, ella morirá, y yo seré inmortal. —Dijo Darío.

—¡No lo conseguirás! —Dijo Jon, que sacó su pistola de la funda que llevaba en un cinturón.

—¿Crees que una simple arma de fuego puede acabar conmigo? Cuando absorba el poder de Paloma, no podrás matarme con nada. —Dijo Darío.

—¿Y qué harás para exterminarme? ¿Llamar a la bestia? —Inquirió Jon.

—Así es. —Dijo Darío.

Darío pronunció una serie de palabras en una lengua extraña, y empezó a oírse un aterrador sonido procedente de las paredes del Sótano. Parecían un montón de voces humanas combinadas para formar el aterrador sonido que emitía la criatura. A Jon le pareció oír gritos de niños en la voz de la criatura. Se esperaba lo peor.

La criatura tenía un aspecto horrendo: una especie de araña de seis patas con un rostro deforme, una boca con varias hileras de dientes, unas patas cubiertas de púas y unos ojos rojos que parecían inyectados en sangre.

«Correr o morir», pensó Jon.

Jon trató de correr, pero el suelo estaba resbaladizo por el agua y cayó. Trató de disparar a la criatura en una de sus patas, pero las púas desviaron las balas. Finalmente, una de las patas de la criatura agarró de la ropa a Jon, pero Jon se soltó con facilidad.

Había raíces en la pared, y entonces apareció el sádico compañero de la criatura, una especie de criatura espectral que vivía en aquellas raíces en la pared. La criatura sostuvo a Jon de los brazos por atrás.

—¿Y ahora qué? ¿Me vas a violar, espectro de mierda? —Dijo Jon.

Entonces, Jon sacó la pistola y disparó en la cabeza varias veces a la criatura, hasta que la mató. La sangre cayó en cascada al suelo.

Entonces, la criatura principal trató de aplastar a Jon con sus patas, pero no lo consiguió. Jon saltó y clavó una daga en uno de los ojos de la criatura. Salió algo de sangre del ojo.

—Sangre de monstruo. Qué asco. —Dijo Jon.

—Vamos, monstruo. Dale duro contra la pared. —Animaba el loco de Darío por detrás.

Entonces, Jon cogió la daga y se la clavó en otro de sus ojos (la criatura tenía seis ojos). Otro chorro de sangre salió, y pringó la daga y las manos de Jon.

—Toma esta, hijo de puta. —Dijo Jon.

Entonces, clavó la daga en su dorso varias veces, haciendo que salpicase bastante sangre de la criatura en todas direcciones. Le abrió una raja en su abdomen, y empezaron a salir sus órganos internos.

«Qué asco», pensó.

Entonces, alcanzó finalmente el corazón de la criatura, que brillaba de color rojo en el centro de su tronco. Sacó la pistola, y le disparó varias veces en el corazón, hasta que la criatura cayó muerta al suelo.

—Fin del juego, Darío. El juego ha terminado, y has perdido. Devuelve a Paloma su energía vital o te haré lo mismo que a tu monstruito. —Dijo Jon.

—Las Sombras del Odio me protegerán. Soy uno de ellos. Soy sangre de su sangre. Soy el dios de este universo. —Dijo Darío.

—Lo que eres es un loco de narices. —Dijo Jon.

—Tú eres el loco. ¡Has mutilado a mi criatura! —Dijo Darío.

—¡Tu criatura y tú habéis asesinado gente y secuestrado a mi amiga! ¡Así que te ordeno que la sueltes o las consecuencias serán fatales! —Dijo Jon.

—Lo triste es que los buenos no os valoráis a vosotros mismos, y por eso las Sombras del Odio vencerán a vuestro patético grupo de investigación. —Dijo Darío.

Entonces, Jon se enfadó tanto que, misteriosamente, logró lanzar a Darío contra la pared del Sótano sin tocarle.

—Me has debilitado. —Dijo Darío.

—Esta energía volverá a Paloma, la persona a la que le pertenece, y tú vas a morir. —Dijo Jon.

—¡NO! ¡NO PUEDES HACERME ESTO, PEDAZO DE BASTARDO! ¡TE MATARÉ, Y ME COMERÉ A TUS AMIGOS VIVOS! ¡TOMARÉ CIUDADES ENTERAS, VIOLARÉ A SUS MUJERES Y TOMARÉ A SUS HIJOS COMO ESCLAVOS! ¡Y DESPUÉS DE TODO ESO, VOLVERÉ A POR TI, ME AGENCIARÉ OTRA CRIATURA Y TE MATARÉ! —Gritaba Darío.

—Vuelve al siglo XXI, anda. —Dijo Jon.

—¡Cállate! ¡O tu amiga morirá! —Dijo Darío.

Entonces, la paciencia de Jon finalmente se agotó, y Jon sacó la pistola y le disparó tres veces en la cabeza, y finalmente cayó al estanque del Sótano, tiñendo el agua de rojo por la sangre. Jon pudo ver cómo la energía drenada de Darío volvía a su receptáculo original, que era Paloma.

Paloma finalmente despertó.

—¿Qué ha pasado? Recuerdo estar estudiando e investigando y, de repente, me acabo de despertar aquí. —Dijo Paloma.

—Sé que es confuso. Ya te lo contaremos. Ahora tenemos que salir de aquí. Tengo un mal presentimiento sobre este lugar. —Dijo Jon.

—Eso lo has sacado de Star Wars. —Dijo Paloma.

—Bueno, un poco sí. —Dijo Jon.

Entonces, los dos se abrazaron brevemente, antes de correr rápidamente hacia el portal donde estaba la salida al exterior.



Sombras de Odio II: El Sótano de los HorroresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora